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Los «chalecos amarillos» atizan nuevas crisis, de la angustia social a la violencia urbana

El movimiento comenzó a florecer, sin organización, sin líderes, sin portavoces oficiales, sin coordinación, con estallidos muy localizados, individuales y «mínimos» de protesta

Manifestantes del colectivo «chalecos amarillos» protestan contra la subida de los impuestos a los carburantes EFE
Juan Pedro Quiñonero

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En la fronda nacional de los chalecos amarillos se confunden de manera inextricable la angustia social de las clases medias de la Francia periférica, el hundimiento de los sindicatos y partidos políticos, y el estallido de un problema de orden público inflamable.

En ... su origen último , el movimiento comenzó a florecer, sin organización, sin líderes, sin portavoces oficiales, sin coordinación, con estallidos muy localizados, individuales y «mínimos», de protesta contra la subida de los carburantes, la carestía de la vida y la erosión creciente del poder adquisitivo, cuyas primeras víctimas son las clases medias que viven lejos de París, en la periferia de ciudades de provincias, en millares de pueblos pequeños o muy pequeños.

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