Carrascosa, condenada a 14 años de cárcel en EE.UU.

Carrascosa, condenada a 14 años de cárcel en EE.UU.

Catorce años de prisión son los que le han caído a María José Carrascosa, la abogada valenciana que ya lleva tres años presa en Estados Unidos por llevarse a España a la hija que tuvo con un estadounidense y negarse a devolverla a pesar de ... una orden en contra de la justicia norteamericana. La familia de la condenada reaccionó con indignación y abatimiento, afirmando que «los americanos son inhumanos e ignorantes» y acusando al gobierno español de defender a activistas saharauis mientras se inhibe en el caso «de una española».

No es fácil ver claro en un embrollo judicial que ha partido en tres una familia y que mantiene enfrentadas a la justicia de España y Estados Unidos. Carrascosa se casó en marzo de 1999 con el ciudadano norteamericano Peter Innes, al que había conocido recientemente en un chat de Internet. Rápidamente se mudaron al país del marido y ella quedó embarazada. Su hija Victoria nació en el año 2000. En el 2004 el matrimonio se separó y en el 2005 Carrascosa se llevó unilateralmente a la niña a España, de donde ya no ha salido «ni saldrá», advierte la familia.

La abogada logró en julio de 2005 que un tribunal valenciano le otorgara a ella la custodia y además ordenara la retirada del pasaporte a la niña, seguramente para cerrar el paso a que Peter Innes viajara a España y repitiera la hazaña de su exesposa en sentido inverso. Pero mientras esto pasaba Innes reclamaba ante la justicia norteamericana, que a su vez seguía su curso.

En 2006 un juez de Nueva Jersey concede la custodia de la niña al padre. En agosto de ese mismo año María José Carrascosa viaja a Estados Unidos –sin su hija- y asiste a una vista judicial del caso donde le ordenan la entrega inmediata de la niña y le retiran el pasaporte. Si desobedece al tribunal se expone a ir a la cárcel por desacato y por secuestro. De todos modos lo hace. El 21 de noviembre de ese año es apresada y encarcelada.

Se inicia entonces un rosario judicial a través del cual Carrascosa ha quemado hasta catorce abogados y ha llegado a pedir la intermediación de Baltasar Garzón . No hay demasiados puntos medios en este conflicto. La abogada, que encajó ayer su sentencia entre lágrimas y reivindicando «una nueva oportunidad de probar mi inocencia», asegurando que la justicia internacional le da la razón , cree que le sobraban motivos para llevarse a su hija a España. Acusa al padre de malos tratos y hasta de tratar de envenenarla lentamente para hacerse con su patrimonio.

Según esta versión, que coincide con algunas informaciones o rumores en la web que señalan a Peter Innes como un traficante de drogas y posible informante de la policía que se habría beneficiado de corruptelas judiciales a su favor, Carrascosa sería una madre heroica, capaz de aceptar la prisión y no ver durante años a su hija sólo por ponerla a salvo de un padre monstruoso.

Por supuesto existe otra versión de los hechos. El juez de New Jersey Donald Venezia, quien ayer condenó a Carrascosa a la pena más alta posible por los delitos de las que la encuentra culpable, la acusó de actuar sólo por «odio y venganza» y de haber tratado a su hija «como una mera propiedad, una pieza en el tablero de ajedrez». «Entérese, el juego se ha acabado», le espetó , «esto es lo que se merece por arrancar a su hija de sus propios brazos y de los brazos de su exmarido; usted debería pensar que en estas Navidades su hija no tendrá ni a una madre ni a un padre a los que abrazar , ni abrirá regalos con ninguno de ustedes».

Yendo a lo práctico, es posible que el juez haya impuesto una pena tan alta para evitar justo lo que los abogados de Carrascosa esperaran: que, puesto que ya lleva encarcelada tres años, pudiera salir inmediatamente si se le imponía la pena mínima de cinco años.

No ha sido así, y ante eso caben dos posibilidades: apelar o aceptar que la condena sea firme, para poder pedir así cuanto antes el traslado a una cárcel española. Ayer una hermana de Carrascosa se mostraba partidaria de esta opción. De todos modos la abogada podría seguir en sus trece y apelar porque, como su propia familia reconoce, «es muy cabezota».

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