De mal en peor

En Perú algo parecido a lo de Ecuador podría pasar. Pedro Castillo salió, en un par de semanas, de la nada y en primera vuelta se llevo todo. Todo lo que un candidato -con media docena empatados en torno al 10 por ciento- podía llevarse. Esto es: el 19 por ciento de los votos. En el balotaje tendrá que enfrentarse a Keiko Fujimori que, también por tercera vez, prueba suerte para llegar a la Presidencia pero apenas logró un 13 por ciento de apoyo.

Los analistas no daba un un centavo por ella pero lo cierto es que, la hija que repudió al padre y ahora se perdonaron mutuamente, terminó, una vez más, con su nombre como finalista.

El escenario difícilmente podría estar más polarizado y los candidatos ser peores. Castillo es la izquierda de la izquierda algo que, a la hora de la verdad, asusta a buena parte de los peruanos. Pero, el rechazo es el mayor consenso que logra la hija de «el chino». Los sondeos, antes de las elecciones, aseguraban que más de la mitad de la población daba su palabra de que nunca la votarían. Nunca digas jamás es lo que estaría ahora en no pocos sectores de aquellos que la negaron con tanto énfasis.

Entre lo malo y lo peor es lo que tienen que elegir los peruanos. Si Keiko lograra vencer, como Lasso, a la tercera, Perú se encontraría con una jefe del Estado en libertad condicional, con experiencia en la cárcel y acosada por la corrupción. En Perú fue donde más presidentes y políticos cayeron por el caso Odebrecht, incluido el suicidado Alan García. Eso, no significa necesariamente que fueran más corruptos, quizás, que la justicia funciona mejor.

El video del día después del sindicalista y docente que puso en jaque la efímera Presidencia de Pedro Pablo Kuczynsky (PPK) con una huelga de semanas, propone lo de antes, lo de los bolivarianos y el socialismo S-XXI: una nueva Constitución. También, «recuperar lo nuestro, los recursos estratégicos del Perú... el gas, el oro, la plata, el uranio, el litio», etc, etc, etc. Lo dicho, a votar o botarse a otro lado.