Cameron se resiste a más protección policial y a mudarse a Downing Street

La insistencia del primer ministro británico, David Cameron, en caminar por Whitehall, el barrio del Gobierno, sin fuerte escolta policial, preocupa a los encargados de su seguridad.

Esa insistencia, unida a la de conservar su teléfono Blackberry, le convierte en vulnerable a eventuales terroristas, ciberdelincuentes ... o simples locos, según funcionarios citados por el diario «The Times».

La aparente despreocupación del líder conservador inquieta también porque contradice otros mensajes oficiales sobre los peligros existentes para la seguridad nacional. Los servicios de inteligencia internos -el MI5- mantienen en «alto» el actual nivel de riesgo ante un atentado terrorista.

Cameron se dedica a «pasear como por su jardín mientras el público tiene que soportar las fuertes medidas de seguridad en los aeropuertos, y el Parlamento está rodeado de barreras y policías armados», comentó en tono crítico uno de esos funcionarios, que pidió el anonimato.

Su insistencia en conservar su Blackberry recuerda la disputa que tuvo el presidente de EE.UU., Barack Obama, con las agencias de seguridad de su país tras su entrada en la Casa Blanca.

Obama aceptó finalmente un nuevo teléfono encriptado, y al primer ministro británico le han hecho la misma recomendación para minimizar el riesgo de ciberpiratería y espionaje, asegura «The Times». Según personas que conocen bien al líder «tory», a éste le molesta la continua presencia en sus proximidades de agentes de la policía y «quiere escapar de esa burbuja de seguridad».

Un barrio-fortaleza

El matrimonio Cameron no ha pasado aún a ocupar la residencia oficial del número 10 de Downing Street, y el ministro de Finanzas, George Osborne, y su esposa son también reacios a dejar su domicilio privado del barrio de Notting Hill y trasladarse al número 11 de esa misma calle.

Según expertos antiterroristas, si Cameron y Osborne se niegan a abandonar sus domicilios particulares para ir a vivir como vecinos a Downing Street, calle convertida en una auténtica fortaleza, habrá que instalar sistemas de alarma, videocámaras y otros mecanismos de seguridad en sus casas, lo que costará millones de libras.

Sin embargo, los actuales vecinos de Cameron están supuestamente enojados por el hecho de que la policía haya colocado en su calle un cordón de seguridad, que sólo les supone molestias.

El nuevo Gobierno de coalición conservador-liberaldemócrata quiere que los secretarios de Estado renuncien en la medida de lo posible a sus automóviles oficiales y utilicen en cambio el transporte público de acuerdo con un nuevo código de conducta con el que se pretende disminuir ese tipo de favores.

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