«Una vez fui yo el futuro», dice Cameron en un adiós lleno de humor

Fue su coda. Acto seguido resonó una enorme salva de aplausos y vítores, con todos sus diputados puestos en pie. También se levantaron algunos liberales, entre ellos Nick Clegg , que fuera su vicepresidente en la coalición, y hasta Jeremy Corbyn aplaudió brevemente sentado en su bancada . Cameron se fue con elegancia y sentido del humor y también enumerando sus logros: el déficit público se ha recortado en dos tercios , hay 2,5 millones más de personas trabajando que en su llegada al poder, un millón más de empresas y 2,9 millones más de aprendices con contrato. «Hoy hay 450.000 niños menos viviendo en hogares donde nadie trabaja», se ufanó con legítimo orgullo el primer ministro saliente, que nada dijo de su gran baldón: haber llevado a su país al desfiladero del Brexit , donde lo deja.

Cameron se sometió a su última sesión de control con su George Osborne, su amigo y favorito, sentado a su derecha y su sucesora, Theresa May , a su izquierda. A May la definió como «una brillante negociadora» y a preguntas de la oposición le recomendó «estar lo más cerca posible de la UE» y recordó que es «vital» conservar el acceso al mercado único .

Pero fue sobre todo una sesión para la emoción . El veterano diputado tory Ken Clarke, el ex ministro de Thatcher que ha definido a May como «esa maldita mujer difícil», elogió desde su escañó el «liderazgo, elegancia e ingenio» de los que ha hecho gala Cameron en sus sesiones de control. Lo cierto es que fueron la seña distintiva de la última de un historial de 182.

El tono festivo arrancó cuando un diputado recordó al primer ministro saliente que hay dos vacantes en la vida británica: la de presentador del afamado programa de motor de la BBC, «Top Gear», y la de seleccionador inglés . «Uf, eso es más duro que ser primer ministro », despejó Cameron.

Corbyn, que estos días vive un calvario en su propio partido, con una sublevación en marcha para echarlo, estuvo correcto e ingenioso también, en el punto adecuado esta vez. Comenzó agradeciendo a Cameron sus seis años de servicio, aún señalado sus casi constantes desacuerdos, y destacó de su labor el matrimonio gay y la liberación de Shaker Aamer, un musulmán británico que estaba preso en Guantánamo. Luego le expresó sus parabienes para su futuro y el de su familia y le recordó que «ser querido por los tuyos es lo que marca la diferencia en la vida» . Ya en tono socarrón, aconsejó a la madre de Cameron sus consejos sobre corbatas y canciones.

Con el mismo tono zumbón, Cameron contestó al líder de la oposición diciéndole que admiraba «su tenacidad». « Me recuerda al Caballero negro del chiste de Monty Python, al que la gente cosía a puntapiés, pero que continuaba diciendo que él seguía adelante, que eran solo heridas superficiales». Y todavía le lanzó otra puya más: los laboristas piden eficacia, pero ni siquiera han sido capaces de aclarar las reglas para derrocar al propio Corbyn.

El todavía líder de la oposición estuvo atento al quite: «La democracia es algo maravilloso. Yo la disfruto cada minuto» , una manera irónica de aludir a que él sigue en su puesto y Cameron ya ha caído. La sesión fue todo un gran juego de humor inglés, plagada de dobles sentidos.

Cameron también desmintió su supuesta mala relación con el ya famoso gato Larry, el minino jefe de Downing Street, al que ha dejado allí . Como prueba del afecto por él que declaró mostró a los diputados una foto suya en el Número 10 con el gato blanco y negro en su regazo. Luego subió la imagen a Twitter.

La mujer y los tres hijos de Cameron vieron su adiós desde la tribuna de invitados . El primer ministro les lanzó un saludo con la mano en el último párrafo de su discurso, cuando elogió el servicio público: «Lo último que quiero decirles –comentó a los diputados- es que pueden lograr un montón de cosas en política. Pero al final todo va de servicio público, del interés nacional. Nada es realmente imposible si pones tu mente en ello . Al fin y al cabo, como dije en una ocasión, yo una vez fui el futuro». Y tras esa bonita frase melancólica comenzaron los aplausos cerrados, que recibió también de los empleados de los Comunes cuando salía con su coche rumbo a Buckingham, a presentar su dimisión a la Reina .

La soberana recibirá después de Cameron a Theresa May. Le preguntará por sus intenciones y programa de Gobierno y luego le encargará formar Gobierno. May se dirigirá al Número 10 ya como primera ministra . Allí saludará a los altos funcionarios encargados del traspaso de poderes y la informarán de los protocolos básicos de seguridad nacional, pues entre sus atribuciones estaría en teoría activar el uso del arsenal nuclear británico , el programa Trident de submarinos atómicos, cuya renovación se votará precisamente el próximo lunes en el Parlamento.

A media tarde se espera la primera alocución de May y a continuación, los nombres de su consejo de ministros, incluido el del titular de una posible cartera específica del Brexit. También recibirá las llamadas de felicitación de otros líderes.

Cameron fue el primer ministro más joven de la historia. May será la segunda mujer tras Thatcher y la de más edad desde Jim Callagham en 1976.