Eje Brasil-Irán, una relación estratégica que refuerza el papel de ambos países

EFE Lula da Silva y Mahmud Ahmadineyad escuchaban ayer los himnos nacionales de Brasil e Irán en el Palacio Presidencial de Teherán

Luis Inacio Lula da Silva ha sido recibido por el régimen de los ayatolás con los honores y la pompa reservados a un aliado de peso. El presidente brasileño también lo tiene sin duda en la comunidad internacional, pese a que Washington y la mayoría ... de las capitales europeas le consideran demasiado escorado hacia la nebulosa de la izquierda «altermundista». Y por creerle un estadista de talla, Estados Unidos y Rusia habían confiado en manos de Lula la «última oportunidad» para que Irán y la comunidad internacional negocien una salida a la crisis desatada por el enriquecimiento de uranio en las plantas iraníes. Pues nada de nada, al parecer.

El presidente de Brasil se entrevistó ayer por la mañana con su homólogo iraní, Mahmud Ahmadineyad, y acto seguido con el Guía de la República Islámica, Alí Jamenei. Nadie pronunció una sola palabra, en las comparecencias de prensa posteriores, sobre el dossier nuclear. Sí, en cambio, hubo un enigmático agradecimiento de Ahmadineyad a Lula por «defender el derecho de la nación iraní y sus opciones para reformar el orden mundial». Brasil e Irán, «juntos, podemos combatir la injusticia internacional y aportar los cambios necesarios», dijo el presidente iraní. A lo que Lula respondió: «Brasil considera sus ralaciones con Irán como estratégicas, porque los dos países juntos podemos actuar con más fuerza». Algo así como el eje Brasil-Irán.

La «deserción» de Erdogán

Quien no debió confiar mucho en las posibilidades de una negociación seria fue el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogán, que estaba citado también ayer en Teherán. Erdogán rechazó viajar ante la falta de una implicación seria por parte de Irán para allanar el camino a unas negociaciones. Hoy, Ahmadineyad y Lula mantendrán un nuevo encuentro en el que la cuestión nuclear podría salir a relucir, aunque nadie parece confiar mucho en ello.

Muy lejos de las preocupaciones de Estados Unidos e Israel por el programa atómico iraní, Lula llegó a Teherán con el pragmatismo por bandera y se dedicó a cerrar acuerdos comerciales, no en vano el encuentro llevaba como lema «IV Foro Comercial Irán-Brasil». Suscribieron hasta ocho acuerdos de entendimiento entre líneas de financiación, acuerdos comerciales, intercambios de tecnología y colaboración en el terreno energético, principalmente el petrolero. Ambos mandatarios coincidieron en que el actual sistema financiero internacional es «inseguro» y abogaron por un «nuevo orden económico mundial».

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