Blackwell y Crump, las dos caras de los abogados de George Floyd

Ahora doce jurados decidirán la suerte de Chauvin, que se enfrenta a varios cargos por homicidio , pero su juicio es doble: el que se ventila puertas adentro en el juzgado, con presentación de pruebas e interrogación de testigos; y el que se celebra fuera, en la opinión pública, sobre la prevalencia de estos abusos a la minoría negra y la necesidad de reformas que acaben con esa lacra.

Por parte de la acusación, los líderes en uno y otro son Jerry Blackwell y el propio Crump, dos abogados negros de procedencias diferentes , pero que reman en el mismo sentido: conseguir justicia para Floyd con la condena de Chauvin y con la concienciación social sobre los abusos policiales. Blackwell es el menos conocido de los dos. Al menos, hasta esta semana. Es un abogado prestigioso de Mineápolis, fundador del bufete Blackwell Burke P.A., que ha sido reclutado para que forme parte del equipo de fiscales en este caso. Lo fichó Keith Ellison, fiscal general de Minnesota y un político de trayectoria amplia: fue diputado en Washington y llegó a presentarse en 2016 para presidir el partido demócrata como candidato de la corriente izquierdista (ganó el candidato apoyado por Barack Obama).

Blackwell ha trabajado en casos para grandes compañías como 3M, Walmart o General Mills contra reclamaciones de empleados o clientes y es un habitual e n los rankings de los mejores abogados de Minnesota . Participa en el caso sin cobrar, con la única recompensa de conseguir la victoria en un juicio que tendrá un gran impacto en la comunidad negra de EE.UU. y repercusión en todo el mundo. En una reciente incursión en un caso relacionado con derechos civiles, consiguió una victoria simbólica pero significativa: arrancó un perdón póstumo para Max Mason, un trabajador del circo, de raza negra, que fue condenado de forma injusta por violación en 1920, meses después de que tres compañeros fueran linchados por la misma acusación.

El juicio a Chauvin, retransmitido en directo , le convierte ahora en uno de los rostros más conocidos del panorama legal de EE.UU. Él fue el encargado de exponer las declaraciones iniciales de la acusación y ha liderado hasta ayer el interrogatorio de testigos. Fuera de los juzgados el que manda es Crump. En 2006 era un abogado que empezaba a hacerse un nombre en las reclamaciones de daños personales en Tallahassee, la capital de Florida. Le llegó un caso de un joven de 16 años que había muerto durante su detención en un centro para menores. Crump descubrió que falleció por una paliza de los guardas. El caso le dio relevancia y se especializó en episodios de abusos a negros por parte de la policía. Trayvon Martin, Michael Brown, Ahmad Arbery, Breonna Taylor o George Floyd. Son algunos de los nombres que se repetían en las protestas contra el racismo del verano pasado, casos de abusos con relevancia nacional en los que Trump ha servido de abogado, asesor, activista y casi guía espiritual para las familias de las víctimas. Tiene una presencia constante en los medios de EE.UU. y con Floyd, como fuera del juzgado, también en los de todo el mundo.