Biden y Putin rebajan la tensión, pero mantienen sus diferencias de fondo

Sí hablaron «en detalle sobre medidas concretas de control de armamento» en las que «es muy posible que podamos llegar a un acuerdo», dijo Putin, y emplearon la mayor parte de las más de dos horas de conversación en cuestiones de ciberseguridad , lo que derivó en un acuerdo para abrir consultas sobre este asunto a nivel de ministros de Exteriores. Los embajadores de ambos países, que fueron retirados en abril, volverán a sus puestos y las dos administraciones reabrirán las vías formales de comunicación. Pero lo que marca el antes y el después de la cumbre que Putin y Biden mantuvieron este miércoles en Ginebra es la decisión de enterrar el hacha de guerra diplomática y la determinación de colaborar allí donde haya intereses mutuos.

«Aquí no se trata de confianza, sino de intereses», clarificó el presidente estadounidense bajo un sol de justicia como pocos días acontece a orillas del lago Lemán y que Biden soportó como un jabato durante más de una hora de rueda de prensa, a pesar de su edad. A Putin, sin embargo, le tocó un escenario a la sombra para su comparecencia, en la que también repitió la palabra ‘pragmatismo’ en varias ocasiones. A lo máximo que aspiraba el presidente ruso era a restaurar «los contactos personales, el diálogo directo y a crear mecanismos funcionales en áreas de interés mutuo», dijo, abierto a cooperar en áreas como la estabilidad, el control de armamento y la ciberseguridad, así como la lucha contra el terrorismo y contra el coronavirus.

«Putin no entiende por qué digo o lo que digo ni por qué hago lo que hago», confesó Biden tras la charla, «le he explicado que mi agenda no está diseñada contra Rusia sino a favor del pueblo americano. Y ningún presidente americano puede dejar de defender los valores democráticos, las libertades y los derechos de cada ser humano, esté donde esté, porque eso forma parte de la identidad de nuestro país. Así somos nosotros y he tratado de explicárselo».

Biden se refirió también a que buscar el diálogo y la paz con otras naciones forma igualmente parte de su identidad, por lo que, a pesar de las «muy significativas divergencias» entre los dos líderes, está dispuesto a dar pasos de acercamiento. Pero despacio. «Dentro de tres o seis meses veremos si lo hablado aquí ha sido positivo y podremos seguir hablando», siempre en la línea de buscar «estabilidad y predictibilidad» en las relaciones. Dejó por tanto la pelota en el tejado ruso.

Putin reconoció que discutieron un posible intercambio de prisioneros y que podría haber «compromisos» posibles, después de que Biden plantease la cuestión de «ciudadanos encarcelados en Rusia». Biden reafirmó el «compromiso de Estados Unidos con la soberanía y la integridad territorial de Ucrania» y planteó también 16 críticas específicas a políticas rusas que obstaculizan el acercamiento, señalando como la principal de ellas la «responsabilidad de actuar contra los criminales cibernéticos».

Además reaccionó a declaraciones de Putin previas a la cumbre que calificó como «ridículas», en las que había comparado el movimiento de oposición ruso con las imágenes de enero en el Capitolio . «Una cosa es que rompan un cordón policial y otra denunciar que no se les deja hablar libremente, la comparación es ridícula», reprochó.

Abierto a cooperar en áreas como la estabilidad, la lucha contra el terrorismo y contra el coronavirus, insistió en que «cuando miro los ciberataques que se sufren en Rusia, veo que la mayoría de ellos proceden de EE.UU.», aunque admitió la posibilidad de avanzar en ese campo, y se centró en el control de armas.

Rusia planteó el año pasado dos propuestas que EE.UU. ha ignorado hasta ahora y desearía sean tomadas en cuenta: la introducción de una moratoria al despliegue de misiles de corto y medio alcance en Europa y la reanudación de la cooperación en el campo de la seguridad de la información internacional. El presidente ruso considera «destructiva» la política de EE.UU., que llevó en 2002 al abandono del tratado antimisiles, en 2019 el de eliminación de misiles nucleares de corto y medio alcance (INF) y en 2020 el de Cielos Abiertos, un acuerdo multilateral que garantiza la transparencia en el control de armas. De hecho solo queda en pie un tratado de desarme entre las dos potencias, el ‘New Start’ prolongado a principios de año hasta 2026. Rusia quiere ampliar la agenda e incluir nuevos tipos de armas, como las hipersónicas, que no forman parte de ese tratado. Putin anunció que ambos acordaron comenzar negociaciones sobre energía nuclear, iniciar conversaciones para reemplazar potencialmente el nuevo tratado ‘Start’ e incluir las armas nucleares chinas.

Otra de las grandes diferencias entre los discursos de los dos presidentes es que Putin vivió esta cumbre como una bilateral al uso, insistiendo en hablar con el estadounidense de tú a tú, en una posición de igualdad como potencias globales, mientras que Biden circunscribía la conversación en la gira de contactos europeos, con el G-7 y la OTAN , como parte de un puzle de equilibrio geopolítico en el que Rusia es una pieza más. «Rusia quiere desesperadamente ser relevante», juzgó Biden cuando estaba ya a punto de subir al avión presidencial y había tenido algo más de tiempo para recapacitar sobre los términos en los que había tenido lugar la conversación. «Deberíamos ser capaces de colaborar allí donde tenemos intereses mutuos y esa es la dinámica a seguir», señaló Biden, «lo último que queremos es una guerra fría, sería ilógico volver a los años sesenta y no creo que a Putin le intereses eso». «China se está moviendo de forma agresiva, es lo que he tratado de hacerle ver y creo que lo ha entendido», se refirió por única vez a la razón última y asiática de la celebración de esta cumbre en Ginebra.

Pero al margen de la interminable lista de diferencias, ambos destacaron que había sido una reunión «constructiva» y «fructífera». Putin dedicó una serie de elogios a Biden que bien podían ser entendidos como desaires a Trump. «Es un hombre profesional, muy equilibrado, es obvio que se trata de un hombre muy experimentado», dijo, y añadió que su predecesor fue «diferente». «Tiene valores morales y eso resulta muy atractivo», siguió con los elogios, «yo diría que no ha habido ninguna hostilidad entre nosotros».

«El tono de la conversación ha sido muy bueno», aseveró Biden, que al preguntársele por sus advertencias a Rusia respondió que «en esta cumbre no ha habido amenazas, sino afirmaciones». Después de declaraciones muy duras en los últimos meses, Biden asintió con la cabeza, aunque declinó pronunciar palabra, cuando un periodista le preguntó desde detrás de la barrera de seguridad si es posible confiar en Putin. El acercamiento no da aún, sin embargo, para organizar una visita oficial. Putin admitió que «no se dio una invitación de ese tipo» y que no hay en el horizonte todavía un posible viaje a Washington , porque «deben cumplirse para eso determinadas condiciones».