análisis
Deshielo fallido entre las dos Coreas
El régimen de Kim Jong-il rompe el diálogo al fracasar los primeros contactos militares tras el bombardeo de la isla de Yeongpyeong, pero EE.UU. y China presionan para volver a las negociaciones de desarme nuclear
pablo m. díez
Se trataba del primer encuentro oficial entre las dos Coreas tras el bombardeo en noviembre de la isla de Yeonpyeong, que las empujó al borde de la Tercera Guerra Mundial, y las expectativas eran altas. Como en los tiempos de la Guerra Fría, una delegación ... de coroneles surcoreanos y norcoreanos se había citado en las casetas del puesto fronterizo de Panmunjom, en plena “Zona Desmilitarizada” del Paralelo 38. Tras los recientes llamamientos al diálogo por parte tanto de Seúl como de Pyongyang, la reunión tenía como objetivo sentar las bases de una cita posterior a niveles más altos. En teoría, debía ser la primera foto del deshielo entre el Gobierno del conservador Lee Myung-bak y el régimen estalinista de Kim Jong-il.
Pero ni siquiera los peones del tablero, que comandaban esta vanguardia negociadora, han podido ponerse de acuerdo sobre la agenda de los asuntos a tratar. El motivo es bien sencillo: Corea del Sur exige una disculpa formal por el ataque con obuses de artillería sobre la isla de Yeongpeong, que dejó dos soldados y dos civiles muertos y destruyó una veintena de casas el pasado 23 de noviembre. Además, Seúl quiere que Corea del Norte reconozca su responsabilidad en el hundimiento en marzo de la corbeta “Cheonan”, en el que perecieron 46 marineros surcoreanos.
Según las conclusiones a las que llegó una comisión internacional, aunque compuesta únicamente por aliados de Corea del Sur, la embarcación fue hundida por un torpedo norcoreano. Pero Pyongyang niega reiteradamente el ataque e insiste en su inocencia. Algo, por otra parte, difícil de creer si tienen en cuenta sus monstruosos precedentes, como el atentado con bomba que destruyó en pleno vuelo un avión surcoreano con 115 pasajeros en 1987 o el secuestro en los años 70 y 80 de ciudadanos japoneses para enseñarle dicho idioma a sus espías.
Además, el régimen del “Querido Líder” insiste en que el bombardeo de la isla de Yeonpyeong, que se sitúa a sólo diez kilómetros de Corea del Norte en una zona disputada de su frontera marítima, fue la respuesta a unos ejercicios de tiro surcoreanos sobre lo que considera sus aguas territoriales.
“Han revelado así su siniestra intención de utilizar los contactos militares a alto nivel como escenario de la confrontación intercoreana”, denuncia Pyongyang a través de un despacho difundido por la agencia estatal de noticias KCNA. “El Ejército y el pueblo de Corea del Norte no sienten la necesidad de seguir negociando más con un grupo de traidores, ahora que no desean ver una mejora de las relaciones entre el Norte y el Sur y rechazan totalmente el diálogo”, concluye el órgano de propaganda de Kim Jong-il.
La imagen de los militares norcoreanos levantándose abruptamente de la mesa de negociaciones refleja el fracaso del deshielo entre Seúl y Pyongyang. Pero eso no significa que ambas partes no vuelvan a intentarlo de nuevo en un plazo de tiempo más o menos corto.
Tanto Estados Unidos como China ya están presionando para que la vuelta a las negociaciones a seis bandas sobre el desarme nuclear norcoreano, que Seúl y Pyongyang han pedido, venga precedida por un acercamiento y una mejora de las relaciones en la Península.
Cada vez más aislado y obsesionado con allanar la sucesión a favor de su hijo menor, Kim Jong-il necesita desesperadamente ayuda humanitaria para su sufrido pueblo, que se muere de hambre mientras el “Querido Líder” se gasta una millonada en su programa atómico. Por su parte, el presidente de Corea del Sur, Lee Myung-bak, ha pasado de amenazar con la guerra en caso de nuevas provocaciones del Norte a pedir que ambas partes retomen el diálogo.
Como en toda negociación, la cuestión estriba en saber de qué quiere hablar cada uno. Según los expertos, Corea del Norte podría disculparse por el ataque sobre Yeonpyeong, pero jamás aceptará su implicación en el trágico naufragio de la corbeta “Cheonan”. Ahora que ambas partes han puesto las cartas sobre la mesa y han abandonado la partida, llega el momento de repartir otra vez y fijar una nueva fecha y su agenda. En esta primavera tardía de Asia, que ha devuelto las nieves de un invierno que se resiste a marcharse, quizás era demasiado pronto para el deshielo entre las dos Coreas.
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