El Estado Islámico impone el terror a base de asesinatos colectivos

La primera acusación es la de colaborar con los gobiernos de Damasco o Bagdad, pero también se aplica la pena máxima por blasfemia, protestas contra el califato, tráfico de drogas… la lista de motivos es larga, según recoge el OSDH, organismo con sede en Londres, pero con una amplia red de colaboradores sobre el terreno. En cuanto a los métodos empleados, lo más habitual es el disparo en la cabeza, pero también se recurre a la decapitación y lapidación en las plazas públicas de las localidades y ante las cámaras de los teléfonos o de los medios del propio EI. En el caso de ciudadanos homosexuales también se les ha lanzado al vacío desde los edificios más altos.

Entre la lista de asesinados por el EI elaborada por el organismo de derechos humanos hay registrados 139 de sus propios miembros por «exceder los límites de la religión y espiar para otros países», en muchos de los casos se trata de jóvenes que tras pasar una temporada en la yihad decidieron volver a sus países de origen y trataron de escapar desobedeciendo las órdenes de sus mandos.

El otro gran grupo de víctimas de esta política de purgas son los miembros de grupos islamistas de la oposición armada que no han jurado lealtad al califa. Según el OSDH 143 combatientes del Frente al Nusra, filial de Al Qaeda (AQ) en Siria, y de otros grupos islamistas rivales, también han sido asesinados desde la instauración del califato.

El líder de Al Nusra, Abu Mohamed Al Golani, concedió una entrevista al canal catarí Al Jazeera, la segunda desde 2013, en la que aseguró que «tenemos órdenes de AQ de no usar Siria como base para ataques a Occidente». De espaldas a la cámara y encapuchado, Al Golani dedicó la hora larga de entrevista a dejar claro que su objetivo prioritario es «luchar contra el régimen y sus agentes sobre el terreno como Hizbolá». Al Golani se mostró seguro de que «Assad tiene los días contados».