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caso nisman

Juego sucio de espías en Argentina

La guerra eterna en el submundo político argentino se debe en parte a que no existe un servicio de inteligencia hegemónico

Juego sucio de espías en Argentina efe

david gistau

El señor Y es un veterano de los servicios secretos tan obsesionado por su profesión que una vez creyó que le habían arrancado la página de un diario que daba la noticia de un asesinato político: «Mandé traer varias ediciones y en ninguna estaba. Fue ... una autosugestión. Ahí vi que tenía que parar un tiempo y me fui a una isla a que una negra me chupara el culo». Bajo el gobierno de De la Rúa, participó en la reestructuración de la SIDE cuando había «demasiado desbarajuste con la guita» y vio venir la conspiración de diciembre de 2001, cuando los comisarios peronistas bajaron a la Plaza de Mayo a poner muertos en el «sancta-santorum de la nación» y entre los funcionarios de Inteligencia hubo reparto de pistolas Glock por si el asalto operado por el justicialismo resultaba incontenible. La siguiente cúpula del servicio creyó que el señor Y se había llevado consigo grabaciones comprometedoras. Una tarde, al entrar en casa, el señor Y se encontró con tres operadores enmascarados que lo arrodillaron y le tendieron un vaso de whisky: «Flacos, esto que me dan no me enviará al otro lado, ¿verdad?». «Bebételo, boludo, es sólo para que podamos trabajar tu casa tranquilos». «Espero que al menos hayan elegido un whisky decente», dijo antes de beber. Cuando despertó, con su propio vómito en la mejilla, con los ordenadores robados y el apartamento reventado, salió a la calle todavía drogado y entró en tiendas de electrodomésticos «pateándolo todo» para exigir que le devolvieran las computadoras.

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