Strauss-Kahn, en la charca de sus escándalos prostibularios

Tras cuatro largos años de investigación policial e instrucción judicial, el proceso de la vida nocturna y prostibularia de DSK, en el Hotel Carlton de Lille (norte de Francia), con muchas ramificaciones en Washington, París y Madrid, deberá reconstruir por lo menudo el funcionamiento práctico de una red de prostíbulos y prostitutas que estuvieron durante varios años al servicio de un personaje que utilizó tales «servicios» cuando era la gran promesa presidencial del PS y uno de los hombres más influyentes del mundo, como presidente del FMI.

Los abogados de DSK denuncian un «montaje». Pero la justicia ha podido reconstruir el funcionamiento de una red de comercio prostibulario con muchos testimonios directos de prostitutas y proxenetas profesionales.

Un larguísimo rosario de testimonios verbales, mensajes y grabaciones telefónicas, filtrados regularmente a la prensa, desde hace varios años, dejan al descubierto una «doble vida» pantanosa, siniestra, con muchos flecos crapulosos.

Varias prostitutas han contado por lo menudo los «gustos» del antiguo líder socialista: mujeres «asaltadas» en los lavabos, con cierta violencia física; «víctimas» atadas en una cama antes de ser sodomizadas; un lenguaje «muy crudo» con referencias constantes de carácter obsceno, procaz; una «tentación permanente» por las «relaciones de poder y fuerza».

Prostitutas y proxenetas profesionales coinciden, así mismo, en un punto capital del proceso: los «servicios» en Lille, París y Washington, con alguna escapada a Madrid, estaban organizados y «tarifados» (al precio fuerte) para «satisfacer» los «gustos personales» del principal acusado.

DSK, por su parte, se considera «víctima» de una «maquinación», repitiendo, una y otra vez, desde el 2011, que él «desconocía» la profesión de las prostitutas que se ponían a su servicio, para cumplir sus «órdenes». El antiguo patrón del FMI insiste en que, para él, se trataba de «chicas independientes» que «vivían su vida libremente», sin «sospechar» que podían cobrar por satisfacer sus más oscuros deseos.

Junto a DSK, también están acusados de proxenetismo el director de relaciones públicas del hotel donde se celebraban la mayor parte de las «sesiones de libertinaje», dos proxenetas franco-belgas, un oficial de policía y varias prostitutas.

El proceso que comienza este lunes, en el Tribunal de Gran Instancia de Lille, se ha convertido en un espectáculo «hard», con presencia masiva de prensa escrita, radio y televisión, a la caza y captura de los secretos prostibularios de un personaje que fue el socialista más popular e influyente de Francia durante varios años, antes de caer en el pozo negro de una charca de escándalos sexuales y prostibularios.