Grecia acude a votar entre el desencanto y las ansias de cambio

A día de hoy la economía no ha terminado de despegar, las medidas de austeridad han fracasado, la pobreza se ha acentuado y el paro sigue siendo el problema más grave: roza el 26% y más del 50% en los jóvenes. Estos factores han provocado que dos generaciones extremas se den la mano a la hora de hacer frente a la falta de trabajo, pero no parece que vayan a hacerlo también coordinados a la hora de actuar en las urnas. De ahí que resulte bastante incierto el resultado. Mientras, la UE se mantiene vigilante, consciente de lo que está en juego.

Los jóvenes, en su mayoría, pretenden optar por el castigo a los partidos tradicionales, a los que culpan de la situación actual. Sus padres miran con recelo a Alexis Tsipras, quien a sus 41 años lidera el partido izquierdista Syriza y que, de momento, se presenta como el ganador de estas elecciones según las últimas encuestas.

«A causa de lo que votaban nuestros padres y nuestros abuelos nos es muy difícil ahora a los de mi generación encontrar un puesto de trabajo» asegura a Efe Nikos, de 21 años y que gana 480 euros al mes -el salario mínimo interprofesional para los jóvenes- vendiendo en la calle tarjetas telefónicas seis horas al día pese a ser enfermero.

En el otro extremo, los mayores de 65 años -afectados por medidas como la drástica reducción de sus pensiones- siguen depositando su confianza en los dos partidos que han gobernado Grecia desde la caída de la Dictadura de los Coroneles, en 1974: el consevador Nueva Democracia y el socialdemócrata Pasok. «No quiero votar a favor de este irresponsable jovencito (Tsipras) que confiscará los depósitos bancarios», declara a Efe Efthia, de 73 años.

La última vez que los griegos acudieron a votar fue en las elecciones europeas , el pasado mayo de 2014. En ellas el 39,5% de los electores de entre 18 y 24 años votó a Syriza, mientras que el 21,1% optó por el partido neonazi Amanecer Dorado. Sólo un 10,5% de ellos apostó por Nueva Democracia, del actual primer ministro Andonis Samarás, y menos aún, sólo un 2,6%, lo hizo por Pasok, según un estudio del instituto demoscópico VPRC. En el caso de los mayores de 65 la situación es radicalmente distinta: el 37,9% votó a Nueva Democracia, el 14,5% a Pasok, un 18,5% a Syriza y sólo un 5,1% confió en Amanecer Dorado.

Atenta y en constante vigilancia se encuentran ante esta situación la UE y la Eurozona, conscientes de que una eventual victoria de Syriza supondrá grandes conflictos en lo económico, además del más que mencionado y analizado posible «contagio» a otros países, incluida España con «Podemos». Sin embargo, pese a la relevancia de lo que se juega este domingo en las urnas, las cosas han cambiado mucho en los últimos años. Atrás quedan esas insinuaciones de Grecia y su amenaza de abandonar el euro en 2011 con el anuncio de un referéndum sobre el rescate, pero aún se recuerda cómo el líder del Syriza, Alexis Tsipras, abogó entonces por abolir el memorando de entendimiento suscrito con la troika, renegociar el préstamo y decretar una moratoria del pago de la deuda y sus intereses.

Ahora, a diferencia de 2012, en el peor momento de la crisis de deuda, la eurozona está mejor preparada para reaccionar ante cualquier foco de inestabilidad, con cortafuegos, una unión bancaria y un Banco Central Europeo (BCE) más activo. De ahí que haya manifestado a Grecia que sabe que debe cumplir su parte del acuerdo y en las últimas semanas le ha hecho saber que apoyará al país si acata sus compromisos.

Por su parte, el jefe de Finanzas de Syriza, Yannis Dragasakis, ha asegurado que un Gobierno griego de izquierdas no negociará «a punta de pistola» con los socios y no aceptará el 28 de febrero, cuando finaliza la prórroga del rescate, como fecha límite para llegar a un acuerdo con los acreedores. El diputado izquierdista, barajado como potencial ministro de Finanzas de un Gobierno liderado por Syriza, ha evitado hablar de plazos y ha afirmado que el calendario vendrá con la negociación. Eso sí, ha insistido, en que, si Syriza gana las elecciones generales del domingo en Grecia, el nuevo Gobierno necesitará tiempo para desarrollar sus objetivos fiscales o su plan nacional de reformas o de la deuda.