Los partidos dan la batalla por el voto heleno indeciso

Más de dos millones de los indecisos son de personas mayores de 70 años, que tradicionalmente apoyan a los conservadores. Pero esta vez están muy enfadados ante unos recortes de hasta el 50% de sus pensiones , con la subida de impuestos y viendo cómo sus hijos y nietos pierden el empleo o no lo encuentran.

Todos los partidos luchan a la desesperada por ese voto indeciso que podría echar por tierra todos los pronósticos hechos hasta ahora. En el caso de Nueva Democracia, y a la vista de que su diferencia con los radicales es menor del 5%, alientan la baza del miedo al futuro, que en este caso no es está del todo injustificado: recuerdan las recientes advertencias de los líderes europeos sobre el daño que podrían autoinfligirse los griegos si no cumplen sus compromisos económicos y juegan con el temor a que, si gana Syriza, se abrirá una etapa de peligrosa inestabilidad con riesgo de quiebra económica.

Nueva Democracia había perdido un cierto número de votos que se habían marchado con Amanecer Dorado, pero la mayoría han vuelto al partido asustados por las revelaciones de las brutales actividades neonazis de ese partido.

En los últimos meses, los conservadores también ha visto cómo algunos de sus votantes se plantean votar a Syriza para mostrar su enfado por los recortes, la reducción de pensiones y sueldos, y la subida de impuestos. Para intentar detener esta sangría, Nueva Democracia está haciendo una campaña puerta a puerta, en la que asegura también que el tiempo de los ajustes ha terminado.

Los radicales de Syriza se benefician de un considerable número de votos procedentes de los socialistas del Pasok –que vive una de sus peores crisis de identidad– y de los comunistas. Su estrategia ahora se centra en lanzar un mensaje positivo y moderar el discurso para ganarse la confianza de la clase media.

El Pasok no solo sufre una sangría por parte de Siryza. Pierde votos también hacia el movimiento de centro izquierda El Río (To Potami), y hacia el nuevo partido socialista del ex primer ministro, Yorgos Papandreu , que podría ganar entre un 1.5 y un 2.5%. Un porcentaje insuficiente para entrar en el Parlamento, pero que no deja de hacer daño al Pasok.

Los comunistas retroceden, según los analistas, por su negativa a pactar con Syriza. Pero la situación puede cambiar. Muchas figuras relevantes del movimiento se sienten hartos de estar siempre en la oposición y creen que ha llegado el momento de gobernar, aunque sea con los radicales. Los nacionalistas de Griegos Independientes han protagonizado varios escándalos por compra de votos durante las elecciones presidenciales. No está claro que vayan a entrar en el Parlamento. Si estos y otros partidos minoritarios no obtienen representación parlamentaria, el actual sistema electoral favorecerá al partido más votado, lo que podría convertirse en un importante regalo para los radicales.