Egipto, en el punto de mira de los yihadistas

El portavoz islamista, Abu Mohamed Al Adnani, fue el encargado de lanzar el doble llamamiento a través de un mensaje de audio difundido en las redes bajo el título de «Alá los vigila». Adnani pidió directamente a los yihadistas de la península del Sinaí que intensifiquen su guerra contra los militares egipcios y «minen sus caminos, ataquen sus cuarteles y viviendas, corten sus cuellos, no los dejen sentirse seguros y conviertan sus vidas en un terror e infierno». El portavoz yihadista alabó a los combatientes del Sinaí porque sus acciones son un golpe directo a «los protectores de los judíos» dirigidos por «el nuevo faraón», en referencia al presidente Abdelfatah Al Sisi.

Este mensaje del EI llegó 24 horas después de que dos policías murieran en un atentado en el centro de El Cairo reivindicado por Ajnad Misr (Soldados de Egipto). Decenas de grupos diferentes actúan en el Sinaí, donde el número de ataques contra militares e intereses turísticos se ha disparado tras el golpe militar contra el islamista y expresidente Mohamed Mursi. Los yihadistas del Sinaí emplean cada vez estrategias «más sofisticadas y ataques bomba al estilo de Al Qaida»; su amenaza «se extiende a El Cairo y a toda la zona del canal de Suez», según el estudio «Terror en el Sinaí», del «think-tank» británico The Henry Jackson Society. Este análisis recoge también los contactos «cada vez más estrechos y complejos» con la yihad global y cita a los grupos Al Qaida en la Península Arábiga (AQPA), Al Qaida en el Magreb Islámico (AQMI) y el Estado Islámico. Las autoridades egipcias reconocen estos contactos directos entre el EI y los yihadistas del Sinaí, pero insisten en que a día de hoy no hay presencia en suelo egipcio de combatientes llegados del «califato».

La nueva estrategia del EI para globalizar el terror pasa también por la implicación de los musulmanes de todo el mundo a los que llamo a «matar de cualquier manera» a «un infiel estadounidense o europeo, especialmente al vengativo y sucio francés, o australianos o canadienses, o cualquiera de los infieles que libran la guerra, incluidos los ciudadanos de los países que entraron en la coalición contra el EI». El ministro del Interior francés, Bernard Cazeneuve, aseguró que «Francia no tiene miedo» y calificó a los miembros del EI como «vengativos y sucios». El Gobierno de París asume que «la seguridad total es imposible», pero dice haber adoptado «el cien por ciento de las precauciones”.

La amenaza yihadista es para «civiles y militares porque ambos están bajo el mismo gobierno», según Adnani, que advirtió a los ciudadanos de estos países que «pagarán un alto precio» por su implicación en la guerra. «Pagaréis el precio sintiendo el miedo de viajar a cualquier sitio, cuando caminéis por las calles, girando a derecha e izquierda, temiendo a los musulmanes. No os sentiréis seguros ni en vuestros dormitorios y os atacaremos en vuestra tierra», afirmó el portavoz del EI en una grabación en la que calificó la guerra lanzada por Barack Obama como «la última cruzada».

Estados Unidos empezó a comienzos de agosto los bombardeos contra posiciones del EI en Irak y sus aviones no tripulados vigilan ahora también sus santuarios en Siria, donde tienen luz verde de Obama para atacar. Francia ha sido el primer país de la coalición en sumarse a la campaña militar y sus cazas también han efectuado operaciones en suelo iraquí, en su caso las autoridades de París han adelantado que no piensan hacer lo propio en el lado sirio del «califato».

Los ataques aéreos de EE.UU. y Francia y el empuje de las milicias chiíes y kurdas están obligando al EI a ceder posiciones en Irak. Tras atender a las llamadas de auxilio de los yasidíes y turcomanos chiíes en Sinjar y Amerli, los kurdos de Siria pidieron también ayuda militar a la coalición para hacer frente al cerco del EI sobre la ciudad de Kobane. En este caso no ha habido ataques de la alianza y los medios kurdos lo atribuyen a los lazos del Partido para la Unión Democrática (PYD), el más importante en la zona, con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK). Ante la falta de apoyo internacional ha sido el propio PKK el que ha llamado a «los kurdos de cualquier parte» a «participar en la resistencia».

La ciudad de Kobane es escenario de los combates más duros de los últimos días en los que los islamistas habrían logrado ocupar decenas de aldeas kurdas, lo que ha empujado a más de cien mil civiles a buscar refugio en suelo turco.