Los motivos por los que la candidatura de Juncker suma ahora tantos detractores
El partido del candidato luxemburgués, el PPE, ha ganado las elecciones, pero sus detractores dificultan su llegada a la presidencia
Los motivos por los que la candidatura de Juncker suma ahora tantos detractores
Ante la llegada de la cita electoral del 25 de mayo desde Europa se lanzó un contundente mensaje: «esta vez es diferente». El motivo pasaba, principalmente, por el hecho de que con su voto los ciudadanos estaban eligiendo también al presidente de la Comisión ... Europea, consecuencia directa de la entrada en vigor del Tratado de Lisboa.
De lo que se trataba era de que los europeos «pusieran cara» a aquellos que iban a representar sus intereses en Europa y para evitar cualquier recelo hacia este propósito, los tres grupos mayoritarios –populares, socialistas y liberales- firmaron un acuerdo en el que se comprometían a respetar el resultado electoral.
En este contexto, el 25 de mayo el partido más votado fue el PPE lo que puso a su candidato, Jean-Claude Juncker, en el punto de salida hacia la presidencia de la Comisión. Sin embargo, a medida que pasan los días, la presión contra el luxemburgués no hace sino aumentar de la mano, principalmente, de un bloque liderado por el primer ministro británico , David Cameron, y sus homólogos sueco (Fredik Reinfeldt) y holandés (Mark Rutte). Así, parece que ahora más que nunca todo queda en el aire dejando a los líderes europeos ante un complicado dilema: el de cumplir con lo pactado y respetar los resultados u optar por otro candidato.
Ante esta situación, ¿por qué ahora resulta que la candidatura de Juncker no es la adecuada? ¿por qué determinados países no respaldan el hecho de que se respeten los resultados electorales?
La postura euroescéptica
«Algunos jefes de Estado y de Gobierno quieren preservar un papel clave –por no decir preeminente- al Consejo Europeo en la elección del futuro presidente de la Comisión. Según ellos, que Juncker sea el candidato del partido más votado en las pasadas elecciones no implica que deba ser necesariamente e propuesto y el que primero intente obtener una mayoría que respalde su nombramiento en el Parlamento. Según esta esta postura, el Tratado solo les obliga a «tener en cuenta los resultados de las elecciones al Parlamento europeo», una fórmula ambigua que ofrece mucho margen de actuación a los gobiernos», explica a ABC Jerónimo Maíllo, coordinador del Máster en UE Instituto Universitario de Estudios Europeos, de la Universidad CEU San Pablo.
«El mensaje británico es menos Europa y una Comisión más débil»En opinión de Maíllo, además, hay otro factor clave: el de que Juncker se ha mostrado siempre como un candidato «muy pro-integración europea» y en algunas declaraciones «incluso crítico con la política de austeridad a ultranza que ha caracterizado en los últimos años la política europea». Esto es lo que resulta clave para Maíllo a la hora de la analizar las reticencias hacia Juncker: «Ambas posturas pueden suscitar desconfianzas dentro del frente conservador, en el Reino Unido y en algunos de los países ricos. No olvidemos, además, que hay otros cargos pendientes de nombramiento en los próximos meses y que puede haber estrategias políticas ocultas para una negociación de conjunto y posicionar a personas de confianza en esos puestos clave. Por último, Merkel puede estar haciendo un papel de mediador para seguir anclando al Reino Unido a la Unión Europea en la medida de lo posible».
Precisamente Reino Unido ha sido uno de los países más críticos con la candidatura de Juncker después de las elecciones. Cameron destacó la unidad de todos los partidos británicos contra la presidencia de Juncker y los medios de su país mantienen una encarnizada campaña contra su figura . «Tras los resultados de las elecciones europeas en Reino Unido, el mensaje británico es claramente menos Europa y una Comisión europea más débil. Cameron está cada vez más atrapado entre un UKIP creciente y los euroescépticos de su propio partido. No es de extrañar que escenifique su oposición a más poder del Parlamento europeo, de la Comisión y a más Europa en general. Todo lo que suene a instituciones supranacionales fuertes levanta urticaria en las filas británicas. Recordemos además que el partido de Cameron no pertenece al Partido Popular europeo y no respaldó por tanto la candidatura de Juncker», añade Maíllo.
Lucha de intereses
Por otro lado, para el profesor de la Universidad Complutense de Madrid Fabio García Lupato los problemas que está teniendo en la actualidad Juncker para recibir apoyos se dan «porque actualmente se reproduce uno de los grandes problemas de la UE: el déficit democrático y de la relación entre sus tres instituciones básicas, Parlamento Europeo (PE), Comisión y Consejo Europeo. Tras el Tratado de Lisboa (TL) se intentó hacer más representativas las instituciones europeas». Así, sobre esta base, Lupato diferencia para ABC en tres los problemas que explican el «problema Juncker».
«Creo que esto habría ocurrido con cualquier otro candidato»En primer lugar, aunque efectivamente el Partido Popular Europeo ha ganado las elecciones, «está muy lejos de la mayoría absoluta». «Por tanto, como ocurriría en unas elecciones nacionales, habría que llegar a acuerdos con diversos grupos y ahí el nombre del candidato de consenso podría variar». En segundo lugar, «dentro del Consejo Europeo, especialmente entre países más euroescépticos, no se acepta el órdago lanzado por los partidos europeos puesto que supone hacer a la UE más democrática y ellos prefieren que sea más intergubernamental, con el peso y control decisivo de los Estados. De hecho, el Tratado de Lisboa dice que el Parlamento Europeo elegirá de una preselección realizada por el Consejo que tiene en cuenta el resultado de las elecciones. Pero claro, el resultado de las elecciones ha sido complejo».
Por último, Lupato destaca el aspecto antiero ante el evidente aumento de los partidos «anti-UE, euroescépticos o que propugnan “otra UE”». «Por tanto, ¿qué significa el resultado de las elecciones? Mira a Francia, Gran Bretaña, España, Grecia, países del Norte de Europa...En este sentido, Juncker para muchos representa precisamente lo contrario a la pulsión de cambio en la UE al haber sido 18 años Primer Ministro (y, por tanto, miembro del Consejo, fue Presidente del Eurogrupo... Y, además, es federalista y, por tanto, para algunos países eso no es tolerable (por ejemplo Gran Bretaña)».
Ante estos tres puntos, García Lupato considera que más que un problema sea «personal con Juncker», «creo que esto habría ocurrido con cualquier otro candidato, por ejemplo, Schultz».
La elección de otro candidato
Así, ante las constantes dificultades la pregunta final pasa por si sería adecuada o no la designación de de un candidato diferente a Juncker. «Creo que Juncker debería ser el primero en intentar conseguir el respaldo del Parlamento europeo. Con el nuevo sistema de nombramiento del Presidente de la Comisión implantado por el Tratado de Lisboa, la presentación de candidatos por los partidos políticos paneuropeos, los debates electorales entre ellos y el desarrollo de las elecciones europeas en torno a sus figuras y sus programas, el Consejo Europeo debería dar a uno de esos candidatos la posibilidad de reunir la mayoría suficiente en el Parlamento europeo, empezando por Juncker por ser el más votado. Lo contrario sería una bofetada a la ciudadanía europea», defiende Jerónimo Maíllo.
Por su parte, Lupato considera que, después de vender unas elecciones europeas en las que el candidato del «partido» más votado iba a ser el candidato a presidir la Comisión, «no hacerlo pondría en entredicho la legitimidad de la UE y, especialmente, del Parlamento. «Otra cosa es que el candidato, Juncker, obtenga la confianza, pero eso pasa en la UE o en cualquier Estado Miembro. Pero lo peor sería un «acuerdo secreto» o poco claro sobre otro candidato por las consecuencias para la legitimidad del Parlamento Europeo y de la UE. Así que Juncker debería ir al PE a buscar la confianza. Y si no la tiene, otro candidato. Esto es, en definitiva, la política y sus acuerdos, pero en una institución representativa y con claridad».
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