La derecha francesa entra en crisis tras la dimisión de su secretario general

Jean-François Copé, presidente en funciones del partido conservador, dimitió la mañana del martes, acosado por todos los dirigentes históricos de la UMP, acusado, al mismo tiempo, de ser el principal responsable del escándalo Bygmalion y de haber conducido a su partido a la catástrofe electoral de las elecciones europeas.

Bygmalion es la empresa especializada en comunicación política que organizó la casi todalidad de los actos electorales de las presidenciales de la UMP, el 2012. Aquella campaña terminó en catástrofe política y económica: Sarkozy fue derrotado por François Hollande, y su partido se endeudó peligrosamente.

Para pagar las deudas de la campaña, la UMP tuvo que organizar una colecta pública entre sus simpatizantes, que aportaron 10,6 millones de euros en donaciones personales. Meses más tarde se ha descubierto que Bygmalion facturó a la UMP prestaciones relacionadas con la campaña electoral de Sarkozy, acusado oficialmente de haber gastado mucho más de los oficialmente autorizado.

Laurent Wauquiez, ex ministro de Sarkozy, resume ese escándalo de este modo: «Es insoportable descubrir que los millones donados por nuestros simpatizantes, para salvar a nuestro partido de la bancarrota, fueron a parar, en bastante medida, a un grupo de comunicación...». Los simpatizantes de la UMP donaron 10,6 millones de euros para salvar a su partido. El montante de las facturas litigiosas, falsas o presuntamente falsas, asciende a 11 millones de euros.

Aparentemente, no hubo enriquecimiento personal. Pero la policía judicial investiga el alcance real de unas facturas falsas, pagadas por la UMP, que no fueron imputadas a los gastos de la campaña electoral de Sarkozy, para evitar que el ex presidente fuese acusado a «excederse» en unos gastos electorales, fuera de la Ley.

¿Afecta ese escándalo directamente a Sarkozy? Por ahora, no. Queda en el aire un perfume de financiación ilícita de una campaña electoral. ¿Conocía Sarkozy la «ingeniería contable» que sus amigos realizaban por su cuenta? Vaya usted a saber.

Tres ex primeros ministros conservadores, Alain Juppé, François Fillon y Jean-Pierre Raffarin, han exigido y obtenido la cabeza política de Copé, culpable, así mismo, de una dirección política de la UMP que ha culminado con el desastre de las elecciones europeas.

Juppé, Fillon y Raffarin, van a asegurar la dirección colectiva de la UMP, hasta la organización de un nuevo congreso, al mismo tiempo que se preparan unas posibles elecciones primarias para elegir el futuro candidato conservador a la elección presidencial de 2017.

Fillon dramatiza la crisis de su partido, de este modo: «Apenas tenemos unas semanas para salvar la UMP. Descubrimos horrorizados que nuestro partido violó gravemente la Ley, para cubrir un exceso astronómico de los gastos de la campaña electoral de Nicolas Sarkozy. Debemos afrontar la crisis con urgencia, para evitar la desaparición de nuestro partido”.

Días antes de estallar el escándalo, Fillon nos comentaba a varios periodistas, en una comida informativa: “La UMP debe preparar una gran ruptura política, para salvar a Francia de la crisis que atraviesa. Debemos preparar, ya, un programa de ruptura de gran aliento. Con medidas de “choque” para poder consumar reformas imprescindibles. A la UMP le va su credibilidad nacional en la elaboración de esa alternativa. Es urgente lanzar el proyecto”.

Tras el seismo del triunfo electoral del FN de Jean-Marie y Marine Le Pen, la UMP se ha “balcanizado” políticamente entre varias familias ideológicas.

Para la minoría del grupúsculo Derecha fuerte, la UMP debe encarnar una “derecha vigorosa” y “sin complejos”. Se trata de una familia minoritaria muy sensible a los temas patrióticos y nacionalistas, rozando el anti europeismo. Alain Juppé y François Fillon, por el contrario, lideran las familias partidarias de un “recentraje” y alianza con las familias centristas. Históricamente, Nicolas Sarkozy consiguió federar y unir esas sensibilidades.

El escándalo Bygmalion y la bomba de fragmentación de las elecciones europeas han precipitado la crisis global de la UMP. La dimisión de Copé abre la vía a un doloroso proceso de recomposición, reorganización y refundación, entre familias y personalidades enfrentadas a primera sangre política.