Entrevista

«Quienes utilizan la guerra sucia electoral no están capacitados para gobernar a Colombia»

Clara López, candidata de izquierdas a la presidencia, apuesta por la salud, la educación, la distribución de la riqueza y la continuidad de los diálogos de paz con las FARC

«Quienes utilizan la guerra sucia electoral no están capacitados para gobernar a Colombia» EFE

Alejandra de Vengoechea

Clara López Obregón, de 64 años, quien junto con la conservadora Martha Lucia Ramírez aspira a la presidencia de Colombia en las elecciones de este domingo, va en el tercer lugar a pesar de representar al Polo Democrático Alternativo (PDA), el partido de la oposición ... desprestigiado por varios escándalos de corrupción.

Es, sin duda, uno de los cinco candidatos presidenciales más preparados: economista magna cum laude de la Universidad de Harvard, abogada, experta en manejo de impuestos pues es candidata a doctora en derecho tributario y financiero de la Universidad de Salamanca (España).

Ha tenido experiencia en manejar Estado: a sus 24 años, fue secretaria económica del fallecido presidente Alfonso López Michelsen (1974-1978), luego concejal, auditora, alcaldesa encargada de Bogotá. Junto con Aida Abella, su fórmula vicepresidencial quien regresó al país tras 17 años de exilio, Clara López habló con ABC en varias oportunidades luego de que esta corresponsal publicara un perfil suyo en Los Suspirantes (editorial Planeta, enero 2014), un libro con perfiles de los cinco candidatos presidenciales colombianos.

¿Qué opina de la pelea que tienen casada los dos candidatos que puntean en las encuestas, el presidente Juan Manuel Santos y Óscar Iván Zuluaga?

Son revelaciones muy comprometedoras tanto en referencia a infiltraciones informáticas (la campaña de Zuluaga está acusada de espiar los diálogos de paz con las guerrillas en La Habana ), como de lo que venía pasando con el señor J.J. Rendón (ex asesor de Santos quien renunció tras denuncias según las cuales Santos habría recibido dos millones de dólares de los narcos). Hay un refrán guajiro que dice que cuando las comadres pelean, se conoce la verdad y ya vamos viendo cuál es la verdad. Quienes utilizan la guerra sucia electoral no están capacitados para gobernar a Colombia.

¿Usted se siente capacitada?

Dados los últimos fracasos, creo que ha llegado el momento en que Colombia debe darle la oportunidad del gobierno a una mujer. Chile, Brasil y Alemania tienen presidentes mujeres con exitosos cambios. Aída, pese a todo su sufrimiento (ver recuadro), regresó al país con un patrimonio que es el saber perdonar como nos enseñó Nelson Mandela. Las dos constituimos una fórmula con sensibilidad y experiencia. Podemos hacer avanzar este país hacia los cambios y transformaciones necesarios.

¿Cómo?

En el mundo entero se asocian la izquierda moderada y la socialdemocracia, que yo también represento, con la garantía de los derechos de los ciudadanos a la salud, a la educación, a la pensión, al trabajo. Esas propuestas sencillas que están en la boca de las grandes mayorías en Colombia, han debido conquistarse hace mucho tiempo.

¿Y los anteriores gobiernos no lo han hecho?

Colombia es uno de los países con la mayor inequidad social del planeta. Es por eso que de un lado van las cifras y por otro lado las inquietudes de los colombianos. Este (el de Santos) es un gobierno que está desconectado de la gente . Lo primero que quiero hacer es levantar la voz a nombre de los indignados que no entendemos cómo todavía Colombia no tiene una atención humanizada en la salud. La crisis en ese sector tocó fondo. La gente se está muriendo en las puertas de los hospitales. En mi gobierno vamos a transformar la actual mercantilización de la salud en un derecho de toda persona garantizado por el Estado. Y algo parecido hay que hacer con la educación.

La paz se ha vuelto una importante carta electoral. Santos lleva 18 meses negociando con las FARC en Cuba. Zuluaga quiere romper los diálogos. ¿Cuál es su postura?

Continuar con el proceso de paz. Santos no la va a firmar en su gobierno. Como tarea, en los primeros 100 días de mi gobierno, negociaré un cese unilateral de fuego que tiene que ir acompañado de un cronograma expedito para poder llegar a la firma de los acuerdos y desde luego, una vez verifiquemos ese cese al fuego unilateral, generaríamos las condiciones que nos lleven a la aprobación popular, de carácter democrático, de los acuerdos a los que se lleguen en La Habana.

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