Alemania quiere renombrar el aeropuerto de Stuttgart con el del polémico Rommel

No obstante, el gesto hacia el antiguo político de Stuttgart ha provocado tanta admiración como rechazo. Y es que, mientras muchos ciudadanos de la ciudad (la sexta más grande de Alemania) le recuerdan como un político que abogó por la unidad social y luchó contra el racismo, otros no pueden ver más allá de su apellido, el cual es asociado íntimamente con las atrocidades protagonizadas por las tropas del nacionalsocialista Adolf Hitler.

Entre sus múltiples críticas, los detractores afirman que, aunque en Alemania es difícil no conocer la figura conciliadora de Manfred Rommel, los extranjeros que visiten el aeropuerto podrían malinterpretar el nombre y considerar que pretende ensalzar el régimen nazi. «La próxima vez que visite a los amigos que tengo en Israel, voy a sentirme avergonzado por llevar en mi maleta una etiqueta con el nombre de Rommel» afirmaba hace pocas jornadas un ciudadano de la ciudad en el diario alemán « Süddeutsche Zeitung ».

Aquellos alemanes que consideran acertada la decisión de modificar el nombre del aeropuerto destacan la integridad de Manfred, un político que, desde 1974, ganó elección tras elección a golpe de mayoría absoluta hasta su retirada en 1996. A su vez, sus partidarios recuerdan la gran repercusión del alcalde, quien, entre otras, fue condecorado el año en el que abandonó la política con la mayor distinción civil de Alemania, el «Bundesverdenstkreuz» (un reconocimiento dado a aquellas personas que destacan por sus logros en ámbitos como la política o la economía).

Manfred Rommel nació en Stuttgart el 24 de diciembre de 1928. Único hijo del Mariscal de Campo Erwin Rommel (un destacado carrista alemán a las órdenes de Adolf Hitler), fue criado desde pequeño en el régimen dictatorial establecido en Alemania. Cuando apenas contaba 15 inviernos, su padre fue interrogado por dos oficiales nazis que le obligaron a suicidarse, pues había sido acusado de atentar contra el Führer.

Huérfano, el hijo del «Zorro del desierto» esperó a que acabara la guerra para iniciar sus estudios de derecho en la Universidad de Tubinga. Años después entró en la CDU (Unión Democráta Cristiana) y en 1974, tras unas reñidas votaciones, logró hacerse con la alcaldía de su ciudad natal. Desde ese momento, Manfred trató siempre de separarse del apellido familiar con sus actos, aunque nunca tuvo problemas en responder a aquellos interesados en su padre.

Entre sus intervenciones más destacables, los ciudadanos de Stuttgart no olvidan el día en que –en 1989- Rommel compareció ante el pueblo tras el asesinato de dos policías a manos de un africano. Aquella jornada, el político afirmó que había que evitar «generalizaciones y echar la culpa al que no la tiene», ya que «el asesino podría haber sido un blanco o podría haber sido un suabo». Esta lucha por la igualdad le permitió, entre otras cosas, poder levantar la cabeza frente a aquellos que invocaban el fantasma de su padre y confirmar que, en algunos casos, no se cumple el dicho que afirma que «de tal palo, tal astilla».