La ONU pide el despliegue de más de 11.000 tropas de paz para frenar el caos de República Centroafricana
Pese a denunciar que la situación ha «cambiado drásticamente», de aprobarse, la operación no comenzaría hasta dentro seis meses.
El hedor de los muertos comienza a ser incómodo. El secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, ha propuesto el despliegue de una fuerza de paz en República Centroafricana superior a los 11.000 miembros, después de que la situación haya «cambiado drásticamente» en ... el país.
«Se prevé que la fuerza de la operación de mantenimiento de la paz pueda comprender hasta 10.000 soldados y 1.820 agentes de policía», aseguró el propio secretario general, en un informe presentado al Consejo de Seguridad. Sin embargo, de aprobarse, la operación no comenzaría hasta dentro seis meses.
En la actualidad, el monopolio internacional de la defensa de la población civil se encuentra limitado a los 6.000 soldados pertenecientes a la misión de la Unión Africana en el país -conocida como MISCA-, así como a un operativo francés compuesto por dos millares de miembros. Insuficientes, a todos visos, ante la carnicería abierta en el Estado: Desde diciembre, uno de cada cuatro centroafricanos ha sido desplazado por la violencia.
Por ello, recientemente, el Parlamento de Francia aprobaba prolongar su operación , cuyo mandato expiraba en abril.
«(El operativo) va a tomar más tiempo de lo esperado debido a que el nivel de odio y la violencia es peor de lo que habíamos imaginado», reconocía entonces el ministro de Defensa galo, Jean-Yves Le Drian. «Nadie puede aceptar la partición», añadió.
Días antes, Amnistía Internacional había denunciado que, casi un año después del inicio del conflicto en la República Centroafricana (con numerosas vueltas a la tortilla del crimen), las tropas internacionales continúan sin poder frenar la actual «limpieza étnica» que se lleva a cabo contra los civiles musulmanes.
La organización llamaba, a su vez, a proteger a las comunidades musulmanas de las milicias «anti-balaka» (patrullas urbanas que se han tomado la justicia por su mano), a las que acusó de «violentos ataques».
Entre las principales matanzas, Amnistía Internacional documenta un acción armada cometida el pasado 18 de enero en Bossemptele (oeste del país), donde al menos 100 musulmanes fueron asesinados, principalmente mujeres y ancianos, entre ellos, un imán de 70 años.
Crisis agrícola
El drama no es solo humano. Un reciente estudio llevado a cabo por Oxfam y Acción Contra el Hambre denunciaba que la actual crisis amenaza con colapsar el sistema económico del país, tras el éxodo llevado a cabo por la población musulmana.
Las consecuencias comienzan a ser atroces. A un solo unos días del inicio de la época de cosecha, el 96% de los agricultores no tiene semillas para plantar, mientras que el 90% de la población sobrevive con tan solo una comida al día.
El pasado marzo, un golpe de Estado del grupo insurgente Seleka (compuesto, en su mayoría, por mercenarios musulmanes de Sudán y Chad) provocaba la salida del país del presidente François Bozizé y abriera una crisis política en el país africano. Sin embargo, huidos los soldados de fortuna, son ahora las milicias «anti-balaka», quienes han dado la vuelta a la tortilla del crimen clamando venganza contra todo lo que es musulmán.
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