Venezuela
El esplendor petrolero que tuvo Hugo Chávez no brilla igual con Maduro
Tras apostar decididamente por los programas de cooperación internacional, en Venezuela es momento de replantear las estrategias económicas derivadas del crudo
El esplendor petrolero que tuvo Hugo Chávez no brilla igual con Maduro
Entre 2005 y 2010, presidente de Venezuela, Hugo Chávez, navegó con viento a favor sobre el enorme océano de petróleo de su país. El alza en los precios internacionales del crudo, que para entonces ya había roto la barrera de los US$ 130 por barril, ... hacía ver irrisorio el precio de US$ 8 que alguna vez estableció el mercado en 1998, cuando Chávez llegaba al Palacio de Miraflores.
El chavismo tenía entonces suficiente dinero para gastar a manos llenas, para pensar que la economía internacional le abría una puerta enorme al ‘Socialismo del siglo XXI’, una oportunidad inmejorable para convertirse, sí, en una potencia emergente desde Suramérica.
Chávez tenía muy claro que el momento boyante hacía más gruesa su voz y más pesado su mando, no solo en la región sino en el mundo. No de otra manera el dinero administrado por el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) habría podido llegar a destinos diplomáticamente inhóspitos para Caracas.
En 2009 se inauguró el barrio Simón Bolívar en la capital de Mali, Bamko, con 100 casas y una escuela, que le representó al Gobierno venezolano una inversión de US$ 4 millones. La suma fue de US$ 1 millón en Gambia, donde financió la construcción de una clínica para la atención de enfermos de Sida y de US$ 100 millones en Estados Unidos, donde más allá de las diferencias ideológicas, Chávez financió un proyecto para subsidiar el acceso a calefacción de 200.000 familias de pocos recursos en 23 estados, incluidas las comunidades nativas de penobscot, passamaquoddy, houlton y mic mac en Maine.
Chávez quiso extender su mano benefactora con proyectos similares a una larga lista de favorecidos, en la que asimismo aparecían otras naciones como Irán, India, China, Indonesia e Inglaterra, entre otras. Ese era el estilo de ejercer el «soft power» (poder suave) del Gobierno socialista, que a la par con la repartición exterior de su riqueza, vio cómo de puertas para adentro el malestar se hacía mayor en ciertos sectores que proponían una Venezuela sin carencias antes de ser una madrina universal que entre 2005 y 2010 gastó más de US$ 60.000 millones en programas de asistencia internacional.
Mientras Chávez se encontraba en la cresta de la ola, fueron sus aliados regionales sus principales beneficiarios. Dentro de ese cúmulo total de dinero, Ecuador recibió alrededor de US$ 5.500 millones; Bolivia, US$ 3.000; Nicaragua, US$ 7.000; Argentina US$ 8.500 y Brasil US$ 5.000. Ninguna otra nación recibió, ni recibe, tanto dinero proveniente del chavismo como Cuba: mientras en el periodo señalado la cifra rondaba los US$ 20.000 millones representados en la entrega de 100.000 barriles de petróleo diarios, hoy el total supera los US$ 30.000 que han sido, y siguen siendo, retribuidos con los servicios de 25.000 médicos cubanos que trabajan en los programas sociales instaurados por la Presidencia.
Tiempos difíciles
Nicolás Maduro asumió el mando de Venezuela cuando Chávez, el protagonista de la obra, falleció hace un año. Sin embargo, la gran inercia petrolera ya había perdido intensidad desde 2010, el año en el que el barril de crudo se estabilizó alrededor de los US$ 100. Para entonces, la economía nacional ya cargaba con serios lastres. Al entusiasmo generado por la bonanza lo han ido aplacando los problemas. Hoy el país registra una inflación del 56% y el déficit fiscal se establece entre 15% y 18% del Producto Interno Bruto ¿Qué le pasó a la millonaria Venezuela, esa que incluso con Chávez impulsó la creación de la Alanza Bolivariana para los pueblos de Nuestra América (ALBA) en un intento por construir un contrapeso a Estados Unidos en el hemisferio occidental?
Pasó que en ese 'boom' petrolero las inversiones para aumentar la producción no estuvieron a la altura de la enorme cantidad de compromisos adquiridos en asistencia social en la nación y cooperación en el exterior: «Hemos visto, por el contrario, que la producción de petróleo cae. La estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) registró una producción diaria de 2´750.000 barriles diarios en 2013 que muestra una caída de 150.000 barriles diarios en relación con el año anterior y proyecta un decremento similar para los próximos años», comenta el asesor petrolero venezolano, Víctor Ramos.
Adentro de las fronteras venezolanas, los gastos tampoco son pocos. Tener la gasolina más barata del mundo, que los ciudadanos puedan llenar el tanque con 3 bolívares (0,3 euros), cuesta al Estado unos US$ 20.000 millones al año. Ramos asegura que tras siete años sin el aumento de las tarifas del combustible, Maduro sabe que es hora de apostar a un incremento. El problema es que Maduro no es Chávez para recibir el apoyo de las grandes masas, que a veces los intenta, pero la imitación es limitada. Y lo mismo ocurre en la región: Chávez tenía carisma y dinero para movilizar a sus socios del vecindario. Maduro tiene menos carisma, menos músculo financiero y ahora una recua de opositores que día a día salen a las calles a manifestarse en su contra.
Nicolás Maduro deberá replantear la estrategia de cara a los nuevos desafíos, «ahora más que Estados Unidos, el principal comprador del crudo venezolano, empieza a ser exitoso en la producción de petróleo de esquisto», puntualiza Ramos.
Mirando un poco hacia el futuro, la meta de producir seis millones de barriles de petróleo diarios en 2020, con la que Hugo Chávez soñó algún día, luce un tanto lejana, al final de un largo camino plagado de enormes obstáculos.
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