Suiza, «el Dorado» para los trabajadores españoles
El establecimiento de contingentes limitará la llegada de españoles al país helvético
María Teresa Benítez de Lugo
Suiza se había convertido en los últimos años en un destino privilegiado para los trabajadores españoles que se sentían atraídos por sus salarios elevados, el alto nivel de vida y la estabilidad económica que gozaba este país centroeuropeo. El establecimiento de cuotas a la inmigración cambiará progresivamente esta situación ... .
Interrogado por ABC sobre las consecuencias que tendrá el resultado del referendúm contra la inmigración masiva en el caso de la llegada de trabajadores españoles el portavoz del Consejo Federal suizo, André Simonazzi, explicó que « el gobierno hará propuestas en el trascurso de los próximos meses en ese sentido ».
Simonazzi añadió que « aunque el Consejo Federal suizo tiene la obligación de poner en práctica el resultado de la votación de ayer, la iniciativa contra la inmigración masiva no es directamente aplicable ya que el gobierno y el parlamento disponen de tres años para adoptar las disposiciones legales necesarias para su ejecución ».
Desde la entrada en vigor del Acuerdo Schengen, en 2002, los ciudadanos españoles y los miembros de su familia tenían derecho a entrar en Suiza con la única presentación de un pasaporte o de un documento de identidad válido en la frontera sin necesidad de visado y podían ejercer una actividad laboral en la Confederación.
La afluencia de españoles a Suiza aumentó considerablemente a partir de la crisis económica de 2008. Según datos de la Oficina Federal de las Migraciones , a finales de 2011, había 1'772'279 de trabajadores extranjeros registrados por las autoridades de los cuales 66'011 eran españoles, unos 2000 más que en 2010.
« La crisis económica y socio política de España me estaba devorando como un cáncer », comentó a ABC Carmen, una gallega de 40 años que abandonó su país por el dorado suizo y que trabaja ahora en una peluquería de Ginebra. Sin embargo, estas historias no tenían siempre final feliz y los sueños podían convertirse en una verdadera pesadilla.
Muchos españoles llegaban a Suiza como turistas, sin declararse en las oficinas del control de habitantes, y durante los tres primeros meses dormían con amigos, en centros de acogida o incluso dentro de sus coches con la esperanza de encontrar un trabajo y poder quedarse en el país. Con frecuencia no lo conseguían y tenían que regresar a España.
De los 1’8 millones de extranjeros que viven y trabajan en Suiza, el 25% de la población, un millón de personas, provienen de la Unión Europea (UE). A partir de ahora si se llimita la libre circulación de personas el país corre el riesgo de tener que renegociar todos los acuerdos bilaterales que son indisociables entre sí en virtud de la famosa « claúsula de la guillotina ».
El aumento del paro en Suiza y la inseguridad fueron los principales argumentos defendidos por el partido de extrema derecha, Unión Democrática de Centro (UDC), para promover su política anti inmigración. La iniciativa, que en principio estaba destinada a sancionar la política gubernamental, ya que no contaba con apoyo suficiente, tendrá importantes consecuencias en la política exterior de este país.
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