Martin Schulz: «Los euroescépticos mienten; Europa seguirá existiendo»
Entrevista al presidente del Parlamento Europeo y candidato socialista a encabezar la Comisión Europea
enrique serbeto
El socialista alemán Martin Schulz ha lanzado la más formidable operación política de los últimos tiempos para llegar a la presidencia de la Comisión Europea. Proclamándose candidato de los socialistas ha desencadenado una dinámica que anula, gracias al Tratado de Lisboa, la vieja práctica de ... que fueran los líderes europeos quienes designasen por su cuenta al responsable del Ejecutivo comunitario. Este veterano del Parlamento Europeo, que no ha sido nunca primer ministro, ha logrado marcar el paso de la renovación de los cargos de las instituciones europeas, aprovechando también que su partido ha vuelto a formar una gran coalición en Alemania con la canciller Angela Merkel y de que los líderes de centro-derecha no han logrado todavía presentar un candidato alternativo.
-Usted ha desencadenado un fuerte movimiento institucional proclamándose candidato a la elección de presidente de la Comisión, lo que ha obligado a los jefes de Estado y de Gobierno a cambiar incluso la fecha de una cumbre para tratar de recuperar la iniciativa política. ¿Es consciente de ello?
-Bueno, tiene cierta lógica. No tiene sentido que se reúnan unos días antes de la votación, teniendo en cuenta que las elecciones son por primera vez decisivas en la designación del presidente de la Comisión y el artículo 17 del Tratado dice que el consejo debe tomar nota del resultado. Y sí, yo he interpretado también ese consejo como el resultado de la campaña electoral que está llevándose a cabo.
-También lo interpreta como una maniobra para no dejarle al Parlamento que busque una mayoría por su cuenta.
-Creo que es normal que los jefes de Gobierno se reúnan de manera informal (en realidad no es una cumbre oficial, sino una cena informal) y también que la conferencia de presidentes de los grupos parlamentarios se reúnan ese mismo día a mediodía, es decir que si es una maniobra para excluir al Parlamento, no servirá de nada.
-De esa cena informal debería salir el nombre del próximo presidente de la Comisión Europea.
-No. Le recuerdo que esta vez el Parlamento y el Consejo deciden, no es como antes que el Consejo decidía, y el Parlamento lo tenía que acatar. Esta vez ninguna de las dos instituciones decidirá por su cuenta, por eso tiene sentido que la Conferencia de Presidentes se reúna a mediodía y que los jefes de gobierno lo hagan por la noche. No creo que ese debate esté concluido el martes por la noche, salvo si hay un candidato con el respaldo de una mayoría absoluta, algo que excluyo completamente.
-Cree que la confrontación que mantiene con el Consejo sobre el mecanismo de resolución bancaria le beneficia porque demuestra que usted es capaz de gestionar los intereses políticos del Parlamento, o le perjudica porque los jefes de gobierno pueden pensar que usted sería un presidente de la Comisión difícil de manejar.
-En este caso no soy yo quien negocia con el Consejo. En el Parlamento hay una mayoría aplastante que ha rechazado el resultado del Ecofin, es decir, la posición del Consejo. Sé que hay algunos dirigentes alemanes que están intentando transformar esto en una batalla entre Schulz y el Consejo, pero la realidad es que se trata del Parlamento Europeo. Prácticamente todos los grupos políticos están en contra. Yo estoy a favor de un compromiso porque creo que necesitamos una unión bancaria, pero sabiendo que no todos los compromisos representan una solución a los problemas. Y por ahora lo que ve el Parlamento es que se nos propone un compromiso, pero no una solución. Tomo nota de que hay interés en señalarme como el hombre responsable de todas las decisiones, lo que sería maravilloso, pero desgraciadamente no es el caso.
-Como espera convencer en la campaña a los euroescépticos?
-Hay dos argumentos. Los que les dicen a los electores que las elecciones de mayo son un voto entre sí o no a Europa, una especie de referéndum, están engañando a la gente, porque la Unión Europea seguirá existiendo el 26, no va a desaparecer votando a Le Pen, a Wilders o a cualquier otro extremista. La Unión Europea seguirá allí. La verdad es que se trata de un voto sobre la dirección que va a tomar Europa y por eso es tan importante que las grandes familias políticas que deciden en Europa presenten un candidato a los electores. Los socialistas ya lo hemos hecho, los liberales también, hasta la extrema izquierda. Es decir, aquellos que quieren decidir en qué dirección debe ir la Unión Europea pueden elegirlo por primera vez. Hasta los jefes de Gobierno saben que no se puede decir a la gente que vote, que haya candidatos y que si luego hay una mayoría en el Parlamento por uno de los candidatos, que el Consejo diga que ese no. Eso sería ignorar la voluntad de los electores. Mi llamamiento a los ciudadanos es que voten, porque no se trata de Madrid, se trata sobre todo de Bruselas.
-Es complicado con esta epidemia de falta de solidaridad entre los países.
-Es cierto, la principal crisis en Europa es la pérdida de confianza. No es solo una crisis económica o monetaria, sino psicológica: la gente ya no cree que las instituciones sean capaces de resolver los problemas o proteger a los ciudadanos. Recuperar esa confianza es el elemento clave. En España, por ejemplo, deseo que los distintos candidatos presenten propuestas para Bruselas, porque yo no puedo referirme a lo que yo creo que hay que hacer en Madrid, eso es cosa de Rajoy o de Rubalcaba, pero puedo presentar propuestas para Bruselas, como por ejemplo orientar cualquier acción en la lucha contra el paro juvenil, que es un problema no solo de España: un joven que ha presentado 300 demandas de empleo y que ha recibido 300 respuestas negativas ya no cree que la sociedad le esté aceptando. Los padres temen lo mismo. El paro juvenil no sólo preocupa a los jóvenes, sino a toda la sociedad, a las familias, y la cuestión que los responsables europeos y nacionales se deben plantear es si todavía somos capaces de «sentir» qué significa ser un padre de 52 años con dos hijos que están en la universidad o en formación y que se ha quedado sin empleo y al que le dicen, con 52 años, «ya no tenemos un puesto para ti». ¿Es que aún somos capaces de entender que eso destruye la sociedad?
-Una fórmula de más Europa habría podido ayudar. Con eurobonos, por ejemplo. Usted cree que hay que seguir reclamando los eurobonos como símbolo de integración.
-El Gobierno alemán ha decidido que no, pero no es más que uno entre 28 y en Europa se trata siempre de llegar a un compromiso. Yo no puedo decidir por Alemania ni por Madrid, y por eso he propuesto un fondo de redención [otra fórmula para compartir parcialmente la deuda], mi partido ha propuesto esta idea en las negociaciones de coalición con la CDU en Alemania, que le recuerdo que es del mismo campo que el señor Rajoy, y no quisieron aceptarla. Pero eso no quiere decir que yo no creo que es la solución correcta, al contrario, pero yo tampoco soy el embajador de Alemania. Soy el cabeza de lista de los socialistas europeos, entre los que hay socialistas franceses, británicos u holandeses, que, por cierto estos últimos son muy escépticos respecto a los eurobonos, mientras que los socialistas españoles están decididamente a favor. Rajoy está también a favor, pero Merkel que es su aliada, está en contra. Esa es mi propuesta, pero yo soy realista y sé que no se pueden conseguir los eurobonos sin Alemania o los demás países que se oponen. Europa es un compromiso. Y si yo gano las elecciones, yo creo que será un primer paso.
-¿Hará campaña en todos los países?
-En todos. Y eso que los que trabajamos en Europa tenemos fama de perezosos.
-¿Con el mismo mensaje?
-De un país a otro, las circunstancias son diferentes, pero hay cosas en común, el trabajo, la inversión en crecimiento, el salario mínimo etc.
-¿Cómo les va a decir a los electores que piensa cambiar Europa?
-La primera cosa que les diré a los funcionarios de la Comisión si soy elegido es que me digan si hay cosas que hace Europa que se podrían hacer mejor a nivel local o nacional, porque mi experiencia de once años de alcalde en Alemania es que cuanto más cerca de los ciudadanos se hacen las cosas, mayor es la aceptación. Esa cercanía aumenta -creo yo- las posibilidades de recuperar la confianza. Pero a la inversa, también voy a pedir a los Estados que nos entreguen las competencias para las cosas que no pueden hacer solos: comercio mundial, emigración, lucha contra el terrorismo, acción monetaria, evasión fiscal, en las que se necesitan instituciones europeas fuertes.
-Se parece al mensaje euroescéptico de Cameron.
-No, en absoluto. Cameron piensa en recuperar las competencias, pero después debilitar a la Unión, mientras que yo propongo, al contrario, reforzarla. Y en todo caso, el debate de si hay que aumentar la eficacia de nuestras decisiones no lo ha inventado Cameron; hace tiempo que lo discute el Parlamento, no necesitamos su ayuda para ello. En su discurso de Londres el año pasado dijo que quiere más mercado interior y menos regulación de Bruselas, ¡por supuesto! Para los especuladores de la City que nos han llevado a la crisis. Eso es exactamente lo contrario de lo que necesita Europa.
Martin Schulz: «Los euroescépticos mienten; Europa seguirá existiendo»
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete