Las mujeres de Mandela

Graça Machel, la Jacqueline Kennedy africana

Pobre de aquel que se atreva a definir a Graça Machel , tercera esposa de Nelson Mandela , tan solo como una mujer a la sombra de un icono. Considerada durante décadas la Jacqueline Kennedy africana, capacidad intelectual y, sobre todo, tablas le sobran para aspirar incluso a más. De gran presencia y capacidad verbal (habla perfectamente inglés, portugués y francés), Machel cuenta con el honor de haber sido primera dama en dos Estados : En 1986 quedaría por primera vez viuda cuando el Tupolev en el que viajaba su marido, Samora Machel , el primer presidente del Mozambique independiente, se estrellaba en una remota colina en la frontera con Sudáfrica. Entonces, el régimen del apartheid negó su participación en los hechos, aunque las sospechas sobre una «mano blanca» aún continúan.

A pesar de la muerte de su esposo, Machel decidió continuar luciendo el apellido. No soy «la esposa de Samora, soy yo: Graça Machel», solía decir. Razones no le faltaban a una mujer hecha a sí misma. Tras la independencia de Mozambique , Machel, quien se había criado en una familia de campesinos de la costa, ocupó el cargo de ministra de Educación. Posteriormente, en 1995, sería galardonada con la medalla Nansen, un prestigioso premio otorgado por el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados. Liberado Mandela de su matrimonio, la pareja comenzaría entonces un romance que en 1998 culminaría en boda. «No fue amor a primera vista, conmigo esas cosas no pasan», reconoció Machel. La naturalidad y decencia de esta primera dama doble durante los últimos años de la enfermedad de Mandela conquistaron a los sudafricanos.

Winnie Mandela, la eterna activista

Diecisiete años. En multitud de divorcios, con esos años pronto vendría el olvido sentimental. Más aún, con un matrimonio entre medias. Sin embargo, en el caso de Winnie Madikizela , que tal es su nombre de soltera, no fue así. «Nadie conoce a Mandela tanto como yo», se jactaba de decir aún el verano pasado.

Es cierto que el romance de Winnie y Nelson apenas disfrutó de tiempos grises. O blanco o negro, no había lugar para los matices.

En 1958, la pareja contraería matrimonio tras un idílico año de noviazgo. Ya entonce Winnie comenzaba a dar síntomas de su maniqueísmo político y sentimental: En 1996, durante el juicio de divorcio de ambos, Mandela sufriría la humillación de ver recogida en los medios de comunicación su inexistente vida conyugal y el romance de su esposa con un joven .

Aunque es en la arena judicial donde mayores titulares ha arrancado la exesposa del icono de la patria africana.

En 1991, Winnie sería condenada, junto a varios miembros de su temida guardia pretoriana (conocida popularmente como «Mandela Club de Fútbol»), a seis años de cárcel tras la muerte de un adolescente de 14 años, Stompie Seipei , en su casa de Soweto. El joven, presuntamente, servía de soplón del régimen de segregación racial.

No es el único cadáver que parece esconderse en el armario de la buena de Winnie. A comienzos de año, la Fiscalía sudafricana exhumaba los restos mortales de dos supuestos activistas contra el régimen del apartheid.

Las primeras pesquisas sobre la identidad de ambos se centran en «Lolo» Sono y Sibuniso.