Berlusconi se centra ahora en la defensa de su imperio mediático
Su expulsión del Senado no significa el final de su carrera política, pero los analistas señalan que es el principio del fin, teniendo en cuenta su avanzada edad y el desgaste sufrido tras veinte años en política
ángel gómez fuentes
Expulsado del Senado, hoy la gran preocupación de Silvio Berlusconi, el patrón de Telecinco y del grupo Fininvest , se concentra en este inmenso patrimonio mediático y financiero desde el que seguirá dando la batalla. No solo es que sus proclamas sobre el gobierno, ... sobre su renacido partido, Forza Italia, o las futuras elecciones tengan el altavoz propicio en sus medios de comunicación. Es que, además, sus posiciones políticas pasan a un segundo plano, subordinado a la defensa de sus intereses privados. Es lo que ha estado haciendo durante veinte años. «Il Cavaliere» siempre mezcló lo público con lo privado, en un caso de conflicto de intereses sin precedentes en un país occidental.
Ahora, con Berlusconi fuera del Parlamento , su grupo empresarial, el llamado «partido-empresa», «está muy preocupado» , afirma «La Stampa», porque «podría poner en peligro a las empresas del grupo», explica el diario, uno de los más importantes de Italia. En el rotativo se subraya también que «hay temores por el imperio de Berlusconi, que se detectan sobre todo en Mediaset », grupo en el que confluyen varias cadenas de televisión, como Canale 5, la 5 y Telecinco. Se teme en particular que la pérdida de influencia que supone para Berlusconi estar fuera del Parlamento y con Forza Italia fuera del Gobierno, podría acarrear serias dificultades a Mediaset, en el capítulo, por ejemplo, de sus ingresos publicitarios. No es un misterio que Fedele Confalonieri, presidente de la sociedad televisiva, hombre de confianza de Silvio Berlusconi, le ha pedido en los últimos tiempos ejercer la virtud de la prudencia.
La preocupación por su imperio económico estuvo en el origen de su entrada en la política y vuelven a estar ahora igualmente en su salida del Parlamento. Recuerda también «La Stampa» cómo se han convertido en profecía las previsiones que hizo Estados Unidos en 1994, cuando «Il Cavaliere» se lanzó al ruedo político con el ánimo de sustituir a la vieja casta. El experimentado diplomático, Reginald Bartholomew, embajador entonces en Roma, tras su paso por Madrid, envió un informe confidencial a Washington en el que atribuía su descenso a la arena política en la necesidad de salvar Fininvest no solo de la amenaza de la izquierda, sino sobre todo de sus deudas: «Mediobanca valora en unos 2.800 millones de dólares las deudas» de sus empresas , unos negocios «extraordinariamente complejos y opacos», apuntaba en su informe el embajador Bartholomew. Tras lo que añadía este pronóstico: «El riesgo, para Berlusconi e Italia, es que sea arrastrado hacia las viejas maneras de hacer política. Es difícil que logre cambiar Italia, realizando las reformas que el país necesita para entrar finalmente en la modernidad».
La previsión del embajador norteamericano no pudo ser más acertada, porque casi veinte años después, cuando Berlusconi tuvo que abandonar el Gobierno y dimitir, en noviembre de 2011, prácticamente obligado por la Unión Europea, dejó a Italia al borde del abismo.
Cesión de poderes
Hoy el patrón de Fininvest, holding financiero de entre los más importantes del mundo, «se prepara para cualquier eventualidad», según destaca el diario «La Repubblica». Sus primeros movimientos se orientan hacia la gestión del patrimonio. En las últimas semanas ha dado poderes a sus dos hijos mayores de su primer matrimonio, Marina y Piersilvio , para que puedan actuar con completa autonomía sobre cuentas corrientes y fondos de los que el multimillonario magnate es titular en cinco bancos. El mismo periódico se ha hecho eco de las indiscreciones que han corrido por algunos medios: en la cena que Berlusconi ofreció en su residencia romana, el palacio Grazioli, a su viejo amigo el presidente ruso, Vladimir Putin, en visita oficial en Italia, éste le habría dejado un pasaporte diplomático que le permitiría huir de Italia. El portavoz del Kremlin lo desmintió, pero al mismo tiempo se ha recordado que hace solo un par de semanas «Il Cavaliere» confesó a sus íntimos: «Si tuviera todavía el pasaporte, me iría a Antigua; tengo siempre casa allí» . Así lo afirmó un amargado Berlusconi después de que se le retirara el pasaporte al ser condenado el 1 de agosto por el Tribunal Supremo.
«Bien, yo me voy, os llamaré desde Moscú», bromeaba Silvio Berlusconi el mismo lunes con algunos parlamentarios que fueron a saludarle tras su expulsión del Senado. Nunca le ha faltado el humor a «Il Cavaliere», aunque en los últimos tiempos se ha hecho más tétrico, con referencias continuas a la cárcel. En ese mismo encuentro con parlamentarios, les comentó en un intentó por mantener el humor: «Debéis hacer una colecta y llevarme naranjas a la cárcel». A poca distancia, su novia Francesca Pascale , de 27 años, decía también con ironía: «Todo va bien, mientras no nos arresten».
La prometida de «Il Cavaliere» no se limitó a la ironía, sino que aprovechó para hacer una dramática petición: « Hago un llamamiento al Papa Francisco para que me reciba y escuche la tragedia de Silvio». Así lo confesó Pascale en una entrevista al «Corriere della Sera».
Días de tormento
El ex primer ministro está viviendo días de profundo tormento psicológico, como lo demuestra el hecho de que no se atreviera a utilizar el Senado como tribuna para su despedida parlamentaria, o que incluso renunciara a asistir a un conocido programa de televisión, «Porta a Porta», en el que había anunciado su presencia.
Algunos analistas comentan que Berlusconi perdió la gran oportunidad de despedirse con dignidad y como un estadista en el Senado, pronunciando allí su último discurso como parlamentario y presentando su dimisión, evitando así la votación de su expulsión. En cambio, «Il Cavaliere» prefirió una manifestación frente a su residencia romana para arengar a sus fieles.
En realidad, su expulsión del Senado no significa el final de su carrera política , pero los analistas coinciden en señalar que sí es el principio del fin, teniendo en cuenta su avanzada edad y el profundo desgaste sufrido en sus veinte años en política.
En cualquier caso, Silvio Berlusconi continuará su desesperada batalla política, con el apoyo de su extraordinario imperio mediático, presentándose como un inocente, una víctima de la justicia, y luchará para no pasar a la historia como un delincuente, un condenado por fraude fiscal. Un triste final para quien soñó con ser recordado como un estadista.
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