Descartada la prueba que apuntaba a un cómplice de Oswald
El policía cuyo micrófono supuestamente grabó cuatro disparos, uno de ellos desde otro lugar, en realidad estaba a más de tres kilómetros; los sonidos eran de su moto
Descartada la prueba que apuntaba a un cómplice de Oswald
La considerada «piedra roseta» del asesinato de Kennedy , la grabación policial a partir de un micrófono abierto de un agente supuestamente en el lugar y momento de los disparos, ha quedado desautorizada por nuevas revelaciones y un análisis acústico más complejo realizado ... con motivo de los cincuenta años del magnicidio de Dallas.
«Lo que se grabó no fueron disparos; el agente ni siquiera estaba cerca del presidente. Esto no demuestra que Oswald fuera el único que disparó, pero la prueba que indicaba lo contrario no es cierta», asegura Larry Sabato , que encargó un definitivo estudio científico de la grabación para su libro «The Kennedy Half Century» , acabado de publicar.
Si la Comisión Warren determinó en 1964, un año después de la muerte del presidente, que hubo tres disparos y los tres fueron realizados por Lee Oswald , descartando así una conspiración, en 1979 la comisión de la Cámara de Representantes que revisó el caso determinó lo contrario: hubo conspiración porque se escucharon cuatro disparos y Oswald no tuvo tiempo de disparar más de tres veces; además, uno de los sonidos parecía proceder de un lugar distinto; ambas cosas exigían la existencia de un segundo francotirador.
La grabación recogió muchos sonidos ambientalesEsas conclusiones de la Cámara de Representantes se sacaron básicamente de la grabación de las conversaciones policiales registradas en un «dictabelt», una tecnología de la época , en la sede de la Policía de Dallas. En 1976 el director de un programa radiofónico se percató de que, además del intercambio de comunicaciones, la grabación había recogido muchos otros sonidos ambientales debido a que uno de los agentes se le había encasquillado el micrófono y este permaneció siempre abierto. Ese material se incorporó a las pruebas examinadas por la comisión de la Cámara de Representantes y acabó siendo clave para sus conclusiones.
Paralelamente se hicieron diversos estudios acústicos en la propia plaza Dealy de Dallas , donde ocurrió el atentado, con la recreación de disparos tanto desde la sexta planta del Depósito de Libros Escolares , donde se había apostado Oswald, como desde un montículo lateral que siempre se barajó como posible emplazamiento de otro francotirador. El tipo de sonidos coincidía con lo que se había grabado en el «dictabelt».
De acuerdo con el cronología de los hechos, en el momento en que se produjo el atentado se escuchaban en la grabación tres sonidos que coincidían con la acústica de los simulacros realizados desde el Depósito de Libros Escolares y uno que era similar a la acústica del disparado desde el montículo. Se consideró que el micrófono abierto era el que llevaba un agente policial próximo al coche en el que iba Kennedy. Los expertos que realizaron esos estudios creyeron que había un 99,5% de posibilidades de que el sonido de los disparos se hubiese grabado. Una revisión años después cuestionó esos hallazgos, pero luego otra les volvió a dar validez.
Sonidos similares
Ahora el libro «The Kennedy Half Century» tiene lo que claramente parece la última palabra. Por una parte, ha identificado al policía que llevaba el micrófono abierto, Willie Price , quien en el momento en que se produjo el magnicidio estaba apostado a más de tres kilómetros de distancia de la Plaza Dealy. Es imposible que a tanta distancia su micrófono registrada los disparos. Además, en la grabación se oyen las sirenas de la comitiva presidencial cuando esta pasó junto a él, de camino al hospital donde murió Kennedy. Los sonidos de la grabación coinciden con sus desplazamientos y su micrófono dejó de estar encasquillado después de que él mismo cortara la comunicación tras hablar con la central policial.
Por otra parte, en la grabación hay otros sonidos similares a los que fueron identificados como disparos, tanto antes como después del momento del atentado, e incluso en el minutaje clave. La empresa Sonalysts, encargada por Sabato , profesor de Política de la Universidad de Virginia, los identifica como sonidos producidos probablemente por la moto.
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