Los estudiantes búlgaros llevan 150 días exigiendo la dimisión del primer ministro

Uno de los principales motivos del creciente descontento popular es la enorme desilusión en los 24 años de supuesta democracia, en los que la clase política sólo ha logrado que la gente «sienta asco de ellos», en palabras de algunos comentaristas. De hecho, las principales figuras de la antigua nomenklatura comunista y sus hijos siguen ostentando el poder, tanto político como económico.

Si bien algunos partidos han intentado sumarse a las protestas para obtener dividendos de esta actuación, los participantes rechazan de forma tajante cualquier vinculación con las formaciones políticas y exigen «moral en la política».

Pese a que no todos los estudiantes apoyan la ocupación de las universidades o de aulas -aunque sí las reivindicaciones de sus compañeros-, ya hay una larga lista de centros por todo Bulgaria que se están sumando a esta forma de protesta, que recuerda a las primeras concentraciones estudiantiles en los albores de la democracia.

«No queremos emigrar; queremos quedarnos en Bulgaria» y «Nosotros no nos iremos, sois vosotros los que os debéis marchar», son algunas de las consignas que corean los jóvenes, en respuesta a las declaraciones del rector de la Universidad de Economía Nacional y Mundial, que dijo que «a quien no le guste el país, que se vaya al extranjero».

A última hora de la tarde del domingo, en la céntrica plaza de la Catedral de San Alejando Nevski, se celebró un mitin concierto en apoyo a los universitarios. Éstos exhortaron a la multitud a ocupar el Parlamento durante el tiempo que haga falta y les instaron a permanecer unidos más que nunca.