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escándalo snowden

Angela Merkel no quiere disculpas, quiere la información

Tras desvelarse que fue espiada, la canciller alemana mueve ficha. Promueve que las agencias de Francia, Alemania y EE.UU. compartan sus datos antes de final de año

Angela Merkel no quiere disculpas, quiere la información afp

guillermo d. olmo

La centrifugadora de Edward Snowden sigue erosionando la posición internacional de la Administración Obama. Las explosivas revelaciones de espionaje telefónico a líderes mundiales que el exanalista de la CIA ha filtrado desde la inmunidad de su asilo en Rusia obliga a la diplomacia más poderosa del planeta a aplacar como puede la indignación de sus socios. Pero el escándalo es de tal magnitud que cuesta imaginar cómo podrá restablecerse la confianza quebrada. La última andanada, dirigida al mismo corazón de Europa, coloca a los Estados Unidos en una comprometida situación, un apuro sin precedentes ante el área del planeta con el que tiene más afinidad política y cultural.

Aunque acostumbra a ser una jaula de grillos en materia de política exterior, con tantas voces como estados miembros, el espionaje directo a Angela Merkel y a miles de ciudadanos franceses ha resucitado un eje-franco alemán que parecía olvidado y del que brota una queja unánime: «Queremos una explicación completa», dijo la canciller alemana en la cumbre de la UE que hoy concluye en Bruselas. En conversación telefónica con el presidente estadounidense, Merkel recibió garantías de que su teléfono no estaba siendo bajo escucha en este momento. Lo que no aclaró Obama fue lo ocurrido en el pasado.

La papeleta para Washington es monumental. Mientras sus embajadores tratan de explicarse en Berlín y París , desde la Casa Blanca se intenta sofocar el incendio con afirmaciones de amistad incondicional. Fue lo que hizo Jay Carney, su portavoz, cuando aseguró que «seguiremos trabajando duro para fortalecer los lazos con nuestros aliados». Palabras hueras que no han servido para aliviar el malestar europeo, ni para restaurar la credibilidad perdida. Lo dejó claro el primer ministro italiano, Enrico Letta, que insistió en que «queremos la verdad».

Leyendo entre líneas da la sensación de que la que ha hecho un enfoque más práctico del asunto ha sido Merkel, que lejos de enredarse en reproches ha marcado una ruta y un calendario. «Está claro que de cara al futuro algo debe cambiar. Pondremos todos los esfuerzos para forjar para finales de año un entendimiento entre las agencias de inteligencia de Alemania, Francia y los Estados Unidos para crear una estructura de cooperación». Traducido del farragoso lenguaje diplomático, el mensaje de la mandataria alemana a los Estados Unidos es claro, saldremos de esta si compartís vuestros secretos. A la postre, el molesto Snowden puede terminar obligando a los norteamericanos a dar acceso general a los poderosos mecanismos de escrutinio de la .NSA

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