Habitantes de Lampedusa: «Oímos gritos y nos encontramos con una pesadilla»

Los vecinos de la isla italiana relatan sus esfuerzos para salvar a los náufragos y su impotencia ante la tragedia

Habitantes de Lampedusa: «Oímos gritos y nos encontramos con una pesadilla» reuters

afp

Alessandro Marino no puede contener las lágrimas cuando relata los esfuerzos desesperados para intentar arrancar del mar a los cientos de inmigrantes víctimas del dramático naufragio junto a la isla italiana de Lampedusa . «Pasábamos la noche a bordo de nuestro barco. Oímos gritos ... y nos precipitamos para ver qué pasaba, y allá, nos encontramos una situación de pesadilla », cuenta a AFP este comerciante de Lampedusa.

«Había entre 150 y 200 personas en el agua. Conseguimos salvar a 47. Pero nos arriesgábamos a hundirnos nosotros también», añade.

Alessandro Marino y su amiga Sharanna Buonocorso fueron unos de los primeros en llegar a la zona del naufragio de la barcaza que transportaba unos 500 africanos, que embarcaron en Libia en busca de una vida mejor a este lado del Mediterráneo. Su barco se incendió antes de hundirse a unos cientos de metros de la costa de esta isla italiana, más próxima a las costas norafricanas que de Sicilia .

«Muchos de ellos gritaban. Estaban desnudos para intentar flotar el mayor tiempo posible », señala Sharanna Buonocorso, con el rostro desfigurado por la fatiga.

Una vez a bordo, muchos de los supervivientes ayudaban a los que no podían subir solos al barco, explica la joven, que recuerda cómo las llamadas de auxilio disminuían de intensidad a medida que el tiempo pasaba.

Unos 150 supervivientes pudieron ser rescatados , pero más de 130 personas fallecieron y 200 siguen desaparecidas.

Los supervivientes han contado que hicieron fuego para llamar la atención de los guardacostas porque el barco cuando el barco comenzó a hundirse. Pero el fuego se propagó. Los pasajeros aterrorizados se precipitaron sobre el mismo lado del barco, volcándolo.

Decenos de ellos quedaron atrapados bajo el casco del pesquero, que ahora yace a 40 metros de profundidad.

«Lo más duro es ver los cadáveres de los niños»

Pietro Bartolo, médico de la isla, explica que él cuida de los inmigrantes que desembarcan en Lampedusa desde 1991, entre ellos los supervivientes de numerosos naufragios precedentes. Pero nunca había presenciado una tragedia así. «Lo más duro es ver los cadáveres de los niños. No tuvieron ninguna posibilidad de sobrevivir. No se necesita mucho tiempo para morir entre las olas y el frío», asegura.

La pequeña isla del Mediterráneo se disponía a recibir decenas de ataúdes enviados a toda prisa por avión desde el continente porque no había suficientes.

Los 6.000 habitantes de la isla están habituados a estas olas de inmigrantes desesperados en busca de una vida mejor. Pero nunca se habían sentido tan impotentes.

«Se alertó de la emergencia. Nuestros barcos se movilizaron cuando nos enteramos de lo que pasaba, pero para muchos, para la mayor parte de esta pobre gente, era demasiado tarde », cuenta Rossella Manuci.

Los inmigrantes, en su mayoría somalíes y eritreos, habían partido desde el puerto libio de Misrata. El accidente se produjo a 0,3 millas náuticas (550 metros) de la costa.

A los habitantes de Lampedusa, que preparan una ceremonia de homenaje a las víctimas prevista para este viernes, les preocupa que el buen tiempo actual incite a otros inmigrantes a intentar la travesía. «Que Dios les proteja» , suspira Rossella Manuci.

Según los informes de la ONG Migreurop en París, en veinte años 17.000 inmigrantes han muerto intentando llegar a Europa.

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