«Las lágrimas corrían lentas por caras blancas y negras»

El reportero Enrique Meneses dejó un excepcional testimonio de su presencia en la Marcha de Washington, de la que este miércoles se cumplen 50 años

«Las lágrimas corrían lentas por caras blancas y negras» raúl castro

luis de vega

«Las lágrimas corrían lentas por caras blancas y negras. Así no tuve que procuparme por las mías». El 28 de agosto de 1963, este miércoles hace 50 años, el reportero Enrique Meneses (1929-2013) lloró en medio de una marea de 200.000 personas, ... casi todas de raza negra. Su testimonio de la Marcha de Washington contra el racismo y a favor de la igualdad es un testimonio excepcional, como muchos otros a lo largo de su carrera, que quedó recogido en sus memorias. «Hasta aquí hemos llegado» (Ediciones del Viento, 2006) es oro molido de la crónica periodística, un manual que debería ser de lectura y estudio obligado en todas las facultades del gremio.

La noche antes, cuenta Meneses, había corrido el bourbon, el vino y la cerveza en medio de un gran concierto improvisado donde se interpertó varias veces el mítico «Blowing in the wind». Por el lugar desfilaron Bob Dylan, Joan Baez, Sydney Poitier, Josephine Baker o Woody Allen. También habían llegado a la capital federal Charlton Heston, Burt Lancaster, Paul Newman, James Baldwin o Dianne Carroll. Al día siguiente se unieron a la marcha otros rostros conocidos como Marlon Brando o Harry Belafonte, llegados en avión desde Los Angeles.

No eran por tanto solo negros de la calle los que pedían a gritos que el país cambiara . La jornada del miércoles 29 iba a ser no solo una explosión de buen rollo en la que los miles de agentes desplegados no tuvieron que inmutarse, sino que sirvió para lanzar un serio mensaje a las autoridades.

Una abuela para la historia

Meneses, fallecido el pasado enero, se emocionaba con las pequeñas historias que servían para explicar los grandes acontecimientos como aquel, para el que se habían acreditado más de 2.000 periodistas. Aquella mañana paseando con su cámara a pie de muchedumbre, el reportero español conoció a Hazel Mangle Rivers, una abuela negra de ochenta años que era la primera vez que salía de Alabama. Se la encontró llorando .

— Un hombre blanco que iba con prisas me ha pegado un empujón... (...) Nunca me había pedido perdón un hombre blanco y me habían empujado muchas veces. El largo viaje ha merecido la pena.

«En la Marcha sobre Washington tuve la oportunidad de comprobar que el racismo me repele hasta hacerme vomitar », recoge el mismo capítulo de sus memorias.

Aquel «empujón involuntario» fue el prólogo al famoso discurso de Martin Luther King, aquel en el que hizo famoso su «I had a dream!» (¡Tuve un sueño!). «Pocas veces me he sentido tan violentamente conmovido por el valor de la oratoria. En aquel momento estaba convencido de estar viviendo Historia con mayúscula ».

«Las lágrimas corrían lentas por caras blancas y negras»

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