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Barclays cierra sus cuentas en Somalia ante el temor de la financiación de grupos terroristas
La decisión del banco británico tendría una influencia trágica en el país africano, donde se estima que el 40% de su población depende de los envíos de la diáspora
EDUARDO S. MOLANO
Cada miércoles, cual gandul autómata, Abidi Boqor repite un proceso de forma casi inerte: Mediadas las diez de la mañana, este joven residente en la capital de Somalia, Mogadiscio, se dirige a una oficina de Iftin Express para recoger los 65 euros enviados ... por su hermano desde Gateshead (Reino Unido). Un proceso limpio, seguro y que apenas obliga a dedicar más de diez minutos de espera.
En la actualidad, se estima que el 40% de los somalíes dependen de las remesas enviadas por su familia desde el extranjero. No en vano, los 1.200 millones de dólares que cada año llegan al país africano desde la diáspora constituyen un número superior al dinero entregado por la ayuda humanitaria internacional.
Eso sí, hasta ahora. En los últimos meses, la decisión del banco británico Barclays de cerrar 250 cuentas de compañías dedicadas a la transferencia de dinero (por temor a que éstas sean empleadas en el lavado de dinero o caigan en « manos terroristas ») podría tener una influencia especialmente trágica en países como Somalia.
«Cerca de una cuarta parte del PIB somalí depende de las remesas enviadas» , advierte Abdusalam Ome , gobernador del Banco Nacional del país africano. El procedimiento es sencillo: tras contactar un «agente mercantil» en el extranjero, el emisor entrega la cantidad deseada para el envío, más una comisión cercana a los cinco dólares. Posteriormente, el mismo agente contactará vía telefónica con la sede para que autorice el envío.
Es cierto que el procedimiento no dista demasiado al utilizado por empresas «clásicas» dedicadas al envío de dinero, como «Western Union», sin embargo, su ilegalidad ofrece dos ventajas a los usuarios: impide en muchos casos que las transacciones sean rastreadas y, sobre todo, dota de independencia económica a una población que adolece de medios (cerca del 80% de la población adulta del África subsahariana, 325 millones, no dispone de ningún tipo de cuenta bancaria).
El negocio, lo cierto, ha florecido en los últimos años. Especialmente en Reino Unido, donde los residentes somalíes allí envían cerca de 500 millones de dólares al año.
Protesta internacional
«Más del 95% de las organizaciones internacionales en Somalia, incluidas las Naciones Unidas, la Organización Mundial de la Salud, el Banco Mundial, Oxfam y Save the Children, se basan en nuestra compañía para proporcionar servicios de pago para sus empleados», reconoce Abdirashid Duale, presidente de Dahabshiil , la principal empresa de transferencia de dinero en Somalia.
Por ello, la decisión de Barclays de cerrar las cuentas de, entre otras de Dahabshiil, ha despertado una sonora protesta internacional a la que se han unido figuras como el campeón olímpico Mo Farah.
«(Mediante este sistema) he estado enviando dinero a casa desde hace años . Y la Fundación Mo Farah, junto con algunas de las mayores organizaciones benéficas y organizaciones internacionales del mundo, incluidas las Naciones Unidas, se basan en este tipo de empresas para canalizar fondos y pagar al personal local», destaca el atleta en la campaña.
La petición es simple: Ofrecer a los somalíes residentes en la diáspora socios financieros alternativos, así como aplazar doce meses la fecha de cierre (prevista para finales de septiembre) de estas cuentas bancarias. Mientras, y a la espera de acontecimientos, cada miércoles, Abidi Boqor volverá a visitar una oficina de Iftin Express en busca de sus 65 euros.
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