África

Ruanda acusa a los cascos azules desplegados en el Congo de colaborar con los rebeldes

Este contingente, el primero autorizado por la ONU para tomar iniciativa militar, sin necesidad de una agresión previa, recibe sus primeras críticas tan solo semanas después de su despliegue

Ruanda acusa a los cascos azules desplegados en el Congo de colaborar con los rebeldes afp

EDUARDO S. MOLANO

El Gobierno de Ruanda ha acusado al recién desplegado «operativo de intervención» de las Naciones Unidas en la República Democrática del Congo de colaborar con los rebeldes de las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR).

Los cargos fueron transmitidos al Consejo de Seguridad por el embajador ruandés ante la ONU, Eugene-Richard Gasana.

«Contamos con información creíble, fiable y detallada (…) de diversas formas de colaboración táctica y estratégica con el FDLR (un grupo armado formado, en gran parte, por ex miembros de la guerrilla 'Interahamwe', quienes llevaron a cabo el genocidio de Ruanda en 1994 y se refugian ahora en el este del Congo)», aseguró el diplomático en una carta.

A finales del pasado mes de marzo, la ONU aprobaba la creación de una fuerza especial para llevar a cabo operaciones ofensivas dirigidas a «neutralizar» a los rebeldes que operan al Este de la República Democrática del Congo.

Pese a que el destacamento –compuesto por cerca de 2.500 soldados- no fue desplegado hasta este mes de julio, la medida rápidamente fue criticada. Y no solo por su presunta colaboración con tropas rebeldes: por primera vez, la ONU cuenta con un contingente de intervención pro-activo en la zona , terminando así con la cierta apatía de la que se acusaba a anteriores avanzadillas.

En este sentido, la reciente resolución (2098) autoriza a la nueva brigada «llevar a cabo operaciones ofensivas, ya sea unilateralmente o de forma conjunta con las fuerzas armadas congoleñas» para interrumpir las actividades de grupos como el propio FDLR, el M23 o el Ejército del Resistencia del Señor (LRA).

¿El mayor problema? El grado de imparcialidad con la que se tomen las decisiones . En el recuerdo, Costa de Marfil.

A comienzos de abril de 2011, de la mano de la misión de la ONU en ese país africano (Onuci), el Ejército francés atacaba posiciones controladas por tropas leales al expresidente Laurent Gbagbo.

Solo cuatro meses antes, Gbagbo había sido proclamado vencedor de las elecciones presidenciales por el Consejo constitucional, con el 51,45% de los votos. Sin embargo, esta decisión del organismo, afín al ex mandatario, no fue reconocida por la comunidad internacional , que otorgó la victoria a su rival político, Alassane Ouattara.

Por ello, con este ataque, los «cascos azules» (que en conformidad al mandato del Consejo de Seguridad tienen que permanecer neutrales) perdieron su condición de fuerza militar imparcial.

Sin miedo a disparar

Aunque el interés por generar operativos internacionales más pro-activos parece incrementarse con el paso del tiempo: De forma paralela a la polémica abierta en el Congo, esta semana, el mando de la Misión de Naciones Unidas en Darfur (Unmid) recordaba a sus tropas la obligación de utilizar la fuerza para proteger a la población civil o devolver el fuego enemigo en caso de ataque.

La llamada de atención se producía después de que siete militares tanzanos (hasta 870 militares de este país componen el operativo) perdieran la vida en un ataque rebelde. Una tragedia donde se culpabilizó a la pasividad del operativo.

Ahora, casi dos décadas después del genocidio de Ruanda, Naciones Unidas quiere ser más pro-activa.

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