La UE da un paso más en los Balcanes con el ingreso de Croacia

«Te doy la más sincera bienvenida a este club, Zoran», le dijo Van Rompuy al líder croata Zoran Milanovic el viernes, cuando este se incorporó al Consejo Europeo después de la aprobación formal del ingreso del país. «Siento una profunda emoción en este momento», respondió recordando: «Hace 22 años, parecía que todo se podía resolver en cosa de semanas, y entonces se produjo la guerra». No solo separó a los pueblos de los Balcanes entre sí, sino del resto de una Europa que contempló horrorizada aquel absurdo derramamiento de sangre y -también hay que decirlo- no supo tener el coraje y la determinación para pararlo.

Reproche a Eslovaquia

Milanovic dijo que se comprometía a «hacer todo lo posible para ayudar a los demás países de los Balcanes que no están aún en la UE» a cumplir este objetivo, lo que puede interpretarse por un lado como una expresión de solidaridad entre pueblos que formaron parte de un mismo Estado federal, o también un pequeño reproche a Eslovenia, el primero de los fragmentos de Yugoslavia que llegó a la UE y que en algún momento ha intentado aprovecharse de las negociaciones para arreglar viejos asuntos con Croacia.

La ausencia de los dirigentes de los grandes países europeos en las celebraciones de hoy deslucirá en parte un acto forzosamente más modesto en una Europa muy tocada por la crisis. Con cinco años de recesión y un 20 por ciento de desempleo, los croatas esperan como agua de mayo las ayudas europeas (12.000 millones previstos ya en los próximos presupuestos plurianuales) para obtener un poco de oxígeno. Para algunos, el proceso de negociaciones no ha tenido éxito a la hora de enfocar la limpieza del país de la elevada corrupción, que ha sido uno de los aspectos más espinosos de las ampliaciones precedentes, especialmente en el caso de Rumanía y Bulgaria.

Sin embargo, las reglas son las mismas para todos. Con sus apenas cuatro millones y medio de habitantes, Croacia aporta también su idioma (lo que hará probablemente embarazosa la negociación con Serbia, después de que ambos hubieran considerado durante decenios que ambos hablaban «serbo-croata») y tiene ya su propio comisario ( Neven Mimica , con la cartera de política de consumo hasta el fin de la legislatura). Se incorporan 12 eurodiputados y en la Comisión empezarán a trabajar unos 250 funcionarios croatas.

Montenegro ya está negociando, Serbia lo hará según el acuerdo del viernes en enero a más tardar, siempre que cumpla sus compromisos de rehacer sus relaciones con Kosovo y los kosovares tendrán también una certeza jurídica en sus relaciones con la Comisión Europea. Macedonia, que ya es candidata y la atormentada Bosnia, serán probablemente los últimos.