Sarkozy prepara un nuevo partido para volver a la política

«Nicolas Sarkozy, un deseo de revancha» , titula este fin de semana Le Monde, a toda página, en primera, afirmando: «El presidente prepara activamente su vuelta a la política para la elección presidencial de 2017».

El despacho personal de Sarkozy, en un antiguo hotel particular de la familia de un gran pintor, Gustave Caillebotte , se ha convertido en el cuartel general del nuevo equipo emergente que comienza a preparar la vuelta a la política, en cuatro tiempos: primero, el rearme ideológico; segundo, elaboración del nuevo discurso; tercero, lanzamiento de un libro / proyecto; cuarto, desembarco en el campo de batalla político. Varios sociólogos y especialistas en sondeos de opinión han comenzado a trabajar para Sarkozy, constatando las metamorfosis de fondo del nuevo paisaje político francés : emergencia de una nueva derecha sociológica, tentada por el populismo cristiano; angustia de las nuevas clases populares, tentadas por el extremismo del Frente Nacional; irritación y cólera de las clases medias muy castigadas por la crisis y los impuestos; fragmentación política de la UMP (Unión por un Movimiento Popular, el partido de Sarkozy), donde cohabitan con mucha dificultad personalidades y tendencias no siempre compatibles...

Nuevo discurso

Varios colaboradores personales han comenzado a trabajar en un proyecto de síntesis que permita elaborar un nuevo discurso personal «dirigido a todos los franceses, más allá de las fronteras de la derecha tradicional».

Varios amigos y consejeros de Sarkozy estudian la posible redacción de un libro / programa, que pudiera ser la primera piedra del futuro proyecto personal. «El paro continuará creciendo, los franceses continuarán descubriendo que Hollande es incapaz de sacar a Francia de la crisis» , comenta un amigo.

Sarkozy se desespera por hablar y dirigirse a la opinión pública. Pero sus amigos y consejeros siguen aconsejándole el silencio, a la espera que la instrucción de seis escándalos termine. El escándalo Bettencourt, el escándalo de los sondeos del Elíseo (entre 2007 y 2012), la financiación de la campaña presidencial libia de 2012, las cuentas oficiales de aquella campaña y el escándalo Bernard Tapie, son espinas judiciales imprevisibles. El politólogo Pierre Giacometti comenta a Le Monde: «Sarkozy ha vivido la instrucción de esos escándalos como una gran injusticia. El desea salir al paso de las calumnias, defender su inocencia y denunciar las campañas de las que se considera víctimas». Tras la Justicia, Sarkozy todavía deberá salvar otro obstáculo relativo pero envenenado. ¿Qué hacer con su partido, la UMP?