Los «lobos solitarios» del integrismo africano

Bajo el amparo ideológico de organizaciones como Al Shabab y Boko Haram, aunque sin ningún tipo de apoyo logístico o económico, los últimos ataques a iglesias buscan notoriedad individual

Los «lobos solitarios» del integrismo africano reuters

EDUARDO S. MOLANO

La muerte de dos personas el pasado fin de semana en el atentado contra una iglesia de la localidad tanzana de Arusha comienza a cobrarse sus primeros arrestos.

Pese a que ningún grupo terrorista ha reivindicado la acción armada, en las últimas horas, al menos ... ocho personas han sido detenidas por su posible participación en los hechos. Cuatro de ellas de origen saudí, aunque carentes de cualquier tipo de afiliación previa.

Sin embargo, el campar de «lobos solitarios» por la región tampoco es novedad. En diciembre, el Gobierno de Kenia lanzaba una caza al hombre tras la muerte, en apenas un mes, de 13 personas en varios atentados con granada ocurridos en el asentamiento de Eastleigh, un barrio de mayoría somalí de la capitalina Nairobi.

El origen de la redada, que desde entonces ha agilizado los choques entre comunidades religiosas en la zona, tiene su origen en el pasado verano.

Entonces, diecisiete personas fallecían en el ataque contra un centro religioso cristiano de la localidad de Garissa, en la frontera entre Kenia y Somalia. Por aquel momento, este crimen se convertía en el primer incidente severo contra una iglesia desde que tropas del Ejército de Kenia se adentraran, en octubre de 2011, en Somalia, como medida de castigo a los últimos secuestros de extranjeros protagonizados en la frontera.

En respuesta, Sheikh Ali Rage, portavoz y número dos de la milicia islamista de Al Shabab, advirtió de que Kenia debería «afrontar las consecuencias» por haber «comenzado la guerra» con el despliegue de sus tropas en territorio somalí.

La reacción no se hizo esperar. Ese mismo mes, una persona fallecía y veinte resultaban heridas en dos ataques con granada registrados en Nairobi. De igual modo, a finales del pasado septiembre, un niño fallecía en el atentado contra una iglesia de la capital.

Sin embargo y pese a las acusaciones, en ninguno de estos crímenes se ha demostrado la participación directa del grupo terrorista.

«Muchos de los ataques no han sido llevados a cabo directamente por Al Shabab, sino perpetrados por personas inspiradas por el grupo. Ahora que la milicia islamista ha perdido su base principal de operaciones en Somalia (en septiembre, el Ejército se hacía con el enclave estratégico de Kismayo), los ataques de 'lobos solitarios' en Kenia pueden recrudecerse», asegura el analista local Luckystar Miyandazi.

Un caso similar al de Nigeria, donde el auge mortal del grupo rebelde Boko Haram (al menos 750 personas asesinadas en 2012) ha germinado en decenas de terroristas individuales bajo el amparo ideológico de sus creadores, aunque sin ningún tipo de apoyo logístico o económico.

Terroristas de ida y vuelta

No obstante, es el efecto contrario -terroristas formados en el continente africano y que marchan a Occidente para realizar sus acciones criminales- la mayor preocupación de los analistas.

Recientemente, el «think tank» británico Royal United Services Institute advertía de esta tendencia

«'Lobos solitarios' -de conflictos como Somalia, Yemen y Nigeria- es probable que regresen a Reino Unido en los próximos dos años. Ahora con más experiencia y a través de rutas que serán mucho más difíciles de vigilar para los servicios de seguridad», señalaba un informe de la organización.

Éste es el caso de Mohamed Osman Mohamud, a quien la Justicia estadounidense declaraba en marzo culpable de «delitos de terrorismo» por su implicación en un plan para atentar en 2010 durante la ceremonia anual de encendido de luces de Navidad en Portland (Oregón).

Nacido en Somalia, aunque residente en Estados Unidos , Mohamud -que entonces contaba con 19 años- fue arrestado cuando trataba de hacer estallar un coche bomba falso cerca de la Plaza Pioneer Courthouse de Portland.

Poco antes, el joven somalí se había reunido con un agente infiltrado del FBI, que le aseguró que escribía artículos para «Jihad Recollections», una publicación digital que aboga por la violencia islamista. En ese encuentro, Mohamud mostró su interés en cometer un atentado, pero dijo que «necesitaba ayuda».

Un simple ordenador le bastó.

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