Eritrea, la patria de los desertores

Una piloto eritrea solicita asilo político en Arabia Saudí tras ser enviada a recoger un avión abandonado, precisamente, por otros dos desertores el pasado octubre

Eritrea, la patria de los desertores afp

EDUARDO S. MOLANO

Una piloto eritrea ha solicitado asilo político en Arabia Saudí después de ser enviada por el Gobierno de Asmara a recoger un avión abandonado por otros dos compañeros desertores, según confirmaron fuentes del país árabe.

«(La militar) llegó al Reino hace dos semanas para ... recuperar el aeroplano (…) Sin embargo, nos ha expresado sus deseos de quedarse aquí», confirmó a los medios locales Ali Za'le, portavoz del Estado de Jizan.

El sainete político tiene su origen el pasado mes de octubre, cuando dos miembros de las Fuerzas Aéreas eritreas abochornaban al presidente Isaias Afewerki al huir con uno de sus aviones privados hacia territorio saudí. Precisamente, el mismo que debía ser recuperado ahora.

Sin embargo, la renuncia a los «colores» tampoco es una novedad en el país africano. En diciembre, 17 jugadores de la selección de fútbol y un doctor se negaban a hacer las maletas tras un partido disputado en Uganda (en 2009, otros 12 miembros del equipo ya habían hecho lo mismo en Kenia).

De igual modo, Weynay Gebrselassie, quien fuera abanderado de Eritrea en los Juegos Olímpicos de Londres, pedía asilo político en el Reino Unido antes del fin, incluso, de la competición. Mientras, se estima que 15.000 solicitantes eritreos de acogida viven en el Cuerno de África.

Asonadas encubiertas

Poco o nada ya queda del país considerado, en los 90, ejemplo de libertad y lucha por la igualdad. Un régimen, cada vez más encerrado en sí mismo, y donde se acrecienta la paranoia.

A finales de enero, al menos un centenar de militares se atrincheraban en el Ministerio de Información, localizado en plena capital del país, Asmara, para demandar la liberación de todos los presos políticos del Estado (no son pocos: Naciones Unidas estima que entre 5.000 y 10.000 disidentes se encuentran encarcelados). Pese a ello, a fecha de hoy, el Gobierno local todavía no ha explicado los pormenores de la presunta intentona golpista.

No obstante, a mediados de septiembre de 2001, el presidente Afewerki ya había ordenado la detención de once altos funcionarios que habían escrito cartas críticas contra su Gobierno, así como de diez periodistas opositores.

Desde entonces, y sin noticias de los reos, la furia del régimen se ha extendido a cualquier voz discordante del sistema.

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