Isabel II asistirá al funeral oficial de Margaret Thatcher el miércoles que viene

Antes de morir, la baronesa Thatcher dejó claras algunas exigencias a su círculo más íntimo de cara a su propio funeral. Con su característica frugalidad de ama de casa y tradicional mando en plaza, expresó su oposición a que el funeral oficial incluyera el habitual desfile aéreo. «Pensaba que era un gasto inútil», ha explicado Lord bell, su portavoz. «Típico del personaje, diríamos», añadió. Además, por deseo expreso de la líder conservadora, su cuerpo no será expuesto en el palacio de Westminster, sede del parlamento británico.

«No quería específicamente un funeral de Estado, ni tampoco lo quiere su familia», ha explicado su portavoz. «Y, en particular, no deseaba una despedida de cuerpo presente por considerarlo poco apropiado», dijo Lord Bell. Alto y claro. Thatcher será despedida el miércoles que viene con «un funeral ceremonial con honores militares», según señala una nota oficial de la oficina del primer ministro, en el que tendrán un papel especial los veteranos de guerra, tal y como pidió la que «The Times» califica hoy como «Primera Dama» británica.

Lady Thatcher recibirá un funeral similar al que tuvieron la Reina Madre en 2002 –aunque su cuerpo sí estuvo expuesto en Westminster– o Lady Di en 1997. No será un funeral de Estado, reservado en Reino Unido para los monarcas, que requiere una decisión del parlamento y que es sufragado por ello íntegramente por las arcas públicas. Winston Churchill fue el último primer ministro en tener este tratamiento a su muerte en 1965. El funeral «ceremonial» de Thatcher, un nivel por debajo del de Estado en la escala protocolaria, será pagado por los herederos de la baronesa y por el Estado.

Su cuerpo, que fue sacado anoche del hotel Ritz en el que pasó sus últimos días, descansará la víspera del funeral en la capilla de Saint Mary Undercroft en el palacio de Westminster, los dominios políticos en los que entró en 1959 como joven diputada «tory». El miércoles que viene, una carroza fúnebre lo transportará hasta la iglesia de Clement Danes, la capilla central de la Fuerza Aérea en Strand, en el centro de Londres. Ahí su féretro será trasladado a un carro o armón de artillería tirado por caballos de un regimiento real de caballería, que le llevará hasta la catedral de San Pablo en el corazón del distrito financiero londinense.

Se espera que miles de personas se agolpen en la ruta que lleva a San Pablo, para quienes los acontecimientos tendrán toda la apariencia de las grandes ocasiones. Solo los muy conocedores sabrán que, en un funeral de Estado, el armón con su cuerpo estaría empujado por marinos de la Armada, una tradición que se remonta a la resistencia de los caballos a cumplir con su cometido en el funeral de la Reina Victoria, sustituidos rápidamente por mano de obra humana. El trayecto estará delimitada por miembros de los tres cuerpos de las Fuerzas Armadas, según detalla « The Daily Telegraph ».

Al funeral «serán invitados un amplio y diverso grupo de personas», explicaba ayer la oficina del primer ministro. Además de la Reina y de los familiares y amigos de la baronesa Thatcher, se espera que participen los políticos conservadores que sirvieron en sus gobiernos entre 1979 y 1990. Recibirá honores militares en la catedral anglicana londinense y a continuación tendrá lugar una «ceremonia privada de cremación» en Mortlake, al suroeste de Londres.

Sus cenizas, por deseo de la exprimera ministra, descansarán junto a su marido, Denis –fallecido en 2003 tras 50 años de matrimonio– en el cementerio del Royal Chelsea Hospital. La familia de la Dama de hierro ha pedido a quienes quieran rendir homenaje a la difunta que, en lugar de comprar flores en su memoria, hagan una donación a este hospital, un centro de atención y retiro para antiguos militares.

Thatcher era conocida por sus costumbres austeras y su modo de vida frugal. En su larga estancia en el número 10 de Downing Street, la más larga desde 1827, dormía menos de cinco horas diarias. Y sus deseos de evitar un exceso de pompa a la hora de la muerte serán respetados, a pesar de que varios diputados conservadores exigen estos días un funeral de Estado para la líder «tory» que reconstruyó el armazón ideológico y político de los Conservadores británicos.