Una relación marcada por el «¿por qué no te callas?»

Pero Chávez no comenzó su mandato enfrentado a Aznar. Al contrario, su relación éste fue buena en los primeros momentos. A comienzos de julio de 1999, Aznar realizó una visita a Venezuela, en la que salió de sus conversaciones con Chávez convencido de que los venezolanos, tras años de dirigentes corruptos, se habían agarrado al coronel como una tabla de salvación, y afirmando que había que darle tiempo.

Cuando ese tiempo fue transcurriendo y Chávez entró por derroteros alejados de planteamientos democráticos, Aznar se distanció de él. Luego vino el frustrado golpe de Estado de 2002, en el que España intentó desempeñar un papel de mediación que, para algunos, parecía inclinarse por la causa de los sublevados. Pese a todo, Chávez nunca acusó a Aznar de apoyar el golpe de Estado hasta que Miguel Ángel Moratinos lo hizo, siendo ya ministro de Asuntos Exteriores de José Luis Rodríguez Zapatero, en un programa de televisión en noviembre de 2004. A partir de ese momento, se convertiría en un asunto recurrente en las acusaciones de Chávez.

El mandatario venezolano acogió satisfecho la llegada del PSOE al poder, pensando que las relaciones mejorarían. De hecho, poco después, a instancias del entonces ministro de Defensa, José Bono, se pone en marcha una operación que traería bastantes quebraderos de cabeza al Gobierno español: la venta a Venezuela por Navantia de ocho patrulleras, por un importe de 1.200 millones de euros, y de doce aviones por CASA, por importe de 500 millones de euros.

La venta se convertiría en un nuevo motivo de enfrentamiento entre la Administración Bush y el Gobierno Zapatero, porque Washington, para quien el régimen bolivariano es el gran desestabilizador de la región, vetó la transferencia de los componentes estadounidenses que lleva esos aviones. Sólo se pudo realizar la venta de las patrulleras.

Otro de los asuntos que ha dificultado las relaciones bilaterales entre España y la Venezuela de Chávez ha sido la presencia de miembros de ETA en ese país, conectados también con las FARC. Tanto los gobiernos de Aznar como los de Zapatero reclamaron una actuación más decidida en su control por parte de Chávez, que únicamente se limitó a extraditar a unos pocos etarras. Y, sobre todo, pese a las reclamaciones de extradición hechas desde la Audiencia Nacional, mantuvo en el cargo de responsable del Instituto Nacional de Tierras al etarra Arturo Cubillas, que ya cuenta con nacionalidad venezolana.

El organismo que dirige Cubillas es, precisamente, el que se ocupa de las expropiaciones de tierras, que han afectado a un buen número de españoles, que aún no han recibido las correspondientes indemnizaciones. Las empresas españolas se vieron además en numerosas ocasiones con la espada de la expropiación sobre sus cabezas y, algunas como el Banco Santander, llegaron a sufrirla en su filial venezolana.

Pero indudablemente, el incidente más conocido fue el del «por qué no te callas», ocurrido en la clausura de la Cumbre Iberoamericana, cuando Chávez interrumpía a Zapatero que intentaba defender a Aznar de las acusaciones de fascista hechas por el presidente venezolano. Aquello terminó con la paciencia del Rey que le lanzó la famosa frase, convertida de inmediato en eslogan de la oposición venezolana y comentada por todo el mundo. Pasados unos años, Chávez vendría a España y se reconciliaría con Don Juan Carlos, aunque las relaciones bilaterales siguieron siendo tensas.