Isabel dos Santos, la «princesa» de Angola

La hija del presidente del país africano ha levantado parte de su fortuna, de más de 1.000 millones de dólares, gracias a sus negocios en Portugal

Isabel dos Santos, la «princesa» de Angola efe

BELÉN RODRIGO

Discreción es la palabra que mejor define a Isabel dos Santos, la hija primogénita del presidente de Angola. Se ha convertido en la primera billonaria africana, según la revista Forbes , gracias a la fortuna conseguida con los negocios que ha creado y con los ... que ha ido comprando. Casada, con tres hijos, vive dividida entre sus casas de Luanda, Lisboa y Londres. Es una mujer de negocios que intenta pasar todo lo desapercibida que puede aunque muchas veces le resulta difícil. Rechaza dar entrevistas y quien la conoce prefiere no hablar de ella, aunque es inevitable que se escriba sobre su vida y sobre todo acerca de la fortuna que ha creado.

En Angola se la conoce por la «princesa» y de ella también se destaca su sofisticación y su inteligencia. Pero hay quien dice que no mueve ficha sin consultar antes a su padre y que su marido también tiene siempre algo que decir. «En un primer momento quiere dar una imagen fría y distante pero es más apariencia; se muestra dispuesta a ayudar», explica a ABC una fuente gubernamental. A Isabel dos Santos le salen muchos amigos, sobre todo portugueses con intereses en Angola. La hija de José Eduardo dos Santos está presente en algunos de los más mediáticos negocios que se han realizado en el país vecino.

Compras en Portugal

Las acciones de empresas cotizadas en Portugal, como es el caso de BPI y de ZON, junto con los activos que tiene en Angola, elevan el valor de su fortuna por encima de los 1.000 millones de dólares, convirtiéndose a sus 40 años en la primera mujer billonaria africana. Isabel dos Santos nació en Baku (Azerbaiyán), de padre angoleño y madre rusa. Estudió Ingeniería Mecánica y Electrónica en el King's College, en Londres. Se casó en diciembre de 2002 con el magnate y coleccionador congoleño Sindika Dokolo, con quien tiene tres hijos. En 1997 abrió su primer negocio, un restaurante de lujo en Luanda llamado Miami Beach, que sigue estando muy de moda. En la capital inglesa trabajó en la consultora A Coopers&Lybrand, que más tarde se uniría con Price WaterHouse. Más tarde entró en el mundo de los negocios, a través de la empresa de recogida de residuos Urbana, en Luanda.

Banca, energía, distribución y telecomunicaciones son sectores en los que sabe hacer buenos negocios. A través de la holding Santoro controla el 25% del Banco BIC (160 millones de euros) que a su vez es el dueño del BPN, y 19,4% del BPI (465 millones). Con Esperanza Holding y en sociedad con Sonangol tiene el 33,34% de Galp a través del control del 45% de Amorim Energía. Y con la holding Kento controla el 28,8% de ZON, una participación valorada en 385 millones de dólares.

Negocio polémico

Fuentes consultadas por Forbes indican que controla el 25% de la operadora de teléfonos móviles Unitel, participación que por sí sola vale «como mínimo 1.000 millones de dólares», según analistas de telecomunicaciones. A pesar de los esfuerzos de Dos Santos por dar transparencia a sus negocios, en empresas de participación pública y con base en la legislación europea, ser la hija del presidente de Angola levanta algunas dudas. El caso de Unitel es su negocio más polémico, ya que todo indica que su entrada fue gracias a la ayuda de su padre, según recoge un telegrama confidencial de la embajada americana en Luanda al que tuvo acceso Wikileaks .

Mujer, civil y aparentemente sin pretensiones políticas, Isabel dos Santos levanta sin quererlo tanto envidia como admiración. Pero ella parece ajena a ese revuelo, concentrada en sus negocios y en su familia. Adora frecuentar con sus amigas otro de sus restaurantes, Ooh.dah, también en Luanda. Diseñado por el arquitecto inglés Julian Taylor, en él ofrece cocina de autor y sushi. Para celebrar sus 39 años, la «princesa» viajó hasta Marraquech y se alojó en el resort Manjena, propiedad del portugués Miguel Guedes de Sousa y al que también acuden millonarios árabes, estrellas de cine y magnates rusos y americanos.

Es poderosa pero intenta llevar una vida normal, o al menos eso hace creer cuando se la ha visto haciendo la compra en un supermercado o en el aeropuerto con vaqueros rotos y una camiseta. El glamour lo deja solo para cuando es estrictamente necesario y en el día a día le gusta ir «camuflada», sin por ello prescindir de la ropa de marca.

Isabel dos Santos, la «princesa» de Angola

Artículo solo para suscriptores

Accede sin límites al mejor periodismo

Tres meses 1 Al mes Sin permanencia Suscribirme ahora
Opción recomendada Un año al 50% Ahorra 60€ Descuento anual Suscribirme ahora

Ver comentarios