Obama promete empleos para una «emergente y próspera» clase media

En su quinta intervención anual ante las dos cámaras del Congreso, el presidente estadounidense insistió en la economía, aunque también abordó los asuntos de la agenda ya en marcha, como la reforma inmigratoria y la legislación para aumentar los controles en la venta de armas. Precisamente este último asunto aportó el momento más emotivo del acto, cuando Obama fue mencionando los tiroretos más recientes y apostillando cada vez, en medio de un continuo aplauso, que las víctimas de Newtown, de Aurora o Tucson –algunos de los familiares estaban presentes– «merecen un voto, un simple voto». Muchos asistentes llevaban un lazo verde en la solapa en apoyo de urgentes medidas.

La economía había sido el gran tema ausente en el discurso inaugural del 21 de enero, quizás porque el presidente lo reservaba para esta ocasión. «Nuestra tarea inacabada», manifestó Obama, «es restaurar el pacto básico de nuestra país: la idea de que si trabajas duro y asumes tus responsabilidades, puedes seguir adelante, no importa de dónde vengas, cómo seas físicamente o quién amas». Estas últimas palabras hacían referencia a la igualdad de oportunidades a pesar de la raza o la orientación sexual.

Obama defendió la conveniencia de inversión pública para la mejora de las infraestructuras, la educación y la investigación. También destacó los sectores del medio ambiente y las manufacturas como convenientes destinatarios de los esfuerzos de crecimiento económico y empleo. Entre su batería de propuestas mencionó un programa llamado «Primero Arréglalo», destinado a reparar los cerca de 70.000 puentes con problemas estructurales que existen en el país. Propuso además un plan con los estados para facilitar el acceso a enseñanza preescolar a más familias; elevar el salario mínimo a 9 dólares a la hora, y crear una comisión no partidista para mejorar el acceso al voto.

Crear «buenos puestos de trabajo para la clase media» debería ser la «estrella polar» de la sociedad estadounidense. «Cada día deberíamos preguntarnos tres cosas como nación: ¿cómo atraemos más empleos a nuestras orillas? ¿cómo equipamos a nuestra gente con las destrezas necesarias para esos trabajos? ¿y cómo nos aseguramos de que el trabajo duro lleva a una vida decente?».

Obama hizo una llamada al consenso entre demócratas y republicanos para finalmente alcanzar un acuerdo sobre la reducción de la deuda, algo que ambos partidos llevan dos años negociando sin ponerse de acuerdo. Aseguró que el nuevo gasto público que estaba proponiendo iría acompañado de reajustes en otras partidas y mayores ingresos por impuestos.

«Nada de lo que estoy proponiendo debería incrementar nuestro déficit un solo centavo», indicó, ante la desconfianza republicana, pues Obama ya ha logrado un reciente subida de impuestos y sigue sin avanzar en qué partidas sociales piensa aplicar los necesarios recortes.

El discurso también tuvo referencias a política exterior y seguridad. Obama anunció que en este año se reducirá a la mitad el número de soldados estadounidenses desplegados en Afganistán: pasarán de los actuales 67.000 a 34.000 a final de 2013. «Para finales del próximo año, nuestra guerra en Afganistán habrá acabado», sentenció entre aplausos, tras dar cumplido el «objetivo de derrotar el corazón de Al Qaida», que «es la sombra de si misma».

Prometió más «traspariencia» en el programa de drones (no lo llegó a mencionar de modo explícito, pues oficialmente es algo secreto). Dio a entender de todos modos que seguirán unos ataques que ya han matado a más de 3.000 personas. Reiteró que EE.UU. hará «todo lo necesario» para evitar que Irán tenga un arma nuclear y lanzó advertencias a Corea del Norte. En relación a Europa abogó por un Tratado Trasatlántico de Comercio con la UE.

También presentó una directiva presidencial sobre ciberseguridad destinada a establecer ciertas medidas que las empresas estadounidenses tendrán que adoptar para proteger la seguridad de sus sistemas informáticos, especialmente las que operan «infraestructuras críticas». «La amenaza sigue creciendo y representa una de los más serios retos de seguridad que confrontamos», se señala en la introducción de la directiva.

El presidente abogó por un nuevo pacto con Rusia para una mayor disminución del arsenal nuclear, que vaya más allá de la actual meta en vías de ratificación de reducir las cabezas nucleares a 1.550 para 2018.