Una nueva vida en el barrio lisboeta de la Mouraria
El ayuntamiento invirtió 14 millones de euros para rehabilitar este barrio y el Alcalde, Antonio Costa, trasladó su despacho a la capital
Una nueva vida en el barrio lisboeta de la Mouraria
Dos prostitutas del barrio lisboeta de la Mouraria tienen otros planes para ganarse la vida. Una quiere diseñar y coser ropa para perros y gatos y otra quiere tratar del bienestar de los ancianos de su barrio. Ambas han presentado su proyecto al ayuntamiento de ... Lisboa y según afirma a ABC João Meneses, coordinador del plan de desarrollo comunitario para la Mouraria, «ambos proyectos son viables y las podrían sacar de la calle». Este es uno de los muchos ejemplos que indican que algo ha cambiado en este barrio, conocido por su alto consumo de drogas y el mundo de la prostitución.
A comienzos del 2011 el alcalde de la capital portuguesa, el socialista Antonio Costa, decidió dejar su despacho en el elegante edificio de la sede del ayuntamiento, en plena zona noble de la ciudad, para instalarse en otro bien diferente. Un edificio rehabilitado, antigua fábrica de cerámica, en el Largo do Intendente, frecuentado entonces sobre todo por drogadictos, borrachos y prostitutas.
«Instalarme aquí era la única forma de dar verdadera confianza a los moradores y propietarios de los edificios para que estuviesen seguros de que se iba a llevar a cabo», explica Antonio Costa. El ayuntamiento había aprobado un ambicioso plan de intervención de este barrio y lanzado el eslogan. «La Mouraria va a cambiar para mejor». Un proyecto con muchas entidades envueltas y un presupuesto total de 14 millones de euros para la parte de rehabilitación urbana y uno para la parte social (en este montante están incluidos cuatro millones de fondos comunitarios). «El objetivo del proceso de rehabilitación en curso es simultáneamente mejorar la vida de las personas que viven aquí y atraer nuevas personas, tanto residentes como turistas, comerciantes e inversores», afirma el coordinador.
La parte física del proyecto está prácticamente concluida. Se han rehabilitado seis edificios para viviendas con fines sociales (un total de 36 apartamentos), un edificio para equipamiento social, un edificio para alquiler de viviendas a jóvenes a precios controlados, un parking y un centro de innovación, entre otros. Pero el proyecto tiene otra dimensión, la social, «para combatir la pobreza y la exclusión». En el ayuntamiento saben que para ver resultados hace falta más tiempo. «Es un proceso lento, crítico y con riesgo», reconoce el alcalde. João Meneses añade que los problemas de «droga, prostitución, exclusión social, sin abrigo, no se resuelven de un día para otro y empezamos a trabajar hace poco más de un año».
Con la intervención bastante avanzada ya han tenido algunas conquistas importantes. «Abrimos un gabinete de apoyo al empleo y en tres meses conseguimos trabajo para 44 personas». Apoyan a los más emprendedores del barrio, y entre ellos se encuentran algunas prostitutas. Lo difícil para que los proyectos salgan adelante es el tiempo que se tarda en consolidar la idea y el negocio. «Muchas veces estas mujeres no pueden dejar de ganar los 1.000 o 1.500 euros que llevan para casa cada mes por 300 o 400 euros que ganarían al comienzo con sus nuevos negocios», aclara João Meneses. Desde el ayuntamiento se da todo el apoyo posible en formación, sobre todo en el área comercial, para que los vendedores sepan vender cada vez más y mejor.
Vecinos
En la Mouraria viven 6.600 personas y «calculamos que directamente alcanzamos a mil personas a través de todos los proyectos», dice el coordinador. Reconoce que la presencia permanente de Antoni Costa en esta zona de intervención “ha dado confianza a los inversores, ha sido un gesto simbólico”. Una señal de confianza para los privados que han apostado también por contribuir en la recuperación de este espacio. «Las personas están entusiasmadas. Ha crecido considerablemente el número de licencias para obras y comercios, lo cual es un buen indicador», explica Meneses. «Espero que en dos o tres años este barrio sea bastante diferente, no queremos cambiarlo ni higienizarlo, la diversidad social es importante, pero va a cambiar para mejor», añade.
Poco a poco han surgido diferentes centros tanto de baile, formación, entretenimiento e incluso de fado, con decenas de niños interesados en aprender a cantar este característico género portugués. También están las reparaciones domésticas, destinadas sobre todo para personas mayores, ya sea cambiar la cerradura, aislar bien las ventanas o cambiar el suelo del cuarto de baño. «Ha sido un éxito porque ayuda considerablemente la calidad de vida de las personas, en su mayor parte mayores».
No hay fecha cerrada para el regreso del alcalde a su anterior despacho. Desde su gabinete confirman a ABC que la idea es hacerlo durante este primer semestre del año. No obstante, en octubre habrá nuevas elecciones municipales por lo que el equipo del Gobierno local puede no ser el mismo y tomar nuevas medidas al respecto. De cualquier forma, la obra está hecha y no para de dar sus frutos, aunque algunos sean, de momento, poco visibles. Antonio Costa es ahora un vecino más de este barrio en el que hay nuevos inquilinos: muchos estudiantes Erasmus, vecinos extranjeros y más turistas. Hay una nueva vida en la Mouraria.
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