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ABC Cultural

La verdad sobre el Duque de Alba, el genio militar incapaz de sosegar la revuelta de Flandes

Àlex Claramunt Soto publica 'Es necesario castigo' (Desperta Ferro Ediciones) para alumbrar el episodio más allá de las claves nacionalistas o religiosas

Holanda, la sede de la compañía más implacable y sangrienta de la historia

Retrato de Fernando Álvarez de Toledo, III duque de Alba (1568), óleo sobre tabla de Willem Key, palacio de Liria. Fundación Casa de Alba
César Cervera

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Las primeras palabras del III Duque de Alba a su llegada a los Países Bajos en 1567 tras un largo y polvoriento viaje han pasado a la historia de lo macabro. «Veis aquí un gran hereje», enunció al saludar al carismático Conde de Egmont, ... un noble católico que decía ser leal al Rey. Fernando Álvarez de Toledo consiguió pasar aquellas palabras por una broma, simplemente poco adecuada, pero en secreto aguardaba poner en marcha las órdenes del Monarca para castigar a los rebeldes, perseguir la herejía protestante y modernizar las finanzas del país. Egmont sería apresado y en los siguientes meses ejecutado por rebelde.

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