El prodigo demográfico de la Monarquía hispánica: «Pueblos como Albaladejo nutrieron de héroes a los Tercios españoles»
Tercios españoles
'Albaladejo Siglo de Oro' organiza, los días 9, 10 y 11 de septiembre, unas jornadas de recreación histórica en las que devolverán al año 1575 a este municipio de Ciudad Real
El 'Milagro de Empel'
Allá por el siglo XVI, los pueblos eran recias columnas sobre las que se erigían los Tercios españoles. Los capitanes arribaban henchidos de orgullo a sus calles y arbolaban bandera acompañados de sargento, tambor y pífano. Al son de los instrumentos comenzaba la recluta. ... Volaban las soflamas, los 'hurras' por el monarca y la fe, y, con suerte, alguna que otra firma de enganche. Duro trabajo tenían los oficiales ya que, durante el reinado de Felipe II, se les pedía que consiguiesen unos 250 hombres por compañía. Y en un país como el nuestro, deprimido a nivel demográfico desde la década de los setenta, eso era misión imposible.
Los datos lo confirman. Según los estudios del profesor I. A. A. Thompson, el grueso de las compañías se levantaba en Castilla antes de 1580. Y, aunque la Monarquía hispánica no tardó en favorecer la recluta por todo el país, la columna vertebral de los Tercios fueron, durante décadas, los pueblos de la meseta. Es por ello que la asociación 'Albaladejo Siglo de Oro' volverá a trasformar el municipio de Albaladejo, en Ciudad Real, en una villa de 1575 los próximos días 9, 10 y 11 de septiembre. Porque, como explican varios de sus miembros a ABC, sus calles están ligadas de manera irremediable a la historia de España y a los Tercios.
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Día a día
Es el segundo año que los Tercios tomarán este municipio de un millar de habitantes, y lo harán con muchas novedades. Entre ellas, dar una visión del entramado civil que sustentaba a los soldados en la sombra. Esos héroes olvidados por no portar picas y arcabuces. «Además del tema bélico, que es importante, queremos dar a conocer la vida campesina que se hacía en estas villas», confirma a ABC José Ángel Macías, vicepresidente de la asociación. Para ello, parte de los 150 recreadores que acudirán desde toda España se dedicarán a mostrar cómo se elaboraba queso, se fabricaban zapatos o se forjaban espadas. El día a día.
«Además del tema bélico, que es importante, queremos dar a conocer la vida campesina que se hacía en estas villas»
Todo ello, con la base que otorga la investigación. Y es que, a lo largo de este año, los historiadores de la asociación han hallado un documento que ha resultado clave para el evento: un listado de hombres nacidos en Albaladejo que, en el siglo XVI, fueron destinados a un cuerpo de milicia que no se llegó a formar. «La lista, de 183 hombres, nos ha dado mucha información porque especifica las profesiones de los combatientes. Herreros, sastres, zapateros... De esta forma, hemos podido saber qué oficios se practicaban en el municipio para, después, recrearlos», explica a ABC Juan Víctor Carboneras, presidente de 'Albaladejo Siglo de Oro'.
El resto ha corrido a cargo de los recreadores. Cada uno de ellos se ha empapado, a golpe de documentos y ensayos, de cómo era cada uno de los oficios que se hacían en el pueblo. Y, el próximo septiembre, se encargarán de explicárselo a aquellos afortunados que visiten Albaladejo. Lo harán vestidos de época, con herramientas de entonces y con lenguaje del Siglo de Oro. «No queremos que sean simples maniquíes. La base será la interactuación con el público», sentencia Macías. Otra de las novedades que aportará el evento es que dará a conocer el papel de la mujer en el siglo XVI. «Eran uno de los pilares básicos de la sociedad. Hacían el trabajo clave, pero que no se veía», incide.
Recluta de los Tercios españoles
Entre las diferentes actividades que se recrearán el Albaladejo, destacará una clásica recluta del siglo XVI. Esta empezaba con el capitán llegando a los municipios con sus oficiales de confianza, arbolando bandera e intentando que los mozos del lugar, siempre de forma voluntaria, se unieran al Tercio. Antes, había recibido una 'instrucción' en la que se le consignaba un distrito. Tal y como explica el historiador Antonio Rodríguez Hernández en sus ensayos sobre el tema, «Castilla estuvo sobrecargada de reclutamiento» en principio. Los datos le avalan. En el siglo XVII, por ejemplo, se levantaba una compañía en esta región cada 20.000 vecinos, mientras que, en la Corona de Aragón, cada 40.000. Aunque eso no implica que en el resto de territorios no se llamara a las armas.
Los capitanes cantaban las bondades de la vida militar y atraían a los nuevos reclutas con el 'socorro', una cantidad de dinero que equivalía a varias soldadas y les permitía afrontar los imprevistos del viaje y los gastos de su nuevo equipo. «Cuando ya no aparecían más voluntarios en ese lugar, el capitán, sus subalternos y los mozos alistados marchaban a otro, y así sucesivamente, hasta alcanzar el número de reclutas necesario, momento en que se daba por concluido el reclutamiento», explica la historiadora Magdalena de Pazzis Pi Corrales en 'Tercios del mar'. En principio, todo este proceso no debía extenderse más allá de veinte días para no sobrecargar los gastos de los pueblos, pues era normal que los vecinos alojaran a los soldados bisoños.
Lo habitual, cuenta Carboneras, era que el pueblo recibiera a los soldados sin mayor rechazo. Con todo, hubo también algunos abusos puntuales por parte de los oficiales que turbaron la situación. Desde hospedajes demasiado extensos, hasta la obligación de entregarles comida. «Algunas veces la población se resistió. Existen informes en los que queda claro que se intentó sobornar a los capitanes para que pasaran de largo», añade el historiador. Aunque también insiste en que la Monarquía hispánica combatió de forma frontal, y con todos los medios a su alcance, la corrupción de algunos oficiales. En general, o eso recalca, el proceso «era bien recibido por las villas»; lo mismo que los combatientes, que arribaban entre vítores a pueblos «como Albaladejo, que nutrieron de héroes a los Tercios españoles».
Arte y gastronomía
Además de retratar a la sociedad del siglo XVI, el evento pretende sacar a flote el patrimonio del pueblo. «Albaladejo cuenta con un patrimonio cultural material y tangible que deja su huella en las principales calles. Nos encontraremos con la impronta de una vida rural en una villa que hunde sus raíces en la historia con discreción, pero también con profundidad», explica a ABC Miguel Ángel Díaz Brazales, miembro de la 'Plataforma Campo de Montiel, Origen del Quijote' y de la asociación 'Albaladejo Siglo de Oro'.
Díaz repasa en su cabeza y enumera desde el patrimonio más canónico –«los restos de un castillo, la Iglesia de Santiago Apóstol y los últimos restos de una característica arquitectura vernácula»–, hasta el que se suele pasar por alto. «Encontraremos este último en el recinto de las próximas jornadas de recreación: fachadas de tapial encaladas, bodegas, portones de madera, forja e incluso heráldica y pórticos de antiguas casas solariegas», sentencia. Y, por último, no quiere olvidarse del patrimonio inmaterial. «No podemos olvidar la vinculación de Albaladejo con Miguel de Cervantes y su obra insignia. Además de su literatura, su arte y la influencia que tuvo de la Orden de Santiago», completa.
Aunque no puede ser incluido como patrimonio inmaterial, Brazales recalca que uno de los mayores activos de Albaladejo no se haya en el interior de las iglesias ni encima de columnas medievales –que también–, sino en el carácter de sus gentes: «Las calles y el ambiente nos trasportarán de nuevo a una villa rural de 1575, y esto es gracias a que los vecinos han sabido comprender y aportar desde un primer momento a un proyecto pionero y único en su concepto, abriendo los brazos, y las puertas de sus casas a completos desconocidos. Esto es algo que me parece maravilloso de los albaladejeños».
Lazos de sangre
Al otro lado del teléfono, José Ángel, paisano de Albaladejo, suena animado. Tiene esa ilusión contenida del niño que aguarda la noche de reyes. «Para nosotros es algo importante. Todo el pueblo se ha unido. Sin ellos no habríamos logrado organizar este evento». A Francisco Javier Macías –sí, son familia– le sucede otro tanto. «Estamos deseando que llegue septiembre. La gente nos da la enhorabuena por haber puesto Albaladejo en el mapa, y por hacerlo de forma altruista, porque no ganamos ni un euro», desvela el tesorero del grupo. Lo suyo es otra guerra. No buscan enriquecerse, sino dar a conocer la historia local.
La prueba de que combaten por Albaladejo es que han dedicado muchos fines de semana libres a reformar una bodega de época que había sido abandonada por falta de recursos. «Pedimos que nos fuera cedida y la llevamos arreglando desde marzo. Hemos sacado sacos y sacos de escombros, la hemos acondicionado y, ahora, luce como en el Siglo de Oro», completa. El próximo septiembre, esta construcción será una de las atracciones centrales del evento. «Por un lado, permitirá a los visitantes entender cómo se vivía en la época. Por otro, nos ayudará a dar a conocer las viñas del Campo de Montiel con una cata de vinos abierta a todo el mundo», sentencia.
Este cóctel de recreación, historia, actividades y revitalización del municipio ha forjado unos lazos inseparables entre los habitantes de Albaladejo y los recreadores. «Cada uno pone su granito de arena. Unos ayudan en la transformación de la villa, otros haciendo la comida popular que se entregará a los presentes...», confirma Carboneras. Aunque lo que más enternece a 'Albaladejo Siglo de Oro' es que los vecinos les hayan abierto sus puertas para facilitar el evento. «Los 150 recreadores que vendrán se hospedarán en las casas del pueblo. Así, evitaremos que tengan que ir a dormir a 150 kilómetros», añade Fransico Javier. Ha renacido, en definitiva, el espíritu de los Tercios.
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