La opinión de un historiador británico sobre Felipe II: «Si hubiera conquistado Inglaterra, no habría podido dirigirla»
Dan Jones descorcha una nueva saga de novelas históricas sobre la Guerra de los Cien Años
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Dan Jones tiene más de estrella del 'rock' que de historiador de pipa y máquina de escribir. Chaqueta ajustada negra, pulseras... Y tatuajes, muchísimos tatuajes. «¡Mira!». Todo un 'bestseller' británico se da la vuelta en mitad de la entrevista y se señala bajo la camisa. « ... Me he cubierto la espalda, del cuello a la rabadilla, con imágenes de Alberto Durero basadas en xilografías del Apocalipsis». De repente, su sonrisa torna en un gesto de interrogación. «Creo que paso demasiado tiempo leyendo sobre la Edad Media...». Una carcajada pone la guinda a la respuesta. Aunque no le falta razón: lleva toda una vida dedicado a «conseguir que este período histórico deje de ser visto como algo aburrido».
Ha hecho méritos, no se le puede negar. 'Cruzados', 'Templarios', 'The Plantagenets'... El también presentador de televisión y 'podcaster' –porque vaya si ha hecho cosas– ha logrado transmitir la Edad Media de una forma vibrante y eléctrica en sus mil y un ensayos. Con esa premisa como faro vuelve a las librerías este febrero de la mano de 'Los perros de Essex' (Ático de los Libros); la primera de una nueva trilogía de novelas históricas en la que narra las venturas y desventuras de un grupo de mercenarios que arriba a las playas de Normandía en el siglo XIV, durante la Guerra de los Cien Años entre Inglaterra y Francia.
«Para mi debut en la ficción quería centrarme en un hecho que dominara y me fascinara», añade. Jones mueve las manos con energía mientras evoca el arranque de su novela: el desembarco de 15.000 ingleses el 12 de julio de 1346 en el norte de Francia. Todos ellos, enviados por un Eduardo III ansioso por hacer valer su derecho al trono galo. «¡Es la leche! Me recuerda a las primeras escenas de 'Salvar al soldado Ryan'; de hecho, la idea se me ocurrió mientras visitaba la playa de Omaha. La obra esconde mucha energía bélica; eso es lo que la diferencia del resto», explica mientras se agita en la silla.
Flechas, mandobles, una banda de héroes liderada por un capitán que anhela regresar a casa... 'Los perros de Essex' tiene de todo. Por esconder, esconde hasta cierta relación con España. «En la tercera entrega narraré la batalla de Winchelsea entre la armada castellana y la del rey de Inglaterra en agosto de 1350», sentencia. En sus palabras, esta contienda fue el preludio de la eterna enemistad entre británicos y rojigualdos; un tira y afloja en el que la Monarquía hispánica intentó hacerse con las islas en media docena de ocasiones. «El que más cerca estuvo de conseguirlo fue Felipe II con la Gran Armada, pero estoy convencido: de haberlo logrado, no habría podido gobernar los dos países. Ha habido muchos ejemplos en la historia: Enrique V, Napoleón, Hitler...».
El tirón de orejas a nuestro Felipe escuece, pero toca aceptarlo con gracia y continuar con más preguntas: «¿Cómo es posible que hayamos pasado de Eduardo III, que deseaba con fervor el trono francés, a una Inglaterra que ha aprobado el Brexit para alejarse del Viejo Continente?». Jones piensa un par de minutos y escoge las palabras con cautela. «Gran Bretaña ha tenido siempre una relación esquizofrénica con Europa. Es como si hubiéramos querido formar parte de ella, pero en realidad no», responde. De golpe, deja la sonrisa a un lado. «El Brexit ha sido un desastre. Se ha tomado la decisión sin conciencia histórica sobre lo que fuimos», añade. Aunque recupera su sorna juvenil a la velocidad del pestañeo: «Lo que más me molesta es rellenar formularios y pasaportes».
En todo caso, Jones prefiere alejarse de politiqueos; no quiere perder el buen humor y que el tono distendido de la entrevista torne en tensiones vacuas. Lo suyo es la historia y, ahora que se ha dado a la novela, el arte de construir un texto. «Muy pocos periodistas me preguntáis por algo que me gusta mucho contar: el proceso profundo que supone para mí la escritura», admite. Habla de cadencia, de ritmo... Para el británico, cada frase supone dar forma a una pequeña sinfonía. «De joven escuchaba mucha música. Hoy lo hago mientras escribo porque me inspira. Mi narrativa esconde ciertas influencias». «¿Cuáles?», preguntamos. Y él responde: «Principalmente del hip hop». Una buena sorpresa para terminar: el rockero resultó ser rapero.
Los perros de Essex

- Editorial Ático de los Libros
- Páginas 496
- Precio 22,95 euros
–¿Por qué la Guerra de los Cien Años?
Hasta ahora yo escribía historia y, cuando me pasé a la ficción, sabía que suponía un cambio de sujeto, de tema y de enfoque. Por eso quería centrarme en un tema que dominara. De la Guerra de los Cien Años ya había escrito en mi libro de los Plantagenet. Era un tema sobre el que tenía un dominio amplio. Eso me permitía centrarme en la ficción.
–Afirma que la primera escena de la novela surgió mientras visitaba Omaha.
Sí. La idea de la que partí fue de esta primera escena en las playas de Normandía. Cuando visité esas playas me pregunté: ¿y si pudiera hacer algo que fuera como el Día D, que tuviera esa energía, pero en la Edad Media? Fue un experimento. Luego construí los personajes y estos se desarrollaron solos. Después ya solo me quedó explorar este nuevo universo.
–No parece que la saga vaya a tener un carácter muy español...
¿Cómo que no? El tercer libro tendrá un carácter muy español con la batalla de Winchelsea. En ella los castellanos lucharon de parte de los franceses contra los ingleses. Aunque había una tregua entre ambos territorios, la piratería anglosajona del Canal de la Mancha hizo saltar todo por los aires. En agosto de 1350, después de la Peste Negra, el rey de Inglaterra y del Príncipe Negro lideraron una pequeña flota contra la gran marina castellana. Fue una batalla espectacular, dramática, que generó grandes daños a ambos bandos. Este será el clímax de la saga.
–¿Habrá un personaje español o castellano en ese libro?
No lo sé todavía. En diez días, cuando me siente en mi escritorio, podré responder. Tengo ya muchos pensamientos, muchas notas... Pero no lo sabré hasta que empiece a escribir. He descubierto que la diferencia entre la ficción y la no ficción es inmensa. Cuando haces ensayo tienes un plan y te ajustas a él. Con la novela el resultado se parece poco al plan inicial. Sé que habrá un componente castellano importante. El quién lo representará es otra historia.
–¿Le gusta la comparación con 'Salvar al soldado Ryan'?
Desde luego. Cuando era niño, pensaba que la Edad Media era aburrida. Por eso siempre he intentado demostrar lo contrario. En realidad es muy emocionante. Me he propuesto demostrarlo. Por eso, la analogía con 'Salvar al Soldado Ryan' me encanta. Más, cuando tuve la idea mientras estaba en las playas de Normandía. Busco transmitir esa energía de un moderno 'filme' bélico, que podamos empatizar con los personajes. Y, si se hace esta comparación, es que lo he logrado.

–Sus personajes son soldados casi anónimos. ¿Huye su novela de los grandes personajes históricos?
Sus preocupaciones son las de la gente común. Al final lo que quieren es llegar al día de mañana, sobrevivir. Quiero sacar a mis personajes del contexto histórico. Ellos viven en la historia, pero no les preocupa la historia en sí. Su finalidad es mucho más terrenal.
–¿Veremos a Juana de Arco en su saga?
Claro. Será uno de los grandes personajes del segundo libro. Es lo bueno de escribir una trilogía: tienes posibilidad de explorar el universo y ahondar en diferentes personajes.
–En serio... ¿Felipe II no habría podido dominar las islas británicas?
Bueno, es verdad que había estado casado con María Estuardo... pero eso es algo distinto. Habría pasado algo similar a lo que le sucedió a Enrique V con Francia: no habría podido gobernar ambos territorios. Últimamente, con el libro, me he planteado preguntas sobre la historia de las naciones europeas. ¿Hasta dónde se puede extender un país para que se pueda gobernar?, ¿cuál debe ser su tamaño máximo? Es una incógnita, pero sí que sabemos que hubo muchos que lo intentaron, y fallaron.
–Su obra parece coral, no termina de centrarse en un único personaje.
Busco expresar la experiencia de la gente común en la guerra. Lo normal es que, cuando un autor escribe, se enfoca en un personaje. Este protagonista tiene una capacidad de influencia y de acción inmensas sobre la historia; es alguien que agarra los acontecimientos por el cuello, los zarandea y los hace suyos. Esta es una perspectiva poco creíble. La realidad es que las personas comunes no tienen capacidad de influencia. La Guerra de los Cien Años estuvo plagada de pequeñas compañías de hombres que lucharon de forma anónima.
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