Destruyendo los mitos del Ejército ruso: «Putin no puede ya ganar en Ucrania, pero puede evitar una derrota»
Mark Galeotti publica con Desperta Ferro Ediciones en España 'Las guerras de Putin', donde analiza cómo el político ruso ha remodelado su país a través de intervenciones militares
Guerra Ucrania - Rusia, última hora en directo

Vladímir Putin empezó su historia como gobernante de Rusia en una guerra y promete, si no terminarla, pasar a su epílogo con otra. Boris Yeltsin prometió a finales del siglo XX que Rusia tomaría la capital chechena en diez días. Luego, dijo que necesitaría ... un mes… Cuando este plazo tampoco se cumplió, Yeltsin anunció su renuncia, dejando la presidencia en manos de un antiguo agente de la KGB llamado Putin, que descartó marcarse una fecha: estaría allí hasta que ganara la guerra.
De Chechenia a Ucrania ha llovido una barbaridad para el antiguo agente de la KGB, pero tanto entonces como ahora las virtudes y defectos de un hombre con apenas conocimientos tácticos marcan el ritmo de los disparos. Mark Galeotti, director de la consultora Mayak Intelligence, se ha alzado en estos años como uno de los mayores expertos en la Rusia contemporánea. Ahora publica con Desperta Ferro Ediciones en España 'Las guerras de Putin', donde analiza cómo el político ruso ha remodelado su país a través de intervenciones militares y ha contribuido a que se tuviera a sus fuerzas armadas como 'el segundo ejército del mundo'. Una idea que nueve meses de lucha real han contribuido a desmentir.
–¿La guerra de Ucrania será la última guerra de Putin?
–Desde luego que sí. No es solo porque esta guerra haya destrozado a su ejército: un ejército que tardó 20 años en construirse ha sido destrozado en nueve meses de lucha. Aunque Putin intente reconstruir su ejército tras un posible acuerdo de paz en el futuro, tardará años, quizá incluso una década, en volver a estar como en febrero de 2022. En ese tiempo, las fuerzas militares habrán avanzado. En el mejor de los casos, habrá construido un ejército de la época de 2020, pero se enfrentará a antagonistas armados y equipados para la década de 2030. Pero no se trata sólo del estado de su ejército. Dudo mucho que Putin pueda sobrevivir a la inevitable derrota en Ucrania con su posición intacta. Puede que siga en el Kremlin, pero su autoridad habrá recibido un golpe decisivo. De un modo u otro, no tendrá el capital político necesario para pensar en futuras aventuras militares.
–¿Crees que Putin todavía puede ganar esta guerra?
–Sinceramente, no creo que ya pueda ganar. Sin embargo, creo que puede evitar una derrota. Su estrategia actual parece basarse en intentar alargar el conflicto. Ha retirado sus fuerzas de Kherson, para establecer una línea de frente más defendible. Ha lanzado a la batalla a decenas de miles de reservistas movilizados como carne de cañón, con la esperanza de que, aunque mueran por miles, puedan frenar a los ucranianos. Mientras tanto, otros 150.000 reservistas movilizados están recibiendo una formación y un equipamiento básicos, con la esperanza de que puedan ser desplegados como nuevas unidades en primavera. No se trata de una fuerza que pueda lanzar grandes ofensivas militares, pero puede ser capaz de impedir que los ucranianos recuperen mucho terreno. El objetivo, combinado con los actuales ataques terroristas contra la infraestructura nacional de Ucrania, es dejar claro tanto a Kiev como a Occidente que esta guerra continuará, y que Putin y Rusia tienen estómago para ello.
–¿Qué necesita para conseguir su plan?
–No es, probablemente, que Putin anticipe una rendición ucraniana, o incluso un acuerdo de paz voluntario. Es, más bien, que ha identificado que nosotros en Occidente somos el eslabón débil. Si perdemos el interés en Ucrania, si perdemos la voluntad de seguir prestando apoyo financiero, humanitario y militar, entonces será mucho más difícil para los ucranianos continuar su lucha. Putin espera poder durar más que nosotros. Si esto sucede, entonces puede ser capaz de forzar algún tipo de acuerdo negativo a Kiev, pero será el tipo de acuerdo que evite una derrota rusa, en lugar del tipo de triunfo que tenía en mente en febrero.

–En guerras anteriores, ¿ha demostrado Putin alguna habilidad como comandante militar?
–No, en absoluto. Debemos recordar que se trata de un hombre sin apenas experiencia militar. Puede que le gusten las oportunidades de fotografiarse en un tanque o volando un avión, pero hizo el entrenamiento más básico de oficial de reserva cuando estaba en la universidad en los años 70 y nada más desde entonces. Lo que había demostrado hasta ahora era su capacidad para elegir una pelea fácil. Ganó la guerra civil de Chechenia, aunque quizás a un coste mayor del previsto. Su guerra de cinco días contra Georgia, su anexión de Crimea, su limitado despliegue militar en Siria: todas estas operaciones fueron esencialmente limitadas, todas eran guerras que Rusia sabía que debía poder ganar.
–¿Tiene instinto como militar?
–Sin embargo, no parece tener el tipo de comprensión de las realidades de la guerra moderna que exige su aventurerismo militar. Existe el viejo adagio de que los aficionados estudian la táctica y los profesionales la logística. Pues bien, Putin ni siquiera estudió táctica. Su intento de apoderarse de Ucrania se basó en el tipo de táctica que adoptaría un espía, más que un general. Fue un autoengaño verdaderamente catastrófico. Putin parece haber creído realmente que sería otra victoria fácil, una operación de dos semanas que dejaría a Ucrania en manos de un gobierno títere dominado por Moscú. En esto se equivocó claramente de forma desastrosa.
«Si Rusia cree realmente que la OTAN quiere destruirla, el peligro es que recurra a armas nucleares más potentes»
–Los comandantes estadounidenses dijeron que si Rusia utiliza armas nucleares, la OTAN respondería con un ataque convencional. ¿Puede la OTAN destruir 'fácilmente' el ejército ruso?
–Supongo que depende de lo que se entienda por destruir el ejército ruso. ¿Puede lanzar un ataque convencional demoledor contra las capacidades rusas en el oeste del país? Sí, ciertamente puede. Sin embargo, habrá límites a lo que la OTAN haría en tales circunstancias para tratar de minimizar el riesgo de desencadenar una nueva escalada. Si Rusia cree realmente que la OTAN quiere destruirla, el peligro es que recurra a armas nucleares más potentes. Por eso cualquier ataque de la OTAN se calibraría con mucho cuidado para causar el suficiente daño a los rusos como para dejar claro que este tipo de comportamiento es totalmente inaceptable, pero sin que parezca el preludio de un intento total de destruir la federación rusa.
–Teníamos la idea de que Rusia tenía 'el segundo mayor ejército del mundo'. ¿Esta idea fue creada por la propaganda?
–Bueno, es cierto que había mucha propaganda sobre el ejército ruso, pero en muchos sentidos esto era más un problema para Moscú que para nosotros. Después de todo, sobre el papel, los rusos tenían el segundo mayor ejército del mundo en tiempos de paz. Sin embargo, merece la pena insistir en la palabra tiempo de paz. Acabaron luchando contra una Ucrania totalmente movilizada, lo que significa que no tenían el tipo de ventaja numérica que cabría esperar. Uno de los muchos errores de Putin fue no movilizar sus propias reservas antes o en las primeras fases de la guerra, como habrían querido sus generales.
También hay que reconocer que el ministro de Defensa, Sergei Shoygu, es una especie de maestro de las relaciones públicas. Hizo un muy buen trabajo convenciendo a los soldados rusos de que formaban parte de una fuerza militar poderosa y eficaz, que era su trabajo. Sin embargo, está claro que hasta cierto punto se creyó su propio bombo y, lo que es más, Putin ciertamente lo hizo. El ejército ruso parece muy impresionante marchando por la Plaza Roja, pero, como hemos visto, sigue estando sujeto a todo tipo de vulnerabilidades ocultas, desde la falta de iniciativa de sus oficiales, pasando por una cultura tóxica de indisciplina e intimidación, hasta el tipo de corrupción que hizo que los camiones rusos fueran equipados con neumáticos chinos baratos en lugar de las versiones de alta resistencia para todo tipo de clima que necesitaban para manejar el terreno ucraniano.
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–Se han visto pocos puntos fuertes de estas fuerzas…
–Tenemos que reconocer que el ejército ruso tiene, y hasta cierto punto sigue teniendo, algunos puntos fuertes formidables. Si la invasión hubiera seguido la doctrina militar rusa, si los generales, en lugar de los espías, hubieran tenido la última palabra, si hubiera seguido la forma en que los militares rusos se entrenan, se arman y se equipan para luchar, entonces las cosas podrían haber sido bastante diferentes. Después de todo, hay una razón por la que los mismos analistas militares estadounidenses de Washington que estaban convencidos de que se iba a producir una invasión, también estaban convencidos de que los rusos habrían ganado esencialmente en dos semanas. A menudo es un error tomar los puntos fuertes de Rusia al pie de la letra, pero es un error aún más peligroso descartar a Rusia.
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