La infundada acusación de franquista contra Juan de la Cierva, el pionero español de la aviación
De la Cierva era hombre de ideas monárquicas y anglófilas, lo cual no le impidió colaborar y vender sus aparatos a la Segunda República

Juan de la Cierva, ingeniero de caminos, canales y puertos e inventor del girocóptero, iba a dar nombre al nuevo Aeropuerto de Corvera hasta que se cruzó en su vuelo cuestiones de mala memoria histórica. El Ministerio de Transportes comunicó hace unos días ... a la Consejería de Fomento que la denominación de las instalaciones no es viable al ser incompatible con la ley de Memoria Histórica .
La decisión ministerial se basa en un informe histórico, aportado por Ángel Viñas, que coloca al inventor entre los participantes del golpe de Estado de 1936. En concreto, uno de los puntos le acusa de formar parte desde Londres, donde estaba afincado, de «un pequeño grupo de conspiradores monárquicos, británicos y españoles, contra la República, que tuvo gran influencia entre los círculos de derecha». Además, el texto sostiene que Juan de la Cierva fue «uno de los agentes de Mola para obtener armamento sorteando los escollos de la política franco-británica de no intervención».
El informe con las 9 "elementos a considerar sobre Juan de la Cierva" que aporta Ángel Viñas, y sobre los que se basa la decisión de la S. de E. de Memoria Democrática de impedir que dé nombre al aeropuerto de Murcia-Corvera, es un puñado de conjeturas sin base.
— Roberto Villa García (@RobertoVillaGc) June 5, 2021
Abro hilo ⬇️ pic.twitter.com/1NEfOeMH2H
Roberto Villa García , profesor de la Universidad Juan Carlos I y autor de libros como ‘1936. Fraude y violencia en las elecciones del Frente Popular’ y ‘1917. El Estado catalán y el soviet español’, ha calificado en un hilo de Twitter los argumentos del informe como «un puñado de conjeturas sin base». «Juan de la Cierva nunca perteneció a ninguna red de conspiradores, ni puede conspirar quien no tiene medios de hacerlo. Era monárquico, sí. Y conservador, sí. ¿Todos los monárquicos y conservadores fueron desde 1931 conspiradores? ¿Lo fueron todos los republicanos antes de 1931?», se pregunta el historiador.
Conspirar contra la República y criticar a la República no son la misma cosa, como así da a endender el informe de Ángel Viñas. «Los republicanos se pasaron la vida conspirando contra la Monarquía. Si nos ponemos en esos términos con todos los personajes destacados de los años 30, incluidos los de izquierda, nos quedaríamos sin nombres de aeropuertos y de calles. Nadie cuestiona a Unamuno o a Blasco Ibañez, aunque se pasaron años y años difamando al Rey», ejemplifica Villa García, quien además destaca que a De la Cierva se le están imputando hechos que no entran dentro de la Ley de Memoria Histórica, la cual afecta solo a «quienes participaron en la sublevación militar pero no en la conspiración previa».
«Era monárquico, sí. Y conservador, sí. ¿Todos los monárquicos y conservadores fueron desde 1931 conspiradores?»
De la Cierva era hombre de ideas monárquicas y anglófilas, lo cual no le impidió colaborar y vender durante años sus aparatos a la Segunda República. Nunca tuvo contacto con Franco y murió a los pocos de meses de estallar la Guerra Civil , que le sorprendió fuera de España. A falta de pruebas documentales, su único papel demostrado en el golpe del 36 fue hacer las veces de asesor, como experto internacional, para el alquiler del avión el «Dragon Rapide» , que habría de llevar a Franco desde Canarias hasta Tetuán para tomar el control de las tropas del norte de África.
«El problema fundamental es que aquí no ha habido un procedimiento contradictorio, ni un debate entre distintos historiadores con acceso a las fuentes que señala Viñas. El Ministerio ha escogido a un historiador afín y ha resuelto como quería desde el principio para cubrir responsabilidades políticas. El informe es muy poco preciso y no cita las pruebas documentales como tal», explica Villa García.
El historiador granadino defiende que, dado que no se trata de un debate historiográfico, donde se pueden aventurar teorías sin base documental, sino de «un juicio político», el ministerio y el experto que respalda la decisión están obligados a presentar pruebas que justifiquen la expulsión del espacio público de «uno de los mayores científicos de nuestra historia».
El sueño de volar
Nacido en Murcia en 1895, Juan de la Cierva procedía de una familia acomodada como hijo del ministro del Rey Alfonso XIII Juan de la Cierva y Peñafiel. No obstante, desde pequeño su vocación estuvo centrada en la ingeniería y en seguir los pasos de su abuelo materno, el destacado ingeniero de montes Ricardo Codorníu . Este abuelo prendió la curiosidad de Ícaro en el joven al explicarle por qué volaban los aeroplanos. Cuenta su hija Ana María, gran divulgadora de la obra de su padre, que desde pequeño se dedicaba a lanzar en el parque del Retiro de Madrid aparatos que él mismo construía y que irremediablemente se estrellaban contra el suelo: «Su vida y su meta eran crear un vuelo lo más seguro posible ».
Juanito, como así se le llamaba su familia, pasó su infancia entre Murcia y Madrid. Era un estudiante excepcional y un voraz lector de cuantos libros de inventos y de inventores caían en sus manos. De adolescente, compartió sus inquietudes científicas con su hermano Ricardo y dos amigos, los hermanos Barcala y Tomás de Martín-Barbadillo, que mataban el tiempo hablando de los avances de la aviación europea y construyendo sus propios modelos de avión, «valiéndose de papel, ligeras varillas y unas gomas retorcidas que sirven de hélices», como explica al detalle Adolfo Roldán Villén en la entrada que le dedicada a este inventor en el Diccionario Biográfico de la Real Academia de Historia .

Coincidiendo con la llegada en 1910 de la aviación a España, Juan de la Cierva, los hermanos Barcala y un nuevo amigo, Pablo Díaz, se pasaron a la construcción casi profesional de planeadores, con los que los jóvenes realizaron numerosas pruebas. Antes de ingresar en la Escuela de Ingeniería , Juanito y sus amigos diseñaron y fabricaron el BCD1 («El cangrejo»), el primer aeroplano español que voló durante un periodo largo de tiempo. No en vano, el trimotor terminó destrozado en un vuelo, y las familias de los muchachos cerraron el grifo a nuevos proyectos .
Aunque finalizó la carrera de ingeniero de Caminos , Juan de la Cierva nunca ejerció en este campo, del mismo modo que fue elegido diputado a Cortes por deseo de su padre, pero no mostró ningún entusiasmo por el mundo político. Lo que verdaderamente le apasionaba, aparte de su novia María Luisa Gómez-Acebo Varona , con la que se casó a finales de 1919, era hallar una solución a los problemas que habían llevado a su aeroplano al fracaso por la «pérdida de sustentación de las alas». Fue evitando depender de las alas como se le ocurrió la idea de un aparato que empleara la autorotación: un nuevo tipo de máquina voladora que bautizó como «autogiro». «Buscaba aparatos más seguros, salvar vidas con el ala rotatoria. Salvarlas, no quitar vidas como dicen los que le llaman franquista», apuntó su bisnieta Laura de la Cierva en una entrevista a ABC en 2019.
«A las dieciséis y dieciséis apareció en el horizonte el aparato. Se veía girar su hélice con precisión»
Hacia octubre de 1920, finalizó la construcción del primer autogiro, el C1, con dos rotores superpuestos que giraban en direcciones opuestas, inspirado en el concepto de las faldas de una bailarina cuando gira, lo que resultó un modelo fallido . Como también lo fue el C3, con rotor de tres palas, que le ocurrió lo peor que le puede pasar a un avión o a un pájaro: no consiguió elevar el vuelo. Dos años después naufragó igualmente con el modelo C2.
No fue hasta su cuarto modelo, el C4, cuando logró un vuelo de más de tres minutos, a una altura superior a los veinticinco metros. El siguiente modelo, el C6, exhibió ante el Rey Alfonso XIII todo el potencial de los autogiros, hasta el punto de que en 1926 un grupo de financieros británicos ofrecieron ayuda al murciano. La empresa The Cierva Autogiro Company LTD , con sede en Londres, permitió a De la Cierva construir y mejorar sus modelos con vistas internacionales.
A través de esta compañía empezó a suministrar aparatos por todo el mundo y se convirtió en un pionero de la aviación. A partir del año 1928, se lanzó a pilotar sus propios autogiros y a presentarlos ante multitudes. En su aterrizaje en EE.UU. se dio el lujo de llegar a los mandos de su autogiro al jardín de la Casa Blanca, donde fue agasajado por el presidente H. C. Hoover.
El 18 de septiembre de 1928 se hizo mundialmente famoso tras conseguir atravesar el Canal de la Mancha por primera vez con su ingenio. Contó al respecto el diario ABC:
«A las dieciséis y dieciséis apareció en el horizonte el aparato. Se veía girar su hélice con precisión. El autogiro dio una gran vuelta por encima del aeródromo, pasando a gran velocidad. Después subió un poco y, a 150 metros de altura, paró el motor. Entonces el aparato comenzó a descender verticalmente , deteniéndose unos momentos en el descenso para reemprenderlo instantes después. Y suavemente, sin ningún incidente, el autogiro se posó en tierra».
El «franquista» que no conoció a Franco
De la Cierva realizó también numerosas exhibiciones y visitas por ciudades españolas, pero no logró encontrar financiación para una empresa de autogiro con sede en la Península, ni para que sus aparatos se comercializaran de forma masiva en este territorio. Mientras presentaba más innovaciones a sus modelos y trataba de que su invento calara en su país de cuna, la Federación Aeronáutica Internacional le premió con la Gran Medalla en el año 1932 . Uno de los muchos reconocimientos que recibió en su corta vida.
Pocos meses después de cumplir 41 años, el genio de la aviación internacional falleció el 9 de diciembre de 1936 en un accidente aéreo en el aeropuerto de Croydon . El avión holandés en el que viajaba chocó con el tejado de una casa vacía y se estrelló durante el despegue, lo que originó una explosión letal para todos los ocupantes del avión, excepto la azafata. Juan de la Cierva fue enterrado en una capilla católica de Inglaterra, hasta que en 1946 sus restos fueron trasladados a España.

Desde el extranjero vivió con preocupación los primeros meses de la Guerra Civil, así como el devenir de sus familiares. Sin ir más lejos, su hermano Ricardo de la Cierva y Codorníu, abogado y miembro del partido de Gil Robles , sería asesinado en Paracuellos de Jarama tras haber sido capturado por fuerzas republicanas. En cualquier caso, el papel del inventor murciano en el golpe de julio de 1936, lo que le ha valido la designación de franquista, se limitó a mediar en la contratación desde Londres del avión Havilland Dragon Rapide, que trasladó al general Franco desde Canarias a Marruecos. «No era franquista y nunca le interesó la política. Se dedicaba a construir autogiros, muchos para la República. En 1936, simplemente se le pidió su opinión como experto», sostiene Laura de la Cierva .
Obviamente, el avión se hubiera contratado con o sin la intervención del murciano, del mismo modo que el golpe se hubiera producido con o sin la presencia en Marruecos de Franco , quien hasta el último momento dudó en entrar en la conspiración. No consta de forma documental, en cualquier caso, que el inventor supiera con qué fin se iba a usar el aparato o que tuviera interés alguno en la situación política en España, como así recuerdan fuentes de la familia.
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