Este es el territorio secreto que España poseyó en Vietnam hasta bien entrado el siglo XX
Tras participar en la conquista de aquella región junto con Francia, entre 1858 y 1862, la Reina Isabel II recibió una indemnización económica, algunos derechos comerciales y un terreno de 4.000 metros cuadrados en Saigón que nos perteneció hasta 1922
Israel Viana
En 1858, España se lanzó a la conquista de Annam, franja actual de la costa central de Vietnam, junto al Ejército de Napoleón III. La decisión fue tomada por el Gobierno español después de que el obispo español José María Díaz, vicario apostólico de la ... región de Tonkin, fuera «bárbaramente inmolado durante una persecución anticristiana y antieuropea desencadenada por los anamitas el 20 de julio de 1857», según explicaba ABC en un reportaje publicado casi un siglo después .
La campaña militar se prolongó durante cuatro años, con el objetivo no solo de ampliar su influencia en el territorio, sino para vengar también a «los más de 10.000 cristianos, blancos y asiáticos que habían sido asesinados por orden del emperador Tu Duc , el principal gobernante de Annam, un año antes». Aunque la mayoría de los españoles se hayan olvidado ya, gracias a esa aventura España poseyó varios territorios en aquella lejana región hasta bien entrado el siglo XX. Fue su dueño casi en secreto, sin que nadie en la escena política nacional e internacional prestara atención a ello a medida que pasaban los años.
La operación de conquista, sin emabargo, no trajo la gloria ni el reconocimiento a ninguno de los soldados de la Península Ibérica que participaron en ella. Al contrario, su victoria cayó en el olvido a pesar de la supuesta importancia de la misión, que no era otra que poner fin a la carnicería de religiosos, los cuales habían sido ejecutados con el pretexto de que estaban metiendo las narices en la agitada política nativa.
Como explica Alfonso Ojeda en su obra 'España y Vietnam: Una historia común' (Catarata, 2017), la historia del cristianismo en Vietnam se ha escrito con letras de sangre. Las continuas persecuciones, prohibiciones, destrucciones de iglesias y expulsiones rememoran a la Antigua Roma. «El catolicismo no llegó a Vietnam para llenar un vacío religioso, sino para reemplazar los valores morales y espirituales ya existentes, pero los poderes públicos locales criticaron la 'doctrina heterodoxa' por temor a que su influencia pudiera representar un contrapoder al sistema político local», apunta el autor.
Guerra, a pesar de la crisis
La propuesta de Napoleón III a la Reina Isabel II de llevar a cabo una expedición de castigo llegó pocos días después del asesinato del misionero español. Leopoldo O'Donnell, presidente del Consejo de Ministros, fue quien tomó la decisión de intervenor. España tenía que dejar claro que no se podía acabar con la vida de los hombres que predicaban la fe católica sin que hubiese represalias.
La decisión era una temeridad por cuestiones económicas. Las arcas de Estado se encontraban en una situación muy precaria debido a las guerras carlistas y al alto coste que conllevaba mentener el Imperio, principalmente, por la dificultad de mantener el control de Filipinas, por la codicia de los piratas y por los incipientes movimientos independentistas de Cuba. España tenía muchos frentes abiertos como para enfrentarse a uno más, pero aceptó el reto.
La expedición la formaban 2.500 soldados franceses y 500 españoles. Así recordó ABC los primeros movimientos de los conquistadores:
« Las operaciones militares tuvieron éxito con relativa facilidad. Primero desembarcaron en la bahía de Turana, cerca de Hue, el 31 de agosto de 1958. Aquel era el escenario de las matanzas de cristianos. Toda esa región fue bombardeada y tomada a punta de bayoneta rápidamente. Viejos grabados isabelinos nos lo recuerdan con nostalgia agridulce. Los españoles, que constituían el principal contingente de tierra, estaban situados en la vanguardia y las eternas virtudes castrenses de la raza tuvieron ocasión para probar su reciedumbre y su espíritu de sacrificio ».
Conchinchina
Poco después, una flotilla de tierra formada por 800 soldados de tierra, la mitad de ellos españoles, se embarcaron con rumbo al sur de Conchinchina. La segunda fase de la campaña se inicio el 10 de febrero de 1858 con el bombardeo de Vung Tau y de una serie de fortalezas que daban entrada por vía fluvial a Saigón, el verdadero objetivo. Cuando se hicieron con esta otra ciudad, dejaron en ella 900 hombres (800 franceses y 100 españoles) para mantener el control. El valor demostrado por estas tropas fue subrayado en numerosos periódicos de la época, que se hicieron eco del cuantioso botín obtenido tras la batalla: navíos, piezas de artillería, fusiles, pólvora, arroz en abundancia y un tesoro compuesto de barras de plata.
En marzo de 1860, cuando mejor iban las cosas, el alto mando francés ordenó a sus soldados evacuar la bahía de Turana y marcharse a China. Los españoles de esa zona regresaron a Manila. El ejército amanita pensó entonces que los invasores no eran tan invencibles como creían e iniciaron sobre Saigón una serie de ataques. La situación fue crítica, pero las escasas fuerzas hispanofrancesas que se quedaron en dicha ciudad la defendieron con heroísmo.
En febrero de 1861, el envalentonado ejército vietnamita al mando del general Nguyen Tri Phuong no se dio por vencido y continuó asediando Saigón durante un tiempo, pero el puñado de pocos españoles y las tropas francesas defendieron la posición con uñas y dientes. El imperio de Annam desistió y perdió definitivamente aquel importante enclave, así como otros muchos territorios.
Al finalizar la campaña militar de China, los franceses regresaron de nuevo para reforzar el frente de Vietnam con 3.000 hombre muy bien equipados y una flota con 70 buques de guerra. La batalla se decantó rápido del lado de los aliados europeos, que fueron haciéndose con el control de otras áreas importantes, incluida la zona meridional del país conocida como Cochinchina, en marzo de 1862.
El fin de la guerra
La firma del tratado de paz entre Francia y el Rey de Annam se produjo finalmente el 5 de junio de 1862. Según Juan Francisco Fuentes en 'El fin del Antiguo Régimen (1808-1868)' (Síntesis, 2007). El Gobierno de París penetró en Indochina tras la concesión de tres provincias. El Gobierno de Isabel II, por su parte, recibió una indemnización económica, algunos derechos comerciales y un terreno de 4.000 metros cuadrados en Saigón: el actual parque Bach Tung Diep .
Se trata de una zona muy visitada por los turistas que viajan a Vietnam y que casi nadie supo jamás en España que les pertenecía. Así lo revelaba a EFE, en 2015, el historiador británico Tim Doling, autor del libro 'Exploring Ho Chi Minh City' (Explorando Ciudad Ho Chi Minh): «Me sorprendió el dato, pero no hay dudas porque lo encontré en dos fuentes históricas diferentes. Era solo un terreno abandonado en el centro de la ciudad y los franceses lo convirtieron en un jardín público cuando lo recuperaron».
Situado frente a un museo dedicado a la historia de la ciudad, a pocos metros de edificios emblemáticos como la Ópera, el Hotel Continental o el mercado de Ben Thanh, se trata de un lugar habitual de tránsito para los turistas. Hasta que fue devuelta a Francia en 1922, fue una posesión española más que pasó desapercibida, incluso, para los españoles. De hecho, en el parque actualmente no hay ninguna indicación sobre su pasado hispano ni sobre las razones por las que fue reintegrado.
El historiador británico apuntaba a la falta de interés de los gobiernos desde la Restauración Borbónica. «España no lo mantuvo en buen estado y Francia lo recuperó para convertirlo en un jardín público. Luego, las autoridades españolas no designaron a nadie para administrarlo, así que supongo que no les interesaba», comentaba.
Tan solo pequeño cementerio franco-español del siglo XIX cerca de Danang, en el que están enterrados decenas de soldados de ambos países, recuerda a los héroes de aquella guerra. Pero sus tumbas son poco a poco engullidas por la creciente industria de los alrededores. En uno de sus rincones comidos por la maleza se pueden encontrar hoy las tumbas de los 32 militares españoles fallecidos en la conquista de Vietnam.
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