Pese a lo macabro de la historia y la sorpresa que ha puesto, no es el único caso de españoles que han sido acusados de crímenes en el país asiático.
Muy conocido es el del catalán Artur Segarra, quien cumple cadena perpetua en Bangkok tras ser condenado por el asesinato también de un hombre -compatriota en este caso- en 2016. Un caso mediático en que además el preso logró esquivar la pena de muerte al conseguir el perdón del Rey de Tailandia.
Sin embargo, Segarra -y ahora Sancho- no son los únicos españoles que están denidos en el país asiático.
Un joven problemático
El otro preso español es Carlos Alcañiz, un joven natural de Tarrasa, de ahora 36 años, que en 2015 decidió cambiar su tierra por Tailandia y se instaló precisamente en Koh Phangan, la isla en la que Sancho ha cometido presuntamente el asesinato de Arrieta.
Alcañiz tenía un pasado problemático, no en vano, en 2005, con 18 años, se libró de entrar en la cárcel por la muerte de un anciano en su Tarrasa natal al que atropelló y se dio a la fuga, negando así el auxilio obligatorio.
Diez años después, su vida se desarrollaba entre playas paradisiacas, palmeras, y una obsesión: ayudar a la gente.
Al menos eso es lo que anunciaba en su propio perfil de Facebook cuando creó 'Los Elegidos', un grupo de desplazados a Tailandia que tenía el propósito de prestar medios de vida a los más necesitados.
En ese contexto, este 'elegido' que se consideraba un enviado de Dios para prestar su ayuda a los desfavorecidos y «salvar al mundo» acabó con la vida de su amigo chileno René Patricio Guzmán en mayo de 2020.
Según la familia de Alcañiz, el suceso se debió al «desequilibrio mental» que sufría el hombre tal y como relataron a El Español, diario que también sacó a la luz las posibles relaciones de Alcañiz con el narcotráfico y de las que sospechaba su entorno.
Fue detenido tras ser identificado por testigos en una operación policial que dejó helados a todos los que la vivieron: «Puedo decir algo para la gente?», preguntaba en el momento de la detención, mirando a cámara.
Alcañiz permanece desde 2020 en la prisión de Samui, donde ha sido llevado Sancho. Un centro penitenciario que, al encontrarse en una isla, no sufre la masificación de otras cárceles tailandesas pero cuyas condiciones no son desde luego para una estancia vacacional.
Los habitantes de Phangan a buen seguro han revivido en estos días sus pesadillas con el presunto crimen de Sancho, en la misma isla paradisiaca donde hace tres años otro español escribió una nueva página en la crónica negra.
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