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Omar Montes: «Las cosas me irían mejor si me codeara con la jet set»

El artista acaba de publicar su biografía ‘Mi vida mártir’ en la que reconoce haber sufrido bullying y robado muchas veces por necesidad

Omar Montes
Pilar Vidal

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Nos citamos en un bar de enfrente de su casa en Pan Bendito, un barrio humilde de Madrid donde ha vivido prácticamente toda la vida. Omar Montes llega cansado después de cinco horas de grabación en ‘La Voz’, donde ejerce de asesor del maestro ... José Mercé . Lleva puesto un conjunto pijamero verde de Grimey, una marca urbana de la que es fan y anillos de oro en todos los dedos. Me reconoce que le gusta «frontear, siempre me había imaginado así guapo vestido y con mucho oro». El 6 de octubre sale a la venta ‘Mi vida mártir’ (HarperCollins) su desgarradora biografía - los 33 años que tiene de vida- en la que se abre en canal para contar su desgarrador pasado. Me cuesta creer que siendo ahora tan famoso no tuviese ningún amigo hasta los 16 años y que de pequeño no le invitasen a ningún cumpleaños. «Ahora hay más educación y más información. La cultura te hace ser libre. Lo del racismo está muy castigado y los niños saben que esta feo meterse con un niño por ser gitano o moro, pero antiguamente eso se llevaba. Mi padre era árabe y yo era el moro. Y el que diga que no, no va de cara». Noto dolor en su mirada al recordar las palizas que le daban de pequeño. Hoy en día eso sería bullying ¿no? «Yo tenía todas las papeletas porque era moro, gordo y orejón. Y me pegaban en el colegio y sobre todo en Gredos donde veraneaba. Ahí los niños eran muy brutos. Me daban la muerte», recuerda. Omar se refugiaba en su casa donde jugaba solo y no podía dejar de comer. «Era lo que llaman un niño rata». Dejó los estudios a pesar de que se le daba muy bien «hice el Bachiller de Letras y estudié el primer curso de TAFAD (Técnico superior de Actividades Físicas y Deportivas) pero aprobaba solo natación, socorrismo, bádminton… lo que me interesaba, pero luego estaban las asignaturas teóricas y yo no lo veía y por eso lo dejé». Y llegó a odiar tanto a la gente que pensó alguna vez en quitarse la vida . «Lo pensé, pero encontré el boxeo. Empecé a tener más amigos, me cambió la vida, adelgacé, mi entrenador (Manolito del Río) me daba muchas charlas, me sacó del bucle mental que yo tenía de verlo todo mal y empecé a sacar la cabeza». Fue campeón de full contact de España y de Europa (título que le robaron según él). Hoy sigue practicándolo porque concibe el boxeo como una manera de ser y de vivir.

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