Manuel Martos, víctima de una serpiente de verano tras su separación de Amelia Bono

Desde entonces, los mentideros hierven. Se cuecen a fuego lento informaciones que son más bien rumores e insinuaciones burdas sin fundamento que buscan enturbiar la buena relación que Amelia y Manuel mantienen en la actualidad. El hijo de Raphael es, además, víctima muda de una serpiente de verano que se escribe muy a su pesar y que resulta rancia y degradante. Especulaciones de otros tiempos que no solo son inciertas sino que despiertan profundo malestar.

Manuel y Amelia riegan su amor familiar ajenos a aquellas lenguas de vecindona a las que cantaba Juana Reina . No dan cuartos al pregonero y afrontan con envidiable armonía su nueva situación, conviviendo en la misma casa familiar y con innumerables proyectos en común. Todo un ejemplo.